LIMA - PERÚ SÁBADO 09 DE JUNIO DEL 2018 MENSAJE # 2537
SEGUNDA DE CRÓNICAS 34:1-4.
"De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén. Éste hizo lo recto ante los ojos de Yahweh, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda. A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre, y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas e imágenes fundidas. Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol que estaban puestas encima, despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que le habían ofrecido sacrificios".
=== Las crónicas de los reyes no están graficadas con las grandes batallas. o con una emotiva proclamación de sus narradores; sino que se limitan a referir la relación de ellos con la Deidad, su orientación, su fidelidad o infidelidad, y los resultados de todo ello. Dios escribía la historia de nuestra redención con seres humanos semejantes a nosotros, siendo su accionar y sus vidas e intentos lo que dejara impregnadas las páginas históricas y proféticas que habrían de componer su propósito. Los niveles de tolerancia y aceptación, de gloria y vergüenza, no son disimulados en lo más mínimo por el o los cronistas a cargo de la narrativa, quienes fueran limitados por el Padre para mostrar los detalles que él quería que llegaran hasta nosotros. La época de los jueces, y la de los reyes después, nos permiten ver a las personas involucradas en su exacta dimensión, y si bien estas narraciones tienen que ver directamente con el divino obrar, cada uno de los protagonistas nos es mostrado en su fluir, tanto en su pensar, como en su hablar y obrar. gozando de plenas libertades, aciertos y desaciertos, dejándonos ver en medio de todo el cómo la soberanía divina mantiene todo bajo control, orientando las cosas hacia su realización, según lo programado por el Padre.
=== Y aquí tenemos a un niño de ocho años, que ingresa a su reinado en la nación escogida por Dios para cubrir su propósito en términos redentivos, y podemos ver su corazón, su mente y sus obras, cediendo al entrenamiento divinal para extraer a la nación hebrea de su debacle espiritual, para volverla a colocar en línea con la voluntad del Padre, y enderezar los corazones del pueblo elegido para que se reinstale el propósito de la Deidad, y lo aparejado por él vuelva a su cauce y cubra su cometido histórico-profético. El cronista nos dice que este niño, instruido por sus tutores y mentores, buscó realizar las cosas armonizando en pensamiento e intento con Yahweh, el Dios vivo. En él no hubo dudas ni vacilaciones, y fue su obrar en el trono agradable a Dios, teniendo como su guia la memoria insigne del rey David, a quien Yahweh considerara como un varón conforme a su corazón, que haría todo lo que él había mandado. El chiquillo crecíó, y al haber duplicado su edad, nada fue más importante que su judaica orientación (de cero a siete años mamá les enseña la Tora; de siete a catorce, papá se encarga de desarrollar el criterio para ejecutar los principios divinos como convienen, de manera que se tenga éxito en todo). Y así fue como el pequeño varón se integró a su realidad tripartita y bicampamentaria. Era un espíritu, tenía un alma, y habitaba en un cuerpo; y había decidido que la voluntad de Dios se hiciera en la tierra como se hacía en el cielo. Esos fueron para él los dulces dieciséis.
=== Y para sus veinte años, tras examinar las cosas según la sagrada enseñanza, entendió que tenía que LIMPIAR A JUDÁ Y JERUSALÉN de aquellos LUGARES ALTOS que nunca habían sido erradicados en gobiernos anteriores, y que se mantuvieran incólumes, donde se hicieran sacrificios de un tipo profano, y que por ello se convirtieran en altares no autorizados que Dios Padre aborrecía; pero que contaran con un consentimiento soslayado por la mayoría de los monarcas anteriores. El celo del veinteañero lo llevó a extremar su rechazo contra todas estas prácticas, y conforme a una profecía que se hiciera muchos años atrás en los que el profeta declarara su nombre, y lo que él ejecutaría (predestinación); así pasó en su experiencia particular. Aquellos centros de adoración idolátrica debían ser destruidos, quemados y erradicados definitivamente. Y Dios había puesto en este joven un celo tan tremendo y radical, que no dudó en profanar las tumbas de los sacerdotes de Baal y Astarot, y esparcir sus huesos y quemarlos en sus malditos altares. Para él fue un placer destruir cada imagen, disolver cada estatua metálica fundida, las representaciones del sol, haciéndolas polvo y esparciéndolas sobre las tumbas de quienes los veneraron, llevando a otros a la prostitución idolátrica que profanara la adoración espiritual correcta al único Dios verdadero: Yahweh. Que Dios conceda este celo para erradicar de nuestros corazones y nuestras vidas todo aquello que no agrada a Dios, o que usurpe su lugar en quienes le amamos.
"De ocho años era Josías cuando comenzó a reinar, y treinta y un años reinó en Jerusalén. Éste hizo lo recto ante los ojos de Yahweh, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse ni a derecha ni a izquierda. A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre, y a los doce años comenzó a limpiar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, imágenes de Asera, esculturas e imágenes fundidas. Y derribaron delante de él los altares de los baales, e hizo pedazos las imágenes del sol que estaban puestas encima, despedazó también las imágenes de Asera, las esculturas y estatuas fundidas, y las desmenuzó, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que le habían ofrecido sacrificios".
