LIMA - PERÚ DOMINGO 12 DE JUNIO DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PEDRO
Primera de Pedro 5:1-7.
"Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria. Igualmente jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestidos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros".
*** Pedro llegó a entender la necesidad de los santos a los que escribiera, y también a nosotros, allende los tiempos, llamando la atención de los dirigentes espirituales en la congregación, sobre la necesidad de apacentar la grey en el mejor de los ánimos. Aun él mismo se incluye en aquella misión que Dios encomendara a los líderes espirituales en las iglesias cristianas. Veamos esta reflexión apostólica recordándonos nuestro espíritu de compromiso, incluyéndose en el mismo a la misma altura, y no como alguien superior, demostrando su modestia y su dedicación mediante esta epístola. El apóstol añade ser testigo de las aflicciones del Señor, viendo el costo de la operación que nos trajera la redención, mas también de la gloria que había de ser revelada por lo que contemplara en el monte de la transfiguración; y debido a la seguridad de su esperanza, conmina a todos los ministros a trabajar para el Señor en sus localidades.
*** El gobierno de la grey de Dios (no las asume como propiedad de quien las pastorea, sino del Señor), en el panorama local; dicho gobierno no es draconiano ni dictatorial, sino de guardianía (como lo muestra el Salmo 23). La conciencia del llamamiento divino no es asumida como una onerosa obligación, sino como un privilegio para quien recibe la consigna, quien lo admite para participar voluntariamente. Nunca prevalece en el autentico pastor ningún anhelo por explotar al rebaño, o engañarlos respecto a cosas que no son ciertas según la palabra; sino que persiste el ánimo por hacer las cosas al estilo del Padre, quien es muy suave en su trato con nosotros, velando por nuestra seguridad y sustento. Siempre que se presenta un cierto señorío en algún dirigente -un espíritu diotrefano-, sabemos que el tal no proviene de Dios, porque ninguna guardianía es tiránica u opresiva; sino tierna y ejemplar, conforme a lo que aprendió del Señor Jesús.
*** Pedro nos concientiza respecto a un rol ministerial que el Señor mantuvo consigo cuando estuvo presente antropomórficamente, en su calidad de Pastor de pastores, y Príncipe de los mismos, arguyendo que hay UNA CORONA INCORRUPTIBLE DE GLORIA para quienes lo hagan competentemente. Hay, pues, un galardón que Dios se reserva para quienes le sirven en esta área específica.
*** Pedro toca el aspecto de la autoridad y la sumisión en varios niveles, hablando a los jóvenes, a quienes amonesta a someterse a los ancianos locales (es clásico de la juventud el ser impulsivos, y dejarse llevar por la inmadurez siendo apriorísticos en todo); aprendamos, pues, a aplicar "paños fríos" a esa pasión capital que parece consumirlos, orientando la misma a cosas que sean de utilidad a nivel congregacional. Cuando se habla de mutuas sumisiones, se refiere al hecho de apreciar la autoridad delegada para la riqueza funcional corporativa, entendiendo eso bajo la perspectiva de la responsabilidad administrativa. La humildad, como el revestimiento ideal, no nos hará ver los galones, jinetas o estrellas del otro; sino su idealidad y fidelidad para el servicio útil, y su nivel de competencia para ejecutar la voluntad de Dios.
*** Toda soberbia en el servicio a nivel de autoridades locales se encontrará con la resistencia divina (¡no la nuestra!), relevando al presuntuoso de su cargo o rango, ubicando en su lugar un corazón más humilde, que disfrute el servir a los demás como principio espiritual válido. Al dar la pauta de que nos humillemos bajo la poderosa mano de Dios, nos habla de dos cosas: (1) La directa guianza divina mediante el Espíritu Santo para hacer su voluntad perfecta; (2) El servir bajo el orden ministerial quíntuplo, para edificar el cuerpo de Cristo en su panorama corporal. Aquellos que sepan servir en labores menores, o de ayudantía, serán promovidos hacia mayores labores con el tiempo (Hch.6:8; 8:5-8).
*** Toda la ansiedad que a nosotros llegue, ¡no es para que la carguemos nosotros!; sino para que aprendamos a confiar en el Señor, depositándola sobre sus amplios hombros. Si alguna vez viste a una oveja llevada en los hombros del pastor, fue hasta llegar a donde podía ser atendida, curada y restaurada; ¡y no para vivir allí por siempre! Después que la ambulancia recoge a un herido, lo lleva directo al hospital; y no a darle vueltas como si fuera un carrusel o tiovivo, en una clara señal de engreimiento. ¡Despertemos! Es preciso madurar.
