martes, 14 de junio de 2016

ESTA SEGUNDA CARTA APOSTÓLICA DE PEDRO, QUIERE CIMENTARNOS MÁS EN EL CONOCIMIENTO DE NUESTRA REDENCIÓN, DEL VALOR INEFABLE DE LA JUSTICIA DIVINA, Y DE CÓMO ÉSTA SE APLICA A NUESTRO ANDAR, FIJANDO EN NOSOTROS UNA ESPERANZA VIVA, Y UNA CERTEZA EN LA ESPERANZA.

LIMA - PERÚ  MARTES 14 DE JUNIO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA SEGUNDA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PEDRO

Segunda de Pedro 1:1-2.

"Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús".

*** El escritor, como es clásico en las cartas apostólicas para autenticarlas y hacerlas parte de la revelación divina, se identifica por su nombre natural, y por el que Jesús le diera cuando entró a su servicio y relación con él en calidad de discípulo (Jn.1:42), y a continuación muestra su doble rol: como siervo (doulos=esclavo), primero; y como apóstol (apostolos=enviado), de Jesucristo, dando a entender que quien no está dispuesto a servir a Dios en la forma más humilde, no tiene opción para representarle en las "ligas mayores", recordando la frase que él nos ministrara en Primera de Pedro 5:5-6. El discipulado, nos ayuda a comprobar la fidelidad y la integración de quienes asumen el rol de seguidores, siendo adoctrinados y entrenados en lo que al servicio a Dios se refiere, estando atentos a las premisas de su mentor, y entender el por qué llegó donde está, ejecutando la divina voluntad para cubrir el propósito del Padre en su generación.

*** Al mencionar el nivel alcanzado, hace hincapié en la JUSTICIA DE NUESTRO DIOS Y SALVADOR JESUCRISTO, apuntando necesariamente a la gracia de Dios derramada sobre nosotros, a la justicia imputada como una dádiva divina, recordando siempre que la justicia nos permite identificar el accionar del Señor como principio y práctica, no alejándose jamás de la correcta proporcionalidad, que es la base de su regio fluir (Sal.97:2b). Al identificar a Jesús como Dios, reconoce su gloria trinitaria de antropomórfica apariencia; y al llamarlo Salvador, lo ubica en su contexto redentivo, en su capacidad recobradora y aplicadora de la justicia que nos envuelve por su gracia; y ¡ESO ES LO QUE TENEMOS Y DISFRUTAMOS DE ÉL!; componiendo ello nuestra fe como una realidad tangible, sensible y disfrutable. Por eso el apóstol refiere que la fe de los santos es idéntica en valía con la fe apostólica, porque es nuestra confesión ante Dios, el mundo y el enemigo. ¡Ya no somos parte del engaño secular, idolátrico y religioso del sistema que el diablo diseñara para que viviéramos bajo su señorío! Nuestro avance en el plano doctrinal sería imposible si disentimos en cuanto al valor de lo que hemos llegado a heredar como hijos de Dios.

*** Este saludo apostólico llegó a ser característico, no por falta de originalidad; sino porque ello se había convertido en una apretada síntesis de lo que los creyentes poseemos como legado divinal. La gracia, es la generosa dádiva de amor que Dios comparte con nosotros por el sacrificio de Jesús, disponiendo abiertamente de ese don inefable que nos exceptúa del siglo presente, y nos hace parte de la gloria venidera y de los poderes correspondientes a la misma. Si rercordamos que David fue ungido rey en tres oportunidades, entenderemos por qué el Señor nos imparte su gracia vez tras vez, haciendo que nuestro espíritu, alma y cuerpo sea santificado por completo (1S.16:13; 2S.2:11; 2S.5:3; 1Ts.5:23-24). La paz, multiplicada, va ganando paulatinamente cada territorio que conquistamos y pacificamos, ubicando en ellos la certeza de nuestra esperanza, experimentando un sentido de plenitud que nos conforta interior y exteriormente, viviendo en un estado de placidez que sólo entiende quien participa en ello.

*** Pedro insiste en el hecho de que si no hay un claro entendimiento del Señorío de Jesús y de la Soberanía del Padre, no alcanzaremos el pleno entendimiento de lo que aquí se nos comparte. Si no hay una plena consciencia de lo que poseemos en el Señor, penetramos en el oscuro túnel de la intrascendencia, convirtiéndonos en seres pasivos que se dejarán adormecer por el sopor del siglo presente, haciendo que el polvo de los tiempos se impregne como una segunda piel y se torne mortecina nuestra esperanza, hasta hacerse una fría religión que bosteza y parpadea ante el embate de las fortalezas seculares, apagando la débil luz de nuestra alicaída lámpara. ¡No es el tiempo para dejarse arrullar y adormecerse; sino para despertar y erguirse para batallar! (Ef.5:13-17). Crezcamos en sabiduría y conocimiento espiritual.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   14/06/2016

1 comentario:

  1. EL APÓSTOL PEDRO SIEMPRE SE PREOCUPA DE QUE TENGAMOS MUY CLARA LA DOCTRINA CRISTIANA, Y QUE PODAMOS DISFRUTAR DE TODO LO QUE EL PADRE DEJÓ PARA NOSOTROS, LEGÁNDONOS SU BONDAD, SU GRACIA Y SU PODER, PARA QUE VIVAMOS LA VIDA CRISTIANA AL MÁXIMO. NOS TOCA APROVECHARNOS, CON TODO NUESTRO SER, DE LO QUE TENEMOS EN DIOS.

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