=== Las crónicas de los reyes no están graficadas con las grandes batallas. o con una emotiva proclamación de sus narradores; sino que se limitan a referir la relación de ellos con la Deidad, su orientación, su fidelidad o infidelidad, y los resultados de todo ello. Dios escribía la historia de nuestra redención con seres humanos semejantes a nosotros, siendo su accionar y sus vidas e intentos lo que dejara impregnadas las páginas históricas y proféticas que habrían de componer su propósito. Los niveles de tolerancia y aceptación, de gloria y vergüenza, no son disimulados en lo más mínimo por el o los cronistas a cargo de la narrativa, quienes fueran limitados por el Padre para mostrar los detalles que él quería que llegaran hasta nosotros. La época de los jueces, y la de los reyes después, nos permiten ver a las personas involucradas en su exacta dimensión, y si bien estas narraciones tienen que ver directamente con el divino obrar, cada uno de los protagonistas nos es mostrado en su fluir, tanto en su pensar, como en su hablar y obrar. gozando de plenas libertades, aciertos y desaciertos, dejándonos ver en medio de todo el cómo la soberanía divina mantiene todo bajo control, orientando las cosas hacia su realización, según lo programado por el Padre.
=== Y aquí tenemos a un niño de ocho años, que ingresa a su reinado en la nación escogida por Dios para cubrir su propósito en términos redentivos, y podemos ver su corazón, su mente y sus obras, cediendo al entrenamiento divinal para extraer a la nación hebrea de su debacle espiritual, para volverla a colocar en línea con la voluntad del Padre, y enderezar los corazones del pueblo elegido para que se reinstale el propósito de la Deidad, y lo aparejado por él vuelva a su cauce y cubra su cometido histórico-profético. El cronista nos dice que este niño, instruido por sus tutores y mentores, buscó realizar las cosas armonizando en pensamiento e intento con Yahweh, el Dios vivo. En él no hubo dudas ni vacilaciones, y fue su obrar en el trono agradable a Dios, teniendo como su guia la memoria insigne del rey David, a quien Yahweh considerara como un varón conforme a su corazón, que haría todo lo que él había mandado. El chiquillo crecíó, y al haber duplicado su edad, nada fue más importante que su judaica orientación (de cero a siete años mamá les enseña la Tora; de siete a catorce, papá se encarga de desarrollar el criterio para ejecutar los principios divinos como convienen, de manera que se tenga éxito en todo). Y así fue como el pequeño varón se integró a su realidad tripartita y bicampamentaria. Era un espíritu, tenía un alma, y habitaba en un cuerpo; y había decidido que la voluntad de Dios se hiciera en la tierra como se hacía en el cielo. Esos fueron para él los dulces dieciséis.
=== Y para sus veinte años, tras examinar las cosas según la sagrada enseñanza, entendió que tenía que LIMPIAR A JUDÁ Y JERUSALÉN de aquellos LUGARES ALTOS que nunca habían sido erradicados en gobiernos anteriores, y que se mantuvieran incólumes, donde se hicieran sacrificios de un tipo profano, y que por ello se convirtieran en altares no autorizados que Dios Padre aborrecía; pero que contaran con un consentimiento soslayado por la mayoría de los monarcas anteriores. El celo del veinteañero lo llevó a extremar su rechazo contra todas estas prácticas, y conforme a una profecía que se hiciera muchos años atrás en los que el profeta declarara su nombre, y lo que él ejecutaría (predestinación); así pasó en su experiencia particular. Aquellos centros de adoración idolátrica debían ser destruidos, quemados y erradicados definitivamente. Y Dios había puesto en este joven un celo tan tremendo y radical, que no dudó en profanar las tumbas de los sacerdotes de Baal y Astarot, y esparcir sus huesos y quemarlos en sus malditos altares. Para él fue un placer destruir cada imagen, disolver cada estatua metálica fundida, las representaciones del sol, haciéndolas polvo y esparciéndolas sobre las tumbas de quienes los veneraron, llevando a otros a la prostitución idolátrica que profanara la adoración espiritual correcta al único Dios verdadero: Yahweh. Que Dios conceda este celo para erradicar de nuestros corazones y nuestras vidas todo aquello que no agrada a Dios, o que usurpe su lugar en quienes le amamos.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 09/06/2018 MENSAJE # 2537
QUE NUESTROS CORAZONES SE LLENEN DE CELO PARA DESTRUIR TODO POSIBLE CONTACTO CON LA ACTIVIDAD ESPIRITUAL DEMONÍACA. PIDÁMOSLE AL PADRE QUE EXAMINE NUESTROS CORAZONES, Y DESCUBRE NUESTRO PLANO IDOLÁTRICO, DE MODO QUE NOS DESHAGAMOS DE ELLO, Y LE ADOREMOS COMO CORRESPONDE.
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