lunes, 27 de junio de 2016

EL GÉNERO DE VIDA OBTENIDO POR LA RESURRECCIÓN, SE TRANSFORMA EN CRISTO EN EL ESPÍRITU VIVIFICANTE O IMPARTIDOR DE LA VIDA SOBRENATURAL, LA MISMA QUE GENERA LA PARTICIPACIÓN UTILITARIA A LOS ESCOGIDOS CON MIRAS AL CUMPLIMIENTO DEL BENEPLÁCITO DIVINO. EL PUEBLO ROMANO RECIBE LA BIENVENIDA APOSTÓLICA EXTENDIDA POR PABLO COMO APÓSTOL A LOS GENTILES.

LIMA - PERÚ  LUNES 27 DE JUNIO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DE PABLO A LOS ROMANOS

Romanos 1: 4b-7.

"Según el Espíritu de santidad, por la resurrección de los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre; entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios vuestro Padre y del Señor Jesucristo".

*** La proclama de Jesucristo como el Hijo de Dios, fue hecha de conformidad con el Espíritu de santidad, implicando el factor trinitario, y el sentido claro de que a partir de entonces, y por causa de la resurrección, Jesús se constituía en Espíritu Vivificante y Santificador que operaría en todos los que aceptaran esta vida genérica como suya (1Co.15:45-50). Mientras que la salvación ofertada por gracia te libra de las consecuencias de tu pasado por el sacrificio en la cruz del Calvario; el Espíritu de Santidad, que surge de entre los muertos con vida de resurrección, te otorga un nuevo presente con un futuro ciertísimo, el mismo que en manos del Espíritu Santo expande la vida de Cristo para que su genérico fluir resurrecto logre lo que la carne, con todo su esfuerzo religioso, jamás pudo lograr (Ro.5:10; Hch.13:29-39). El legalismo nos mantiene en muerte; la gracia, nos imparte vida con un fluir que la comparte con otros con absoluta liberalidad. La abundancia de la gracia suele rebosar y rebasar el espacio donde se hallara contenida, por ello Jesús la comparte como una fuente de agua que salta para vida eterna, al hablar con la samaritana en el pozo de Jacob, y con nosotros allende las distancias (Jn.4:10-14).

*** Es con ese Espíritu de santidad, de vida resurrecta comunicable, que el ministerio apostólico surge con su mensaje de gracia inefable, de un favor divinal que se derrama de modo inconsiderado, empapando a todo aquel que lo recibe con su sublime significado que nos invita al reino y a la trascendencia del mismo, conforme a lo dicho por el ángel allá en Daniel 7:22,27. La gracia no es algo que tú debas retener egoístamente contigo, pues no podrías ni deberías contenerla; es algo que te llena y te rebosa, y que salpica a otros con la divina bondad cuando hay una llenura de la misma; y así como el fuego del Espíritu Santo llenara a todos los que estaban en el aposento alto, debiendo expresarse pluralmente para bendecir con el mensaje pentecostal a todos los asistentes a la fiesta con aquellas lenguas de fuego; así también debe darse una húmeda expresión del fluir del Espíritu Santo en un lenguaje y actitud que revele lo que llevamos dentro a otros, calmando su sed de Dios, y saciando la misma (Sal.42:1-2).

*** Pablo amplía el campo profético de lo que nos comparte, al decir que ello es la fuente de la impartición del ministerio apostólico, y del testimonio cabal de la gracia, la misma que no hace referencia a algo que habría de ser; sino a algo que existía y subsistía por el poder de una vida indestructible (He.7:16,17). El poder de la resurrección exige una manifestación de la vida sobrenatural que en nosotros debe manifestarse, y que a otros debe impartirse (1Co.2:1-5; 4:20) ¿Con qué objetivo? Para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre. No se trata de algo mágico o mítico; sino de una realidad que siendo invisible, puede hacerse visible al revelarse el poder de Dios a través de sus ministros, y sus dotaciones sobrenaturales. Cuando la materia de la enfermedad, el dolor, el sufrimiento y la muerte, se encuentran con la antimateria de la gloria regia, todo ello desaparece. Por eso, al encontrarse con Jesús, el poder demoníaco sabía que había llegado su fin (Mt.8:29; Lc.8:28). Cuando los demonios refieren que están siendo castigados antes de tiempo, ello nos revela que conocen su futuro y su condenación, pero que desconocían la sazón divina. La presencia divina y su autoridad son una realidad que no puede dividirse. Recuérdenlo: Gracia, apostolado, obediencia a la fe, son el programa divino.

*** Dentro de la elección divinal estaba la ciudad de Roma y sus habitantes, y Pablo menciona su llamamiento, el cual es irrevocable como los dones (Ro.11:29), a los cuales saluda atentamente como a los amados de Dios, con un santo llamamiento, según lo referido en el párrafo anterior (me refiero al Espíritu de santidad que surge de la nueva vida genérica o de resurrección). El apóstol saluda con aquella frase característica del panorama ministerial, haciéndonos conscientes de nuestra herencia en Cristo por la gracia derramada, e impartiendo la paz que resulta de nuestra justificación. Lo primero, apunta a la dádiva Paterna; lo segundo, al resultado de su presencia en nosotros en una forma viva y lúcida, representada por su Señorío actuando en nosotros, también.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   27/06/2016

1 comentario:

  1. LA GRACIA DE DIOS PRECISABA DEL FUNDAMENTO NECESARIO PARA MOSTRARSE COMO UNA REALIDAD ALCANZADA POR LOS SANTO DEL ALTÍSIMO, Y LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR JESÚS LE DIO ESA TODOPODREROSA SUFICIENCIA PARA HACERSE CARGO DE NUESTRA MALDAD, Y DESAPARECERLA; Y PROPONER UNA VIDA GENÉRICA QUE LA MUERTE NO PODRÍA JAMÁS ALCANZAR O VENCER.

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