martes, 7 de junio de 2016

TODAS LAS AFLICCIONES QUE EL CRISTIANO SUFRE POR CAUSA DEL SEÑOR HAN DE SER ADMITIDAS COMO MOTIVOS DE GLORIA, Y EL TESTIMONIO CABAL DE QUE SUS SUFRIMIENTOS SUBEN A DIOS COMO OFRENDAS DE OLOR GRATO. SI NUESTRO SEÑOR Y DIOS SUFRIÓ Y MURIÓ POR NOSOTROS DE UN MODO CRUEL Y HORRENDO, ADMITAMOS LAS AFLICCIONES DEL TIEMPO PRESENTE, POR SU CAUSA, COMO PARTE DE LA GLORIA QUE ÉL HA QUERIDO COMPARTIR CON NOSOTROS DE ESTE LADO DEL VELO.

LIMA - PERÚ   MARTES 07 DE JUNIO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PEDRO

Primera de Pedro 3:14-18.


"Mas también si alguna cosa padecéis por causa de la justicia, bienventurados sois. Por tanto no os amedrentéis por temor de ellos, ni os conturbéis, sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que demande razón de la esperanza que hay en vosotros; teniendo buena conciencia, para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, sean avergonzados los que calumnian vuestra buena conducta en Cristo. Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal. Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados".

*** Al referirse a la aflicción que nos llega por operar con Dios en justicia, ésta debe ser interpretada como una divina bienaventuranza, ya que indica que el dios de este siglo está tomando nota de nuestro avance espiritual, tratando de repeler nuestro accionar, buscando convencernos de que no luchemos contra él por ser muy peligroso. Nótese que lo que él hace es tratar de amedrentarnos para que voluntariamente dejemos de atacar su reino con nuestra justa conducta y bendito ejemplo, desdibujando la esfera de su dominio como si tuviera valor absoluto o único. El reino demoníaco es agredido cada vez que testificamos en una forma clara y efectiva del poder de Dios (de palabra y de hecho), haciendo ver que su gobierno fraudulento ha llegado a su fin, y que EL HOMBRE MÁS FUERTE, Jesucristo, lo ha despojado de su autoridad, invitándonos a someternos bajo su Señorío, y disfrutar de lo maravilloso del reino de Dios (Col.1:11-14; 2Ti.1:7).

*** El amedrentamieno y la perturbación surgen del temor, y el Señor nos ordena no temer, implicando que ésta es una actitud del corazón y está sujeta a nuestra voluntad, y que no debemos darle espacio alguno en nuestra mente para asustarnos, ni en nuestro corazón para inhibirnos. Al decir que santifiquemos a Dios en nuestros corazones, se nos insta a obedecer las pautas que él nos refiriera sobre lo que debía ser nuestra actitud. ¿Recordamos el pasaje de Moisés golpeando a la roca, en lugar de hablarle según la divina indicación? El Señor culpó a Moisés y Aarón por no creer en él para santificarlo ante su pueblo, y los excluyó de la entrada a la tierra prometida (Nm.20:7-13,12e). Si pensamos que no creer a Dios es un asunto trivial, no habrá en nosotros el deseo de santificarlo evidenciando la realidad de la virtud de aquel que en nosotros mora, nos orienta, gobierna y actúa; recibiendo las retribuciones del caso.

*** El corazón preparado de un genuino siervo de Dios no teme dar testimonio de lo que Dios ha hecho en él, y se constituye en un sincero y poderoso apologista que con mansedumbre y con reverencia sabe presentar ordenadamente la razón de la esperanza que muy dentro de su ser abriga. Su conducta -regulada por su fe y su conocimiento de la palabra-, le otorga una buena conciencia, no cediendo a la murmuración de sus atacantes y a sus acusaciones, los mismos que serán avergonzados por sus falsas declaraciones y por su actitud hostil hacia él, juzgándole como si fuera un malhechor. Que nuestra naturaleza intachable y digna en el Señor sea nuestra respuesta continua a las falaces acusaciones de aquellos que nos difaman.

*** Si nuestra aflicción es por causa del Señor, ¡qué felicidad! Si su gracia así lo quiere, estamos aquí para compartir sus sufrimientos y su pasión por la humanidad que vino a redimir, siendo rechazados y repudiados injustamente, alegrándose el Señor de tenernos como sus testigos, y nosotros de ser tenidos por dignos de sufrir por él (Hch.5:40-41). Somos también instados por el apóstol a no considerarnos como dichosos si sufrimos haciendo el mal, pagando el precio de nuestra vergonzosa conducta. Tomando eso como su base, nos hace saber que Cristo padeció por nuestros pecados SOLAMENTE UNA VEZ, indicando el valor eterno de su sacrificio, así como su suficiencia. El justo por todos los injustos, para llevarnos a Dios, erradicándonos de la esfera natural, caduca y pasajera de nuestra naturaleza adámica; transportándonos a la esfera espiritual en la que vivimos con él, en pleno contacto con el Padre, testificando la vivificación de nuestros espíritus y la realidad trascendente de nuestra perenne relación con él.

*** Y fue en esa condición de ESPÍRITU VIVIFICADO, llevando la prueba en sí mismo de la eficacia de la redención, y de aquella naturaleza genérica que no puede ya más morir (Lc.20:36) que visitó a los espíritus encarcelados. No se refiere a los espíritus de los justos como prisioneros de una esperanza; sino a los espíritus que no se inhibieron de hacer maldad (2P.2:4). Los que fueran GUARDADOS POR EL SEÑOR EN ESPERANZA, difieren de los espíritus encarcelados, pues estos últimos desafiaron a Dios queriendo establecer una descendencia mixta que Dios hubo de destruir (Gn.6:1-12).

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   07/06/2016

1 comentario:

  1. EL APÓSTOL PEDRO NO NOS OCULTA QUE HABRÁN TIEMPOS SINGULARES DE AFLICCIÓN, Y QUE ALGUNOS DE ELLOS VENDRÁN POR CAUSA DE LA VOLUNTAD DE DIOS, Y PARA QUE OTROS, Y NOSOTROS MISMOS, SEAMOS CONSCIENTES DEL VALOR DE NUESTRA FE EN ÉL EN MEDIO DEL SUFRIMIENTO. RECORDEMOS QUE PABLO TAMBIÉN NOS DICE QUE TODOS LOS QUE QUIERAN VIVIR UNA VIDA CRISTIANA GENUINA, TENDRÁN AFLICCIONES Y PERSECUCIONES.

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