sábado, 25 de junio de 2016

LA POSTRER AMONESTACIÓN PEDRINA ES PARA PROMOVER EN NOSOTROS LA FIDELIDAD Y LA APROBACIÓN CELESTIAL VÍA LA OBEDIENCIA A LOS PRINCIPIOS DIVINOS COMO UNA RESOLUCIÓN PERSONAL Y ECLESIAL. LA DISOLUCIÓN SE INICIARÁ CON LAS PEQUEÑAS DUDAS, Y LOS COQUETEOS CON LA CARNE, Y SU ESCOPETA DE DOS CAÑONES: SÍ Y NO. LA VIDA CRISTIANA NO ES UNA CADENA DE DECISIONES, SINO UNA BENDITA Y ÚNICA RESOLUCIÓN EN LA QUE DEBEMOS AFIRMAR NUESTRAS ALMAS.

LIMA - PERÚ  SÁBADO 25 DE JUNIO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA SEGUNDA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PEDRO

Segunda de Pedro 3:14-18.

"Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz. Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él sea gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén".

*** (2P.3:14) En esta porción, Pedro amonesta a los santos arguyendo el valor de su esperanza como una realidad tangible en la que vale la pena persistir. Así, en lugar de sentir temor por lo que vendrá, el creyente se sabe guardado y preservado para una dicha que no concluirá; y el miedo de antes se transforma en aguda expectativa, semejante a la de la novia que aguarda al consorte que vendrá a buscarla para irse a vivir con él en una felicidad trascendente. Asimismo, el apóstol hace notorio cuál debe ser el estado en que el Señor espera hallarnos, para que nuestra virtud y pureza de corazón le demuestre a Dios que él era nuestra esperanza, y que nos aderezamos para su venida, haciendo que dicha expectativa nos mantuviera impolutos y dignos de él, dada nuestra irreprensibilidad. Esa paz con Dios, pone en nosotros aquella paz interior que no puede sufrir interrupciones.


*** (2P.3:15-16) También se nos apercibe para que entendamos que la paciencia y longanimidad de nuestro Dios ES PARA SALVACIÓN; no teniendo una segunda intención aparte de ésta. No tiene nada que ver con el apoyo a la carnalidad, o a un alargue que postule un absurdo consentimiento por lo perverso. La gracia no es una aprobación a la continuidad con la maldad; sino el fin de ella, y la disponibilidad divina para aceptarnos como gente pura y sin mácula delante de él, por habernos redimido del pecado, y de un futuro de condenación. Lo opuesto, es un engaño satánico consentido por la carne que disfruta el morar en la impiedad. Los retorcidos de corazón, habitan en la inconstancia, y son muy cercanos a los indoctos por autodeterminación. Para ellos, el ser relajados o ignorar, los hace creerse inmunes al juicio divino. Eso ya no es auto engaño, sino cinismo e hipocresía que han de condenar los jueces. Esta gente es muy capaz para lo malo, y su especialidad está en torcer y contradecir lo que Dios pautó para nosotros como hijos de Dios; y esas cosas no las hace un ignorante o un retrógrado; sino alguien que es experto en cambiar el sentido de las cosas con una inefable destreza.



 *** (2P.3:17-18) Los considerandos propuestos apostólicamente nos han sido revelados para nuestra amonestación y apercibimiento, advirtiéndonos seriamente de que nos guardemos de tales tropelías, pues toda pasividad ante el empuje de esta corriente secular puede arrastrarnos consigo, alejándonos de nuestra visión y perspectiva por "algún imperdonable descuido". Toda nuestra firmeza se acomoda en lo que sabemos, pensamos, creemos, hablamos y obramos. Nadie puede apartarnos de nuestro peregrinar a menos que nosotros lo consintamos. No sólo hemos de mantenernos en la gracia, sino que debemos crecer en ella, y en el conocimiento (vía la revelación espiritual por el contacto pleno con el Paracleto) de nuestro Señor (Amo, Dueño) y Salvador (Redentor, Recobrador, Restaurador) Jesucristo. Aprendamos a glorificar a Dios con nuestros dichos y hechos, hasta que la realidad de la Santa Ciudad se solidifique en nosotros y en nuestra experiencia. ¿Hasta cuándo? Hasta el día de Dios, y el día de la Eternidad.



EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   25/06/2016.

1 comentario:

  1. LA SEGUNDA VENIDA DEL SEÑOR JESUCRISTO ES PONDERADA AQUÍ COMO LA CERTEZA DE NUESTRA ESPERANZA, Y EL FUNDAMENTO DE NUESTRA FE ACERCA DE LO QUE VENDRÁ. ES MI ORACIÓN QUE EL CORAZÓN DE CADA UNO DE MIS LECTORES SE MANTENGA FIRME Y SIN FLUCTUAR EN LA PROFESIÓN DE NUESTRA ESPERANZA. ESTAMOS MÁS CERCA DE NUESTRA SALVACIÓN QUE CUANDO CREÍMOS. AGUARDEMOS CONFIADOS NUESTRO RECOGIMIENTO CELESTIAL.

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