LIMA - PERÚ DOMINGO 02 DE DICIEMBRE DEL 2018 MENSAJE # 2891
JEREMÍAS 23:1-6.
"¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Yahweh. Por tanto, así ha dicho Yahweh Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigaré la maldad de vuestras obras, dice Yahweh. Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a mis moradas, y crecerán y se multiplicarán. Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Yahweh. He aquí que vienen días, dice Yahweh, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Yahweh, justicia nuestra".
=== Los capítulos anteriores nos han descrito la crisis espiritual y situacional del pueblo judío. La actitud persistente de los gobernantes y de sus coadjutores, asumían que la elección de Jerusalén, el hecho de que el trono estuviera allí, y que el rey fuera un descendiente directo de la casta davídica, y que ya Dios había librado a la nación hacía más de un siglo cuando fueran invadidos por los asirios con un hecho extraordinario; eran la garantía de que la nación hebrea se vería librada de las consecuencias de su maldad y de sus pecados, a pesar de su estado impenitente. Tal inferencia equivalía a una locura religiosa incompatible con la naturaleza santa, justa y recta del Dios Altísimo. La naturaleza ritual y ceremonial de sus acciones y de sus sacrificios, que ablandaban y que hacían cambiar de parecer a la Deidad (¡eso era lo que ellos pensaban, y no lo que la Palabra de Dios enseñaba; no entendiendo el porqué el trono se sustentaba en el juicio y la justicia, haciendo estable la gloria regia). Recordemos que los sacrificios no eran la voluntad directa del Padre; sino una concesión para que la nación volviera a la comunión con la Deidad, restaurando así la equidad que corresponde al gobierno divino, el cual debía seguir sustentándose en la justicia y el juicio que traían el equilibrio pertinente. Si se elige la senda de la excusa, la bifurcación de la disculpa, o el atajo de la lenidad concesiva; no son estas opciones las sendas que te llevan a la Avenida de la Plena Aceptación, donde la Voluntad Divina se desliza rectamente, llevándonos con certeza y seguridad al Plano Soberano en el que la Deidad tiene su beneplácito. Allí, la paz, la bendición, la prosperidad, la salud, el gozo y la felicidad, se juntan para señalar la divina aprobación y su bendita aprobación para los que obedecen la divina ordenación.
=== Aquí, el título de pastor es el que Dios otorga al gobernante de su pueblo, el cual debe reinar para Dios. El APACENTAR es el regir, el gobernar, el dirigir sobre la base sólida de la guianza divina, componiendo ello el bienestar general que mantenía el balance espiritual y la dicha de la nación hebraica. Pero este trabajo de amor se había convertido en una fuente de destrucción, y el rebaño del Padre (la nación toda), había sido dispersada por la negligencia del pastor titular y sus ayudantes (el rey y sus coadjutores); quienes tenían la mayordomía y el deber de gobernar todo para a satisfacción del propietario de las ovejas: Dios. El reclamo de la Deidad es directo y sin ambages. Los que debían mantener al rebaño como una unidad compacta, se habían dedicado a otros menesteres, desorientando a la grey, y haciéndolas errar sin rumbo fijo; y cuando ellas buscaran consuelo y cuidado por parte de sus pastores, hallaron regaños, furia y rechazos, no encontrando otro consuelo que el desconcierto, y el levantar sus tristes ojos hacia el cielo, esperando la divina intervención, que antaño fuera representada por los mismos que ahora las repudian y desechan, y que las hacen subsistir apenas en los lugares que antes fueran su delicia. Destruir, dispersar, descuidar, despreciar y desechar, se convirtieron en los 'cinco ministerios', que llevaran el rebaño a una total debacle. Y el Señor participó que él castigaría la maldad de las obras de esos gobernantes malvados.
=== Y el mismo propietario de las ovejas, se dio el tiempo para recoger a cada una de sus ovejas, trayéndolas nuevamente hacia la tierra de bendición que Dios les otorgara tiempo atrás. Y las ovejas reconocieron la VOZ DE SU PASTOR, saliendo en manadas al lugar donde él les había aparejado una paradisíaca bendición. Al volver a sus espaciosas dehesas, ellas sabían que se hallaban en casa, que allí podían crecer y multiplicarse al disfrutar de la bondad divinal original que hacía mucho tiempo extrañaban. Fue en ese lugar donde el Padre les presentó a sus nuevos pastores y gobernantes, quitando de sus tristes miradas el temor y la angustia, sabiendo que nunca más habrían de verse disminuidas, acortadas o despreciadas. El DAVID al que se hace referencia es una figura de la venida del Buen Pastor de las ovejas: JESÚS, quien las apacentaría hasta su llegada al hogar celestial en el plano de la justicia por a cual gimieran bajo el pesado yugo de quienes no supieran representar a Dios como quien era; YAHWEH, JUSTICIA NUESTRA.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 0211/2018 MENSAJE # 2891
"¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas de mi rebaño! dice Yahweh. Por tanto, así ha dicho Yahweh Dios de Israel a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado. He aquí que yo castigaré la maldad de vuestras obras, dice Yahweh. Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas las tierras adonde las eché, y las haré volver a mis moradas, y crecerán y se multiplicarán. Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán menoscabadas, dice Yahweh. He aquí que vienen días, dice Yahweh, en que levantaré a David renuevo justo, y reinará como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Yahweh, justicia nuestra".