*** El gobierno de la grey de Dios (no las asume como propiedad de quien las pastorea, sino del Señor), en el panorama local; dicho gobierno no es draconiano ni dictatorial, sino de guardianía (como lo muestra el Salmo 23). La conciencia del llamamiento divino no es asumida como una onerosa obligación, sino como un privilegio para quien recibe la consigna, quien lo admite para participar voluntariamente. Nunca prevalece en el autentico pastor ningún anhelo por explotar al rebaño, o engañarlos respecto a cosas que no son ciertas según la palabra; sino que persiste el ánimo por hacer las cosas al estilo del Padre, quien es muy suave en su trato con nosotros, velando por nuestra seguridad y sustento. Siempre que se presenta un cierto señorío en algún dirigente -un espíritu diotrefano-, sabemos que el tal no proviene de Dios, porque ninguna guardianía es tiránica u opresiva; sino tierna y ejemplar, conforme a lo que aprendió del Señor Jesús.
*** Pedro nos concientiza respecto a un rol ministerial que el Señor mantuvo consigo cuando estuvo presente antropomórficamente, en su calidad de Pastor de pastores, y Príncipe de los mismos, arguyendo que hay UNA CORONA INCORRUPTIBLE DE GLORIA para quienes lo hagan competentemente. Hay, pues, un galardón que Dios se reserva para quienes le sirven en esta área específica.
*** Pedro toca el aspecto de la autoridad y la sumisión en varios niveles, hablando a los jóvenes, a quienes amonesta a someterse a los ancianos locales (es clásico de la juventud el ser impulsivos, y dejarse llevar por la inmadurez siendo apriorísticos en todo); aprendamos, pues, a aplicar "paños fríos" a esa pasión capital que parece consumirlos, orientando la misma a cosas que sean de utilidad a nivel congregacional. Cuando se habla de mutuas sumisiones, se refiere al hecho de apreciar la autoridad delegada para la riqueza funcional corporativa, entendiendo eso bajo la perspectiva de la responsabilidad administrativa. La humildad, como el revestimiento ideal, no nos hará ver los galones, jinetas o estrellas del otro; sino su idealidad y fidelidad para el servicio útil, y su nivel de competencia para ejecutar la voluntad de Dios.
*** Toda soberbia en el servicio a nivel de autoridades locales se encontrará con la resistencia divina (¡no la nuestra!), relevando al presuntuoso de su cargo o rango, ubicando en su lugar un corazón más humilde, que disfrute el servir a los demás como principio espiritual válido. Al dar la pauta de que nos humillemos bajo la poderosa mano de Dios, nos habla de dos cosas: (1) La directa guianza divina mediante el Espíritu Santo para hacer su voluntad perfecta; (2) El servir bajo el orden ministerial quíntuplo, para edificar el cuerpo de Cristo en su panorama corporal. Aquellos que sepan servir en labores menores, o de ayudantía, serán promovidos hacia mayores labores con el tiempo (Hch.6:8; 8:5-8).
*** Toda la ansiedad que a nosotros llegue, ¡no es para que la carguemos nosotros!; sino para que aprendamos a confiar en el Señor, depositándola sobre sus amplios hombros. Si alguna vez viste a una oveja llevada en los hombros del pastor, fue hasta llegar a donde podía ser atendida, curada y restaurada; ¡y no para vivir allí por siempre! Después que la ambulancia recoge a un herido, lo lleva directo al hospital; y no a darle vueltas como si fuera un carrusel o tiovivo, en una clara señal de engreimiento. ¡Despertemos! Es preciso madurar.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 12/06/2016
LA LABOR MINISTERIAL NO ES PARA PRESUNTUOSOS NI PARA NEÓFITOS; AMBOS CONSTITUIRÁN UN TROPIEZO PARA LA GREY, PUES ENFERMARÁN DE DELIRIO Y ASUMIRÁN ROLES PARA LOS CUALES DIOS NO LOS LLAMARA. SÓLO LA HUMILDAD, COMO VIRTUD Y COMO ACTITUD, NOS PRMITIRÁN ALCANZAR PLENITUD PARA SERVIR EFICAZMENTE AL PUEBLO DE DIOS.
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