miércoles, 22 de abril de 2015

LA IGLESIA DEBE TENER UNA SALA QUE ATIENDA LOS LÍOS Y DILEMAS ENTRE LOS HERMANOS, ENCARECIÉNDOLES QUE LOS TALES NO SE ELEVEN A LA MAGISTRATURA SECULAR, HACIENDO TROPEZAR EL TESTIMONIO ECLESIAL Y COLAPSAR EL PLANO JURÍDICO LEGAL DENTRO DE LA GREY. CIERTAS COSAS NO DEBEN SALIR DE LA ESFERA DE NUESTRA INTIMIDAD. MEDITEMOS.

LIMA - PERÚ  MIÉRCOLES 22 DE ABRIL DEL 2015

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS CORINTIOS.

Primera de Corintios 6:4-6

"Si, pues, tenéis juicios sobre cosas de esta vida, ¿ponéis para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia? Para avergonzaros lo digo. ¿Pues, qué, no hay entre vosotros sabio, ni aun uno que pueda juzgar entre sus hermanos, sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos?".

*** Al aclararse el panorama legal entre los hijos de Dios, y al conocer sus funciones en calidad de jueces a nivel fraternal; el pensar, las palabras, y el accionar de los elegidos para el caso; adquiere un plano de responsabilidad que los llevará a superarse a sí mismos, siendo a partir de entonces gente muy circunspecta, muy comprometida y responsable, comportándose como corresponde a gente de su investidura. Todo creyente debe aprender a conocerse y reconocerse en Dios, considerando su auto respeto como el que ha de brindarle a sus hermanos en la fe. Así, el porte y la seriedad de los santos, la mutua correspondencia, y el honor, pasarán a ocupar los lugares que les son propios en en plano fraternal.

*** Obsérvese la pregunta paulina. Los asuntos de esta vida, aunque de menor cuantía, no son cosas que haya de desdeñarse, sirviendo los mismos para evaluar el cómo actuaríamos con los valores eternales. El valor de lo que se juzga ha de ser directamente proporcional al nivel de quienes lo han de juzgar. A continuación, Pablo habla de la estima con que se ha de valorar a quienes sirvan como jueces; NO DICE QUE SEAN SUPERIORES O MEJORES QUE EL RESTO, sino que son más cuerdos y aptos para hacer juicio, ciñendose a la bíblica evaluación de los hechos, y a un dictamen acorde con las faltas que se hayan cometido, según fuera el caso (Esd.7:25-26; Éx.18:13-26).

*** No hemos de solicitar que un asunto grave sea solucionado por un juez de decenas o centenas, hemos de llevarlo hasta la más alta magistratura (en la época del Éxodo, había que llevarlo hasta Moisés). Así, un juicio exacto y cabal a nivel congregacional, nos llevará de la mano a quien sea el más apto entre todos para evaluar los conflictos, y procure el bienestar plural de la congregación, censurando al culpable y eximiendo al agraviado, buscando la estabilidad corporativa, y condenando toda maldad conforme a la divina equidad.

*** Al observar la metodología de los hermanos que se distinguen por su eficacia y su sentido de la proporcionalidad en cada dictamen judicial, se tornará algo sencillo, elemental y práctico el hacer justicia, estando conscientes que la sentencia rebosará justicia y piedad. Ver a dos hermanos (carnales hasta la médula) discutir en los tribunales seculares, increpándose culpas mutuamente, y metidos en pendencias que no parecen concluir, es ya de por sí un defecto grave a nivel eclesial. 

*** Una sesión de ancianos (maduros en la fe) en forma privada y discreta, que puedan oír y discernir el dilema en sí, evitará escándalos y daños innecesarios a nivel local. Esa prudencia mantendrá a la iglesia en un nivel de paz y apaciguamiento que le concederá a Dios y a sus vasos escogidos mantener el orden interno, y la salud eclesial a nivel general. 

*** La prudencia y el buen juicio a nivel congregacional, mantendrá la unidad de la misma, superando cada crisis de una manera puntual; y no dilatando el dictamen o cambiando las citaciones en aras de favorecer o desfavorecer a los litigantes. Lo que se haga en conformidad a la voluntad divina engrandecerá el nombre de nuestro Dios, castigará la maldad, y premiará la justicia en el obrar.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   22/04/2015

1 comentario:

  1. TODA CONGREGACIÓN, PEQUEÑA O GRANDE, DEBE CONTAR CON HERMANOS PREPARADOS PARA JUZGAR COSAS MENORES Y MAYORES A NIVEL CONGREGACIONAL. ASÍ COMO EN ISRAEL HUBO JEFES DE DECENAS, CENTENAS Y MILLARES, DEBEN HABER EN LAS IGLESIAS LOCALES GENTE QUE USE LA PALABRA COMO LA BALANZA FIEL DE LA VOLUNTAD DIVINA, Y JUZGUE ENTRE UN HERMANO Y OTRO, PARA QUE TODO SE MANTENGA DENTRO DEL PLANO DE LA JUSTICIA Y EL JUICIO, GOZANDO DE PAZ EN TODAS LAS COSAS.

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