=== Los capítulos anteriores nos han descrito la crisis espiritual y situacional del pueblo judío. La actitud persistente de los gobernantes y de sus coadjutores, asumían que la elección de Jerusalén, el hecho de que el trono estuviera allí, y que el rey fuera un descendiente directo de la casta davídica, y que ya Dios había librado a la nación hacía más de un siglo cuando fueran invadidos por los asirios con un hecho extraordinario; eran la garantía de que la nación hebrea se vería librada de las consecuencias de su maldad y de sus pecados, a pesar de su estado impenitente. Tal inferencia equivalía a una locura religiosa incompatible con la naturaleza santa, justa y recta del Dios Altísimo. La naturaleza ritual y ceremonial de sus acciones y de sus sacrificios, que ablandaban y que hacían cambiar de parecer a la Deidad (¡eso era lo que ellos pensaban, y no lo que la Palabra de Dios enseñaba; no entendiendo el porqué el trono se sustentaba en el juicio y la justicia, haciendo estable la gloria regia). Recordemos que los sacrificios no eran la voluntad directa del Padre; sino una concesión para que la nación volviera a la comunión con la Deidad, restaurando así la equidad que corresponde al gobierno divino, el cual debía seguir sustentándose en la justicia y el juicio que traían el equilibrio pertinente. Si se elige la senda de la excusa, la bifurcación de la disculpa, o el atajo de la lenidad concesiva; no son estas opciones las sendas que te llevan a la Avenida de la Plena Aceptación, donde la Voluntad Divina se desliza rectamente, llevándonos con certeza y seguridad al Plano Soberano en el que la Deidad tiene su beneplácito. Allí, la paz, la bendición, la prosperidad, la salud, el gozo y la felicidad, se juntan para señalar la divina aprobación y su bendita aprobación para los que obedecen la divina ordenación.
=== Aquí, el título de pastor es el que Dios otorga al gobernante de su pueblo, el cual debe reinar para Dios. El APACENTAR es el regir, el gobernar, el dirigir sobre la base sólida de la guianza divina, componiendo ello el bienestar general que mantenía el balance espiritual y la dicha de la nación hebraica. Pero este trabajo de amor se había convertido en una fuente de destrucción, y el rebaño del Padre (la nación toda), había sido dispersada por la negligencia del pastor titular y sus ayudantes (el rey y sus coadjutores); quienes tenían la mayordomía y el deber de gobernar todo para a satisfacción del propietario de las ovejas: Dios. El reclamo de la Deidad es directo y sin ambages. Los que debían mantener al rebaño como una unidad compacta, se habían dedicado a otros menesteres, desorientando a la grey, y haciéndolas errar sin rumbo fijo; y cuando ellas buscaran consuelo y cuidado por parte de sus pastores, hallaron regaños, furia y rechazos, no encontrando otro consuelo que el desconcierto, y el levantar sus tristes ojos hacia el cielo, esperando la divina intervención, que antaño fuera representada por los mismos que ahora las repudian y desechan, y que las hacen subsistir apenas en los lugares que antes fueran su delicia. Destruir, dispersar, descuidar, despreciar y desechar, se convirtieron en los 'cinco ministerios', que llevaran el rebaño a una total debacle. Y el Señor participó que él castigaría la maldad de las obras de esos gobernantes malvados.
=== Y el mismo propietario de las ovejas, se dio el tiempo para recoger a cada una de sus ovejas, trayéndolas nuevamente hacia la tierra de bendición que Dios les otorgara tiempo atrás. Y las ovejas reconocieron la VOZ DE SU PASTOR, saliendo en manadas al lugar donde él les había aparejado una paradisíaca bendición. Al volver a sus espaciosas dehesas, ellas sabían que se hallaban en casa, que allí podían crecer y multiplicarse al disfrutar de la bondad divinal original que hacía mucho tiempo extrañaban. Fue en ese lugar donde el Padre les presentó a sus nuevos pastores y gobernantes, quitando de sus tristes miradas el temor y la angustia, sabiendo que nunca más habrían de verse disminuidas, acortadas o despreciadas. El DAVID al que se hace referencia es una figura de la venida del Buen Pastor de las ovejas: JESÚS, quien las apacentaría hasta su llegada al hogar celestial en el plano de la justicia por a cual gimieran bajo el pesado yugo de quienes no supieran representar a Dios como quien era; YAHWEH, JUSTICIA NUESTRA.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 0211/2018 MENSAJE # 2891
DECIDAMOS EN NUESTROS CORAZONES TRABAJAR PARA DIOS CON TODA LA CAPACIDAD QUE ÉL NOS HA OTORGADO, SIENDO FIELES EN CUMPLIR SUS ORDENANZAS A SU SAZÓN.
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