LIMA - PERÚ JUEVES 12 DE MAYO DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE SANTIAGO
Santiago 1:9-15.
"El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación; pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como flor de la hierba. Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas. Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman. Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte".
*** (Vs.9-11) Santiago pasa aquí a mencionar el plano paradójico de la vida observada en lo natural, pues nos indica que los hermanos de humilde condición deben sentirse exaltados en ello, porque la riqueza natural puede resultar en grandes ataduras que los condenen a la infructuosidad (Mt.13:22; 19:22-23); y en contraposición, aquellos que poseen un generoso caudal de bienes en este mundo, podrían verse súbitamente mermados al ver lo efímero de la riqueza terrenal si la justicia divina (en la forma de un calor abrasador que trae la sequía), despoja a la tierra de su verdor y productividad, convirtiendo aquel paraíso en un páramo, desechando toda riqueza mal habida, y frustrando las posibilidades a futuro si no fue Dios el que los enriqueció para bien (Pr.10:22; Stg.5:1-4).
*** (V.12) Aquí aún continúan las paradojas, y el autor nos dice cuán afortunado o bienaventurado es el varón que soporta la tentación, es decir, que no cae en ella, y sobrelleva aquel tiempo crítico manteniendo su verticalidad a pesar de los vientos huracanados que intentaran noquearlo y derribarlo, alejándolo de la virtud que corresponde al caminar de los santos. Ojo aquí, que cuando se trata de la lucha con el enemigo esto se denomina tentación, pues busca que reaccionemos en la carne, y decidamos desobedecer a Dios o dejar nuestra posición para que él encuentre francas las puertas donde el Espíritu nos pusiera como guardas, y en medio del deleite contaminante, nos sintamos acongojados de nuestra actitud, avergonzando a nuestro Señor y Dios. Por otro lado, Santiago también nos testifica de la corona que Dios aparejara para aquel que resiste la tentación, denominándola CORONA DE VIDA, y diciendo que el Señor preparara la misma para todos los que le aman.
*** La tentación actúa en forma ecolaria, siendo una externa acción que busca dentro nuestro una reacción hacia ella, ya sea por gusto, placer, ocio, gozo temporal, pasatiempo u opción propicia, casualidad o coincidencia, o cosa guardada con inconfesables motivaciones. El enemigo siempre buscará provocarnos a la caída para que seamos sus prisioneros por medio de nuestra rendida voluntad. momentánea debilidad, o abierta rebeldía contra Dios y su orden instituido ... ¡matices!
*** Aquí el escritor pasa a referir el aspecto cíclico de la tentación haciendo notorio su origen o procedencia, contemplando cada aspecto de la misma y definiéndola en forma clara y específica:
(1) Si somos el blanco de la tentación es porque algo dentro nuestro puede corresponder a ella. Sin ese elemento combinable, la tentación carece de fuerza e influencia para derrotarnos.
(2) La tentación nunca proviene de Dios. La fuente de la misma es nuestra naturaleza caída, la misma que siempre es inducida a buscar lo inconveniente, rebelándose contra Dios (Ec.7:29).
(3) Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie. El mal no tiene eco en el corazón de la Deidad, pues no tiene nada de ella en él (Jn.14:30). Es absurdo y hasta profano pensar que Dios haya colocado en alguien algún pecado, alguna enfermedad, o algo maligno con el afán de dañarnos; ¡Dios no es así en ningún sentido!
(5) La concepción del mal por causa de la concupiscencia trae un primer parto, siendo el pecado su prole; y aquí hablamos del mal como naturaleza esencial que busca su manifestación en el mundo exterior, siendo como el huevo de una gallina, donde habita el pollito hasta que la incubación lo haga salir al ámbito natural; y cuando el pecado logra su consumación, surge el segundo alumbramiento paradójico, que es la muerte habitando entre nosotros, habiéndonos absorbido en su detestable naturaleza, siendo "hijos de ira, lo mismo que los demás" (Ef.2:1-3).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 12/05/2016
*** (Vs.9-11) Santiago pasa aquí a mencionar el plano paradójico de la vida observada en lo natural, pues nos indica que los hermanos de humilde condición deben sentirse exaltados en ello, porque la riqueza natural puede resultar en grandes ataduras que los condenen a la infructuosidad (Mt.13:22; 19:22-23); y en contraposición, aquellos que poseen un generoso caudal de bienes en este mundo, podrían verse súbitamente mermados al ver lo efímero de la riqueza terrenal si la justicia divina (en la forma de un calor abrasador que trae la sequía), despoja a la tierra de su verdor y productividad, convirtiendo aquel paraíso en un páramo, desechando toda riqueza mal habida, y frustrando las posibilidades a futuro si no fue Dios el que los enriqueció para bien (Pr.10:22; Stg.5:1-4).
