CUANDO EL APÓSTOL NOS HACE PENETRAR EN LO CONCERNIENTE A LA VIDA SANTIFICANTE, ACLARA NUESTRO PANORAMA EN EL ÁMBITO DE LO RELACIONAL, MOSTRÁNDONOS EL SIGNIFICADO DE LO QUE FUE NUESTRA FUSIÓN CON ÉL EN ESPÍRITU Y VERDAD. DIOS NOS HAGA CONSCIENTES DE LO QUE SOMOS EN ÉL Y CON ÉL.

LIMA - PERÚ  MIÉRCOLES 29 DE ABRIL DEL 2015

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS CORINTIOS

Primera de Corintios 6:15-18.

"¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿ O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él. Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca".

*** La naturaleza promiscua, típica de la impiedad helenista, va a sufrir un duro revés doctrinal al enterarse que este tabernáculo terrenal no ha sido otorgado para la diversión o el disfrute irresponsable; sino que fue diseñado como tal para ser la habitación celestial, aquella morada terrenal que el Espíritu Santo habita y llena, para que, en esa plenitud, el Señor adquiera vigencia y dominio en la terrenal esfera, imponiendo el linaje bendito de Yahweh, y no la paternidad putativa satánica que caracteriza a los perversos (Jn.8:44).

*** Nuestra actividad, como entidades sexuales, ha de honrar a Dios y a los hombres; promoviendo la pureza como estado ideal, y la santidad del matrimonio para la validez de toda relación binaria, dentro de los cánones y las reglas aprobadas por la Deidad (1Ts.4:1-5). El coito entre parejas, no es meramente ejercicio y gozo sensual; sino que compone el establecimiento de un pacto que fusiona a los practicantes del mismo, y los ata y compromete, haciendo que las características del uno se mezclen y combinen con las del otro, y queden éstos integrados en una naturaleza que compartirán para bien o para mal. 

*** No, no es una cana al aire, o un desfogue sin compromisos, o un momento de diversión irresponsable. Una mala reputación o un hijo bastardo, un embarazo no deseado que lleve al criminal aborto; porque es mejor una "extracción" que una mala reputación o un honor perdido. ¿Dónde está el quid del asunto? En esta referencia dada por Dios: "Los dos serán una sola carne". Tal afirmación no tiene nada de misterioso, y sólo el amor es el vínculo perfecto para que la cópula se dé, legal o eclesialmente. No se trata de cómo lo ves tú; sino de cómo lo ve Dios.

*** Nuestra vinculación con el Señor opera en el ámbito espiritual y trascendente, fusionándonos con él en aquel aspecto de nuestra naturaleza que nunca deja de ser. De allí el celo del Señor por el compromiso adquirido, mostrándose especialmente ofendido cuando su habitación es hollada o contaminada. Así, el Señor compara con la fornicación la veneración a otros dioses por causa del vínculo que la caracteriza: la adoración que Dios se reservó para sí de un modo exclusivo y único. 

*** Algunos reyes israelitas pusieron imágenes de ídolos abominables en la casa del Señor, y ello les acarreó el juicio divino. Para Dios, pues, tal hecho es intolerable, y es por eso que el apóstol refiere que cualquier otro pecado ESTÁ FUERA DEL CUERPO (su particular habitación). El pecado de fornicación es una señal de autodestrucción (así como el suicidio), y Dios se encarga del tal destruyendo al destructor del templo (1Co.3:16-17). No podemos ser triviales en esta área particular.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   29/04/2015