LIMA - PERÚ MARTES 01 DE MARZO DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS COLOSENSES.
Colosenses 1:17-23.
"Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro".
*** (V.17) La preexistencia del Señor Jesús como el Verbo de Dios, es reconocida aquí, así como su autoría de todos las cosas creadas basadas en su ADN, componiendo después todo lo que somos capaces de ver y entender, en las dimensiones citadas en el v.16. Pablo apunta no solamente al origen de las cosas, sino al hecho de que las mismas siguen vigentes por la expresa voluntad de quien las creara y forjara con un propósito, siendo ello la razón de su permanencia hasta hoy.
*** (V.18) Pablo desciende en sus declaraciones, bajando al plano pedestre, y señalando que todo lo que es y será con la familia de Dios, en su plano corporativo, obedece a lo que la iglesia tiene como su celestial herencia: CRISTO COMO SU CABEZA (Mt.28:18; Ef.4:12-16). Así, pues, el pensamiento y la visión de la cabeza permanece en la esfera celeste (tener la mente de Cristo, le llama Pablo), y el resto del cuerpo (nosotros como la iglesia) funcionamos de acuerdo a su pensar y a su perspectiva. De aquí, el apóstol pasa a la corriente del tiempo (la cronología humana), y nos dice que fuimos generados en Dios desde antes que el mundo fuese, y que las cosas poseen un origen, una perspectiva y un sino, que los fija en el plan divino y les otorga un lugar en la gloria.
*** (V.18b) Al referirse a Jesús como el principio, nos revela que todo lo que llegó a ser tiene en él su esencia, siendo el comunicador de aquella energía vital que nos sustenta hoy; dice más: incluye a Jesús como el primero de una casta que no puede ya más morir, al haber resucitado de entre los muertos, apuntando a una vida genérica que Jesús revelara y sustentara por la calidad y la naturaleza de la vida impartida. Así como la vida tuvo en él sus inicios (Jn.1:3-4), la vida genérica post mortem (vida de resurrección) fue originada con él, para que en todo sentido sea preeminente.
*** (V.19-20) El Padre se agradó de que en él habitase toda plenitud, para dispensarse a través de él toda su gracia. La reconciliación entre el Padre y su creación, en los términos primigenios, serían una realidad en la individualidad del Verbo divino, haciendo de la tierra y del cielo una unidad compacta, aprovechando el valor del sacrificio en la cruz del Calvario para traer a la presencia del Señor aquella gloria de la que el hombre fuera despojado en la caída.
*** (V.21) La posición que Dios dispuso por su gracia, para aquellos que éramos en otro tiempo extraños (forasteros) y enemigos (opositores de corazón), sosteniendo tal enredo en nuestras mentes. ocupándonos en un perverso obrar que resultara en aquella condición algo natural, que compusiera nuestra esencia, ha pasado al olvido; y la redención, ha renovado también nuestra mente, uniéndonos al Señor en perspectiva y sentido, fusionándonos con él al morir como nuestro sustituto, acabando con nuestra naturaleza adámica; y en un acto de gloriosa y bendita restauración, nos santificó, purificó y dignificó ante sí (todo esto fue operado por los horrores de su aflicción en su cuerpo de carne, muriendo por nuestras culpas y en nuestro lugar).
*** (V.23) El efecto más gravitante de la redención, es la fijación de la vida genérica en nosotros, que sin embargo se sujeta a nuestra voluntad. Nuestra valoración de ella, en todo nuestro andar, ha de responder por nosotros diariamente; y en el día postrero, dando fe de nuestra esencia como hijos amados, reflejando ello en nuestro andar, en nuestro avance a la gloria. La permanencia es semejante a las raíces clavadas en la tierra fértil; el ascenso, con nuestra firmeza de mantenernos en la visión y misión, haciendo cada vez más grueso el tronco que emerge hacia el cielo, fructificando de acuerdo a la esperanza que nos espolea a buscar lo de arriba, y que siendo vista y juzgada en nosotros, va afectando a la gente de nuestro entorno con los valores trascendentes de la gracia divinal que nos lleva al reino.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 01/03/2016
*** (V.18b) Al referirse a Jesús como el principio, nos revela que todo lo que llegó a ser tiene en él su esencia, siendo el comunicador de aquella energía vital que nos sustenta hoy; dice más: incluye a Jesús como el primero de una casta que no puede ya más morir, al haber resucitado de entre los muertos, apuntando a una vida genérica que Jesús revelara y sustentara por la calidad y la naturaleza de la vida impartida. Así como la vida tuvo en él sus inicios (Jn.1:3-4), la vida genérica post mortem (vida de resurrección) fue originada con él, para que en todo sentido sea preeminente.
*** (V.19-20) El Padre se agradó de que en él habitase toda plenitud, para dispensarse a través de él toda su gracia. La reconciliación entre el Padre y su creación, en los términos primigenios, serían una realidad en la individualidad del Verbo divino, haciendo de la tierra y del cielo una unidad compacta, aprovechando el valor del sacrificio en la cruz del Calvario para traer a la presencia del Señor aquella gloria de la que el hombre fuera despojado en la caída.
*** (V.21) La posición que Dios dispuso por su gracia, para aquellos que éramos en otro tiempo extraños (forasteros) y enemigos (opositores de corazón), sosteniendo tal enredo en nuestras mentes. ocupándonos en un perverso obrar que resultara en aquella condición algo natural, que compusiera nuestra esencia, ha pasado al olvido; y la redención, ha renovado también nuestra mente, uniéndonos al Señor en perspectiva y sentido, fusionándonos con él al morir como nuestro sustituto, acabando con nuestra naturaleza adámica; y en un acto de gloriosa y bendita restauración, nos santificó, purificó y dignificó ante sí (todo esto fue operado por los horrores de su aflicción en su cuerpo de carne, muriendo por nuestras culpas y en nuestro lugar).
*** (V.23) El efecto más gravitante de la redención, es la fijación de la vida genérica en nosotros, que sin embargo se sujeta a nuestra voluntad. Nuestra valoración de ella, en todo nuestro andar, ha de responder por nosotros diariamente; y en el día postrero, dando fe de nuestra esencia como hijos amados, reflejando ello en nuestro andar, en nuestro avance a la gloria. La permanencia es semejante a las raíces clavadas en la tierra fértil; el ascenso, con nuestra firmeza de mantenernos en la visión y misión, haciendo cada vez más grueso el tronco que emerge hacia el cielo, fructificando de acuerdo a la esperanza que nos espolea a buscar lo de arriba, y que siendo vista y juzgada en nosotros, va afectando a la gente de nuestro entorno con los valores trascendentes de la gracia divinal que nos lleva al reino.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 01/03/2016
PABLO HACE UNA APRETADA SINTESIS DEL PANORAMA DOCTRINAL QUE LE ES PROPIO A CADA HIJO DE DIOS, PARA MANTENERSE EN EL CONTEXTO DEL PLANO OPERACIONAL DIVINO. MOLÉSTESE EL LECTOR ACUCIOSO DE ESTE BLOG EN TOMAR NOTA DE CADA UNA DE LAS COSAS QUE AQUÍ SE VENTILAN, PARA QUE TENGAN UNA PERSPECTIVA VALIOSA DE SU ROL COMO HIJOS DE DIOS.
ResponderEliminar