*** (V.12) Aquí aún continúan las paradojas, y el autor nos dice cuán afortunado o bienaventurado es el varón que soporta la tentación, es decir, que no cae en ella, y sobrelleva aquel tiempo crítico manteniendo su verticalidad a pesar de los vientos huracanados que intentaran noquearlo y derribarlo, alejándolo de la virtud que corresponde al caminar de los santos. Ojo aquí, que cuando se trata de la lucha con el enemigo esto se denomina tentación, pues busca que reaccionemos en la carne, y decidamos desobedecer a Dios o dejar nuestra posición para que él encuentre francas las puertas donde el Espíritu nos pusiera como guardas, y en medio del deleite contaminante, nos sintamos acongojados de nuestra actitud, avergonzando a nuestro Señor y Dios. Por otro lado, Santiago también nos testifica de la corona que Dios aparejara para aquel que resiste la tentación, denominándola CORONA DE VIDA, y diciendo que el Señor preparara la misma para todos los que le aman.
*** La tentación actúa en forma ecolaria, siendo una externa acción que busca dentro nuestro una reacción hacia ella, ya sea por gusto, placer, ocio, gozo temporal, pasatiempo u opción propicia, casualidad o coincidencia, o cosa guardada con inconfesables motivaciones. El enemigo siempre buscará provocarnos a la caída para que seamos sus prisioneros por medio de nuestra rendida voluntad. momentánea debilidad, o abierta rebeldía contra Dios y su orden instituido ... ¡matices!
*** Aquí el escritor pasa a referir el aspecto cíclico de la tentación haciendo notorio su origen o procedencia, contemplando cada aspecto de la misma y definiéndola en forma clara y específica:
(1) Si somos el blanco de la tentación es porque algo dentro nuestro puede corresponder a ella. Sin ese elemento combinable, la tentación carece de fuerza e influencia para derrotarnos.
(2) La tentación nunca proviene de Dios. La fuente de la misma es nuestra naturaleza caída, la misma que siempre es inducida a buscar lo inconveniente, rebelándose contra Dios (Ec.7:29).
(3) Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie. El mal no tiene eco en el corazón de la Deidad, pues no tiene nada de ella en él (Jn.14:30). Es absurdo y hasta profano pensar que Dios haya colocado en alguien algún pecado, alguna enfermedad, o algo maligno con el afán de dañarnos; ¡Dios no es así en ningún sentido!
(4) Cada uno (aquí nos incluye a todos sin excepción) es tentado cuando de sus propios malos deseos se siente atraído con tal insistencia perniciosa, que sucumbe ante la misma, siendo seducido (es engañado con arte y maña, o persuadido suavemente al mal tras haber cautivado su ánimo), viéndose inducido (instigado, movido, persuadido) a hacer lo malo.
(5) La concepción del mal por causa de la concupiscencia trae un primer parto, siendo el pecado su prole; y aquí hablamos del mal como naturaleza esencial que busca su manifestación en el mundo exterior, siendo como el huevo de una gallina, donde habita el pollito hasta que la incubación lo haga salir al ámbito natural; y cuando el pecado logra su consumación, surge el segundo alumbramiento paradójico, que es la muerte habitando entre nosotros, habiéndonos absorbido en su detestable naturaleza, siendo "hijos de ira, lo mismo que los demás" (Ef.2:1-3).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 12/05/2016
LA NATURALEZA DE LA TENTACIÓN NOS ES PRESENTADA AQUÍ EN UNA FORMA DETALLADA Y PUNTUAL. LA TENTACIÓN EN SÍ MISMA NO ES EL PECADO, MAS LO PROMUEVE, PARA QUE LO QUE ES ALGO EXTERNO PASE A INVADIRNOS INTERIORMENTE; Y, SI ES CONSENTIDO, PASE A GOBERNAR NUESTRAS EXISTENCIAS, SEPARÁNDOLAS DE LA PERSPECTIVA IDEAL Y DEL DISEÑO DIVINAL QUE COMPONE NUESTRA GLORIA.
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