sábado, 21 de mayo de 2016

UNA SALUDABLE INTROSPECCIÓN ES REALIZADA POR SANTIAGO, QUIEN INTERIORIZÁNDOSE EN NUESTROS CORAZONES EXPONDRÁ NUESTRA CARGA INTERNA REVELANDO SU NATURALEZA Y PROCEDENCIA, ENTENDIENDO QUE EL ENEMIGO ATACA POR TRES FRENTES: EL MUNDO, LOS DEMONIOS Y LA CARNE, PARTE DEL CONTRAESPIONAJE EN EL ARTE DE HACERNOS LA GUERRA, LA CUAL SE DISFRAZA DE EGO PARA HACER SUS PELÍCULAS DE MISIÓN IMPOSIBLE.

LIMA - PERÚ   SÁBADO 21 DE MAYO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE SANTIAGO

Santiago 4:1-4.

"¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. ¡Oh, almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios".

*** Las naturalezas contenciosas, que no han sido tratadas convenientemente por no aceptar la disciplina del Espíritu Santo, están allí, a flor de piel, llevadas por un negativo espíritu de competencia y rivalidad que es una afrenta al amor fraternal, resquebrajando continuamente la homogénea estructura de la entidad corporativa que se mantiene viva por la unidad como su principio fundamental. ¿Será culpable el diablo, o algún secreto enemigo no identificado? Será útil que le prestemos atención a Santiago, quien hace un análisis clínico de la situación sin temer que nos enojemos con él, o que dividamos la iglesia por no comprender nuestra falta de madurez ubicándolo a él como legalista o piedra de tropiezo, usándolo como chivo expiatorio.

*** Los términos que usa el escritor son bastante duros, identificándolos como guerras y pleitos, rivalidades que pueden mantenerse como odios, rencores y agresiones continuas que nos desgastan y nos separan, haciendo prevalecer un espíritu de división que postula nuestro orgullo y nuestra "bendita inerrancia" como la base de nuestra partición, exigiendo una total vindicación por parte de los tenaces opositores. Aquí no se habla de "guerra espiritual", sino de falso discernimiento, encontrando demonios "hasta en la sopa". Nuestros hinchados egos van a verse expuestos, entendiendo que nuestros movimientos vindicativos son una fiel demostración de nuestros orgullos heridos; que no es lo mismo que un honor mancillado, para nada; sino una reacción que busca cierto grado de relevancia entre nuestros hermanos, comprobándose nuestra orfandad espiritual abrigada de orgullo religioso ¡qué desfachatez!

*** Interioricemos con Santiago, observando en la pantalla de nuestro fuero interno las amorfas figuras de nuestras pasiones combatiendo fieramente; unas disfrazadas de YO, y otras de EGO (digo esto para que podamos distinguir entre el orgullo nuestro, y el de nuestros "amados hermanos"). Santiago comienza a darle nombres a nuestras pasiones, y la primera que aparece es LA CODICIA, que quita la vida a quienes la poseen (Pr.1:19), que hace que Dios se enoje con nosotros (Is.57:17), que ahogan la palabra (Mr.4:19), nos hunden en perdición y destrucción (1Ti.6:9); y en nuestro afán de tener, somos capaces de MATAR por LA ENVIDIA que nos corroe por las posesiones que otro tiene y nosotros no; y la razón de nuestra FRUSTRACIÓN, PUGNAS, DISCUSIONES y GRESCAS, es porque no creemos que Dios nos pueda dispensar todo ello por su gracia, RENUNCIANDO A PEDIR humildemente a Dios lo que precisamos, porque no son nuestras necesidades primarias y prioritarias las que nos llevan a la lid; sino porque PEDIMOS MAL, PARA GASTAR EN NUESTROS DELEITES. Los rayos X de la penetración espiritual del autor de la epístola nos exponen tan claramente que el rubor de nuestras mejillas no puede evitar acudir hasta nuestros rostros para sentirnos evidenciados y avergonzados. No era el diablo, no eran los demonios, el mundo; sino la carne, cuya naturaleza concupiscente la llevara a actuar de modo impulsivo e instintivo, apeteciendo lo que no debe ni le conviene.

*** (Stg.4:4) El adulterio anímico implica la dualidad o multiplicidad de afectos con las cosas de este mundo que complacen sólo a la carne, la misma que, al no someterse al Espíritu, busca su particular realización en el orden temporal, ventral, animal, apriorístico; apartándonos de lo eternal, apelando al placer transitorio como sumo bien. Una relación amical con el mundo (como sistema paralelo y opuesto al panorama divinal), nos hace automáticamente enemigos del Señor; pues requeriremos desconocer nuestra filiación con el Señor para participar de todo lo que el mundo ofrece, sumergiéndonos en el estercolero de este siglo, conservando la pestilencia de su influencia, buscando atenuarla con la barata colonia de una hipócrita consolación de cuño religioso. ¿Bastará una "llorada" de tres días; una aparente compunción que se asemeje al arrepentimiento, sin serlo esencialmente? No podemos recuperar mediante una ofrenda simulada, o pecuniaria, lo que perdimos por nuestra desobediencia. Sólo la vuelta al orden mediante un genuino arrepentimiento, nos puede garantizar el retorno a la comunión con Dios.


*** La amistad con el mundo nos hace parte del mismo, llegando a establecernos por ello como enemigos de Dios en principios y prácticas, en naturaleza constitutiva, en conducta y en perspectiva. No podemos tomar a la ligera nuestra relación contaminante con este siglo, pues nos degenerará. Nuestro vínculo con el mundo es para afectarlo con la naturaleza regia que nos fuera entregada el día que nos decidimos hacer a Jesucristo nuestro Señor y Salvador, no siendo ello algo imaginario, sino real, tangible, y personalmente comprobable. Mientras más nos mantengamos apegados a las cosas seculares, mayor será nuestro distanciamiento de las cosas espirituales, convirtiéndose estas últimas en extrañas y remotas, irreales e imposibles, según las expectativas de nuestra alicaída fe, la cual actuará en una relación directa con lo que creemos y confesamos.


EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  21/05/2016

1 comentario:

  1. SANTIAGO NOS EXPONE NUESTRA GUERRA INTERIOR BASADA EN NUESTROS CONCEPTOS, PERCEPCIONES, PERSPECTIVAS, SENTIMIENTOS ENCONTRADOS, ODIOS, RENCORES, ENVIDIAS, ETC. SI QUEREMOS VERNOS LIBRES DE TODO ELLO ES PRECISO RECONOCER TODO ESTO DELANTE DE DIOS COMO UNA FALLA HUMANA, Y PPONERNOS A CUENTAS CON ÉL Y CON NUESTROS PRÓJIMOS.

    ResponderEliminar