sábado, 30 de enero de 2016

LOS ASPECTOS REFERIDOS AQUÍ, NOS PONDRÁN EN ANTECEDENTES SOBRE EL PLANO RELACIONAL QUE DEBE EVIDENCIARSE EN LOS TÉRMINOS DE NUESTRO FLUIR COMO HIJOS DE DIOS, TANTO EN LO INDIVIDUAL COMO EN LO ECLESIAL. LA MUTUA EDIFICACIÓN, Y EL ANIMARNOS DE CONTINUO HA DE PRIMAR EN NUESTRO PLANO RELACIONAL. TAMBIÉN EL APÓSTOL INSISTE EN CUANTO A LAS RETRIBUCIONES QUE DEBEN HACERSE A LOS QUE LOS PRESIDEN EN LA FE, Y LOS ORIENTAN CON FIDELIDAD A SU HEREDAD ETERNAL.

LIMA - PERÚ  SÁBADO 30 DE ENERO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS TESALONICENSES

Primera de Tesalonicenses 5:9-13a.

"Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él. Por lo cual, animaos unos  a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis. Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra".

*** El apóstol aboga porque la desidia desaparezca de la idiosincracia tesalonicense. Hay, pues, un consejo para mantenerse en la luz iluminadora del amor fraternal y del plano relacional con la Deidad, la cual nos ayuda a superar cualquier desavenencia basándonos en nuestra identidad como la familia de Dios; manteniéndonos sobrios en ese sentido, y teniendo un testimonio cabal que nos evidencie como hijos de Dios, y una casta exenta de paganismos. Los hijos del día no pueden evitar ser luminares en medio de un mundo perverso, pues su naturaleza evidencia su identidad de un modo definitivo (Fil.2:15).

*** Las intermitencias dejémoslas a las luciérnagas y a los focos de las marquesinas de los teatros; nosotros hemos de ser una luz perenne (Lv.6:13). Los descuidados y los relapsos, suelen jugar puerilmente con cosas demasiado serias para ser asumidas trivialmente. Dios no nos ha dispuesto como vasos de ira, sino como vasos de gloria; de allí que nuestra dedicación a las cosas de Dios se haya convertido en un estilo de vida, y no en un tonto pasatiempo. Nuestra relación personal con la Deidad ha de persistir en todo tiempo: " Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes" (Dt.6:6-7).

*** La gracia impartida, que puso al Señor Jesús en nuestros corazones para reinar y señorear en él, nos imparte la certeza de nuestra salvación, haciendo de nuestras vidas un feliz enlace con el Señor, campeando en cada área de nuestras existencias, dedicaciones y labores. El que dio su vida por nosotros, nos insiste en manejar las mismas con nuestro consentimiento, para el alcance de la promesa, y de nuestra herencia como gente santificada. Él no nos anula, sino que nos orienta del modo más exacto para obtener el agrado divino en todo lo que pensamos, decimos y hacemos. Y cuando hallamos a otros vasos del Señor caminando en la misma senda la comunión nos es fácil, animándonos mutuamente, y ascendiendo a las más altas esferas en el Espíritu como resultado de la mutua edificación, obteniendo un crecimiento sostenido.

*** Y llegamos al punto deficitario más enorme de los hermanos en Tesalónica: El desprecio por los valores espirituales que fluyen en forma de dones ministeriales para la congregación. Los hermanos veían la dedicación de otros a las preciosas labores ministeriales como un "complejo de sirvientes"; una "divina obligación"; o "un favor gratuito para los engreídos del Señor, o sea: ellos". Aquellos que miran a sus pastores como el servicio doméstico destinado a servirlos (la asistencia angélica no tiene que ver con inferioridad, sino con tu llamamiento a las cosas del reino, y la efectividad que ello presupone según Hebreos 1:14); no son sirvientes dispuestos para tu capricho personal, sino sujetos con asignaciones de orden divinal que fueron elegidos para orientarte espiritualmente, y que trabajan para Dios, que nunca descuida los haberes de sus siervos (Ver 1co.9:4-12).

*** El reconocimiento del trabajo en el Señor es propio de los que se ven beneficiados con la labor célico-pedestre de los mensajeros del Señor; no con aplausos o credenciales locales, sino con lo indispensable para que, conforme a sus llamamientos y servicio al Señor sean remunerados, manteniendo así su participación con la eficacia que se requiere. Si los hijos se sienten príncipes, es porque sus padres son reyes, y su labor eficaz mantiene el reino en funciones. El reino no se mantiene solo, sino que es sustentado por las contribuciones de los habitantes del mismo, y es su proactividad y su productividad lo que hace al reino lo que es. Una manifestación de la hegemonía divina, operando en cada uno de los habitantes del tal.

*** El trabajo de orden espiritual difiere del plano convencional en el área física, ya que el tiempo es dedicado al contacto con la celeste esfera, y la certeza de las direcciones en las que Dios Padre opera para el beneficio general. El presidir en el Señor implica guianza segura y eficaz, el contacto con la celeste esfera de parte de los hombres; y el contacto con los hombres de parte de la esfera celestial, manteniendo la fusión cielo-tierra diariamente, sirviendo al propósito de Dios en la vida de sus santos. La estimación a tu dirigente espiritual debe ser algo manifiesto, reconociendo su labor como una extensión del favor divinal para contigo.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   30/01/2016




1 comentario:

  1. SI SE SIGUEN LAS PAUTAS INDICADAS, Y SI SE DECIDE DE CORAZÓN DAR LA GLORIA Y LA HONRA A DIOS, HEMOS DE TOMAR MUY EN SERIO LAS ORDENANZAS ESPIRITUALES DESCRITAS EN ESTE PASAJE, PARA QUE TENGAMOS UNA GREY MUY COHESIONADA Y FRUCTÍFERA, CAMINANDO Y FLUYENDO EN EL ORDEN DIVINAL, CON LOS FRUTOS QUE LA CARACTERIZAN.

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