LIMA - PERÚ JUEVES 30 DE ABRIL DEL 2015
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO
A LOS CORINTIOS
Primera de Corintios 6:19-20
"¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios".
*** Cuando la inconsciencia espiritual es nuestro problema, nos sentimos dueños de todo, e ignoramos que nuestro traje de levita indica una posición de mayordomía, y que tendremos que dar cuenta del uso que hacemos de lo que, siendo de otro, lo utilizamos como si fuera nuestro, cediendo a la exageración y al abuso; no interpretando rectamente el corazón de nuestro Amo y Señor, que está lleno de amor y misericordia al ejercer su autoridad, cautelando nuestra integridad a la par que cuidando sus intereses, los cuales simbolizan nuestra gloria a perpetua eternidad.
*** El uso indiscriminado de nuestras capacidades, potencias y dotaciones, dentro de un sistema corrupto y polarizado con la mentalidad del maligno, ha degenerado en una degradada representación; pasando desde la trivialidad y la indiferencia, a la exageración y el control de los demás, como si fueran ciudadanos de quinta categoría. Necesitamos venir a la consciencia que lo que hemos recibido de Dios es para el beneficio general, y no para el disfrute de una gloria personal que nos haga lucir como superiores a los demás.
*** Nuestros cuerpos mortales no son meros instrumentos descartables o desechables, sino una fuente de gloria con valores diversos, dándole cabida a nuestra individualidad, y constituyéndose en un templo cuando Dios en Espíritu viene a habitarlo. ¿Había diferencia entre una dracma y un siclo del santuario? Sí, en su uso y dedicación. Al ser cambiado el dinero natural por siclos del santuario, se cambiaba su naturaleza y consigna, siendo profano lo primero, y consagrado lo segundo, componiendo destinos diferentes; uno era para irla pasando (el maná en el desierto), y el otro, (Jesús como el pan de vida), para el plano o panorama eternal (apuntando a lo definitivo y a lo considerado por Dios de un modo muy especial).
*** Cuando nos damos cuenta de quiénes somos en el Señor, nuestra actitud hacia él cambia de modo radical, pues mientras que no tenemos una adecuada consciencia de nuestra posición en Dios, nuestra vida espiritual inexiste, dejándonos arrastrar por la diversión, o por el hastío y lo meramente pasajero. Cuando despertamos al mundo real en su naturaleza tripartita, el tiempo cobra valor, así como el fruto de nuestro trabajo en el Señor, asumiendo la responsabilidad por cada pensamiento, palabra y obra; dedicándonos a las cosas de Dios por convicción, y no porque seamos acicateados por otros, o exhortados por terceros. Así como nuestro espíritu es de Dios, también lo es nuestro cuerpo. Meditemos sobre el uso responsable que hagamos de ellos.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 30/04/2015