sábado, 4 de junio de 2016

EL SERVICIO A DIOS, LAS AFLICCIONES, LA TEMPLANZA, LA SERIEDAD DE NUESTRO LLAMAMIENTO Y COMPROMISO CON LA DEIDAD; NUESTRA FILIACIÓN, Y NUESTRA RELACIÓN ECLESIAL; SON EL TEMA DE ESTE CÁNTICO CELESTE QUE EN LA TIERRA SE CANTA. SOLAMENTE LOS HIJOS DE DIOS QUE ESTÁN CONSCIENTES DE SU LLAMAMIENTO A "LAS LIGAS MAYORES", VAN MADURÁNDOSE PROGRESIVAMENTE, HASTA ENTENDER PARA QUÉ SE LES FORJA CON UN CORAJE A TODA PRUEBA, DESTINÁNDOSELES AL ALCANCE DE UNA VICTORIA TRASCENDENTAL.

LIMA - PERÚ  SÁBADO 04 DE JUNIO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PEDRO

Primera de Pedro 2:18-25.

"Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar. Porque esto merece aprobación, si alguno a causa de la conciencia delante de Dios, sufre molestias padeciendo injustamente. Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios. Pues para eso fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas".

*** (1P.2:18) El compromiso con Dios, allende las condiciones sociales, nos conmina a percibir el perfume divino en la más honda aflicción, siendo como la mirra, que para dar su olor debe ser machacada, desprendiéndose así su excelente fragancia. Así, pues, aun los criados o esclavos son considerados, haciendo notoria su necesidad de implícita obediencia a sus amos terrenales, y alcanzar con ello un nivel de tolerancia difícil de ser superado para quien actúa bajo el gobierno de su propia voluntad por causa de su libertad. Hay patrones muy tratables y considerados; y también lo opuesto, significando un "diario suplicio" el tenerlos que aguantar. 


*** (1P.2:19) Al meditar en la "divina aprobación dentro del horno de aflicción" (como lo acontecido con los tres amigos de Daniel: Misael, Ananías y Azarías en el horno inocuo), nos sentimos bastante intranquilos, pues no quisiéramos tener esa experiencia. Pero el hierro, para convertirse en acero, tiene que pasar por la fragua y por el agua, hasta adquirir templanza, doblándose sin quebrarse, obteniendo un filo muy agudo, y una fortaleza inquebrantable. Las molestias del injusto sufrimiento crean la consciencia de estar bajo los auspicios del trato divinal para hacer de nosotros algo especial y único.

*** (1P.2:20-21) El ser abofeteados por nuestros pecados no es un horno de aflicción, sino un justo castigo por no estar a la orden directa del Padre, y seguir las disposiciones engañosas de la carne. Hacer lo bueno, traerá mucha aflicción, y esto se traducirá en un fruto para la gloria del Señor, y la templanza adquirida nos hará partícipes de la divina aprobación. Nuestro llamado al servicio útil pasa por el sufrimiento pasional que nos hará aptos para el reino. Si nuestro Señor y Dios hubo de padecer por nosotros, para obtener la medida de fe necesaria para tener nuestro nivel de herederos de gloria, no debemos mirar el dolor de la aflicción como algo raro o extraño, sino como parte del entrenamiento y "gajes del oficio".

*** (1P.2:22)  Jesús, es descrito por Pedro como alguien que nunca pecó en forma alguna, y en cuya boca no hubo engaño, pues sus oídos, ojos y corazón estuvieron siempre pendientes del divino hablar, de la cuidadosa observación de lo que el Padre hacía, para emularlo aquí en la tierra, y para hacer rimar el corazón del Hijo con el latir del corazón del Padre en una bendita cronometría histórica y profética; haciendo todo lo que él indicara en vocación e intento.

*** (1P.2:23) El tierno corazón del Señor no buscaba revanchas, ni motivos que le hicieran claudicar respecto a su misión redentora; ni la oposición del maligno, ni su lenguaje repelente, halló eco jamás en los labios puros del Señor; así, ningún padecimiento lo llevó a amenazar o disponer una venganza futura, llevando su causa ante aquel que juzga rectamente, vindicando la justicia y castigando la maldad.

*** (1P.2:24) Su misión redentora, y su sacrificio sustitutivo, y su morir como un maldito de Yahweh para liberarnos a nosotros, jamás fue olvidado, y su perspectiva era nuestra integración a esa realidad, ya que solamente en esa posición podíamos saber que éramos gente redimida, que nuestros pecados habían sido perdonados al sustituirnos en la misma condenación, y llevar nuestros pecados sobre él como el Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo. Nuestra consciencia de redención, nos llevaría a aceptar nuestra muerte al pecado, y haríamos nuestra firme resolución para SERVIR A LA JUSTICIA, viviendo en ella; siendo sanos de nuestras enfermedades por causa de sus heridas.

*** (1P.2:25) La pérdida de la orientación divinal, y el descarrío de la rebeldía que nos apartara del Señor, nos hizo volver en los hombros de nuestro Pastor, celebrando que él sea hoy el Obispo de nuestras almas, haciendo imposible que nos perdamos. ¡Alabado sea Dios!

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   04/06/2016

1 comentario:

  1. EL PANORAMA DE NUESTRA INTEGRACIÓN AL ORDEN DIVINAL ES EXPUESTO COMO LA TRANSFORMACIÓN PROCESAL DEL HIERRO PARA CONVERTIRSE EN ACERO, PASANDO DE LA DUREZA RÍGIDA A LA TEMPLANZA QUE SE DOBLA SIN QUEBRARSE, ENTENDIENDO SU UTILIDAD EN EL CONTEXTO DEL PLAN DIVINAL.

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