LIMA - PERÚ DOMINGO 03 DE JUNIO DEL 2018 MENSAJE # 2525
PRIMERA DE REYES 9:1-5.
"Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Yahweh, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer, Yahweh apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón. Y le dijo Yahweh: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis decretos, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel".
=== El afianzamiento del reino había llegado a consolidarse en los términos referidos por la Deidad, lo cual haría que el panorama relacional entre el Padre, el rey y sus gobernados, fuera el ideal, y el tal se mantuviera al máximo nivel, disfrutando ambos campamentos de todas las bendiciones y el bienestar que les fueran concedidos por las celestes bondades. Así, mientras la primera aparición del Señor en Gabaón, correspondiendo a los holocaustos que el nuevo rey le hubiera hecho, fueran precisadas en ese sentido, en esta ocasión fue distinto, pues es Dios quien se aparece para establecer una relación armónica y profunda con él y con la nación hebrea, y el Señor expone las condiciones en las que este pacto había de ser observado y conservado, proponiendo pros y contras sobre la base de una conducta que agradara al Padre, obedeciendo a su voluntad soberana, de modo que el proceso divino o propósito se ejecutara según su beneplácito, convergiendo todo ello en la naturaleza y la perspectiva regia que componía el ideal divinal. Si bien la gracia divina es incondicional (partiendo todo de la divina voluntad obrando en beneficio de los redimidos), la comunión con el Señor posee factores condicionales, llamando siempre a los concertantes del pacto con la Deidad a una plena obediencia, la unicidad de la adoración, y la predisposición al servicio en todo lo que la Divinidad indicara, dispensándonos a él en la medida que él lo hace para con nosotros, representándolo adecuadamente para que en todo el nombre de Dios sea glorificado.
=== Las proposiciones salomónicas, declaradas en el capítulo anterior, requerían de la divina conformidad, y de su bendita aprobación. Sin el refrendo divinal nada comienza a funcionar, y todo el enorme potencial que creemos haber generado, se convierte en un elefante blanco, algo bello y esplendoroso que nunca llega a ser de utilidad; un monumento a la futilidad. Bien, al mirar la respuesta divina, entendemos que Dios ha aceptado el ruego y la oración salomónica que el rey hiciera en su presencia. Y Dios arguye que él ha santificado aquella casa, ¿cóma la santifica? Haciéndose presente en aquel lugar, haciendo santo con ello todo el perímetro de dicha construcción. El sentido de la santidad es el que comunica su presencia, abarcando todo aquello con la majestad sublime de su integridad, proclamando aquel lugar, persona o cosa que el asume como suyas POR ESTAR ALLÍ. En el monte Sinaí, Dios le pidió a Moisés que se descalzara, porque el lugar que él pisaba era santo por su presencia, de allí que los sacerdotes trabajen en el tabernáculo sin llevar calzado alguno, siendo el tal algo profano en la presencia de Dios. El reclamo divino para que seamos santos tiene su base en que él mismo es Santo, y al habitarnos, santifica nuestro ser integral, desde nuestro espíritu humano hasta nuestro cuerpo mortal, el cual ha de ser dedicado a Dios, y nunca profanado.
=== Cuando Dios declara que allí estarán sus ojos y su corazón, proclama su auscultación y su sentir; lo primero compone un examen en la vida de cada creyente; lo segundo, proclama y revela su sentir en cuanto a su plano relacional, íntimo y particular, al haberse amalgamado con nosotros en su naturaleza esencial, la cual declara que nuestra adoración a él es en espíritu y verdad. Lo primero, implica naturalezas afines; lo segundo, la autenticación de nuestra adoración o veneración. Dios no admitirá algo menos que eso. Jesús fue claro con la mujer samaritana allá en el pozo de Jacob: "Ustedes adoran lo que no saben; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos. La adoración inconsciente pasa a constituirse en rédito pagano, en una plataforma de poder para el maligno, en una ofrenda cainita que es inaceptable para Dios, puesto que no era lo requerido por él, y lo que los cuadros hechos por artistas -el humo diseminándose en el aire- nos hace ver quién se esta beneficiando con las ofrendas desprovistas de realidad tesimonial, de certeza de la esperanza, llenando la copa de inmundicia que tanto poder aporta al reino del maligno. "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional" (Ro.12:1). Un adecuado andar, conforme a su voluntad, hará notoria nuestra fidelidad al pacto, y traerá las bendiciones ofertadas por la Deidad.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 03/06/2018 MENSAJE # 2525.
"Cuando Salomón hubo acabado la obra de la casa de Yahweh, y la casa real, y todo lo que Salomón quiso hacer, Yahweh apareció a Salomón la segunda vez, como le había aparecido en Gabaón. Y le dijo Yahweh: Yo he oído tu oración y tu ruego que has hecho en mi presencia. Yo he santificado esta casa que tú has edificado, para poner mi nombre en ella para siempre; y en ella estarán mis ojos y mi corazón todos los días. Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardares mis estatutos y mis decretos, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, como hablé a David tu padre, diciendo: No faltará varón de tu descendencia en el trono de Israel".
=== El afianzamiento del reino había llegado a consolidarse en los términos referidos por la Deidad, lo cual haría que el panorama relacional entre el Padre, el rey y sus gobernados, fuera el ideal, y el tal se mantuviera al máximo nivel, disfrutando ambos campamentos de todas las bendiciones y el bienestar que les fueran concedidos por las celestes bondades. Así, mientras la primera aparición del Señor en Gabaón, correspondiendo a los holocaustos que el nuevo rey le hubiera hecho, fueran precisadas en ese sentido, en esta ocasión fue distinto, pues es Dios quien se aparece para establecer una relación armónica y profunda con él y con la nación hebrea, y el Señor expone las condiciones en las que este pacto había de ser observado y conservado, proponiendo pros y contras sobre la base de una conducta que agradara al Padre, obedeciendo a su voluntad soberana, de modo que el proceso divino o propósito se ejecutara según su beneplácito, convergiendo todo ello en la naturaleza y la perspectiva regia que componía el ideal divinal. Si bien la gracia divina es incondicional (partiendo todo de la divina voluntad obrando en beneficio de los redimidos), la comunión con el Señor posee factores condicionales, llamando siempre a los concertantes del pacto con la Deidad a una plena obediencia, la unicidad de la adoración, y la predisposición al servicio en todo lo que la Divinidad indicara, dispensándonos a él en la medida que él lo hace para con nosotros, representándolo adecuadamente para que en todo el nombre de Dios sea glorificado.
=== Las proposiciones salomónicas, declaradas en el capítulo anterior, requerían de la divina conformidad, y de su bendita aprobación. Sin el refrendo divinal nada comienza a funcionar, y todo el enorme potencial que creemos haber generado, se convierte en un elefante blanco, algo bello y esplendoroso que nunca llega a ser de utilidad; un monumento a la futilidad. Bien, al mirar la respuesta divina, entendemos que Dios ha aceptado el ruego y la oración salomónica que el rey hiciera en su presencia. Y Dios arguye que él ha santificado aquella casa, ¿cóma la santifica? Haciéndose presente en aquel lugar, haciendo santo con ello todo el perímetro de dicha construcción. El sentido de la santidad es el que comunica su presencia, abarcando todo aquello con la majestad sublime de su integridad, proclamando aquel lugar, persona o cosa que el asume como suyas POR ESTAR ALLÍ. En el monte Sinaí, Dios le pidió a Moisés que se descalzara, porque el lugar que él pisaba era santo por su presencia, de allí que los sacerdotes trabajen en el tabernáculo sin llevar calzado alguno, siendo el tal algo profano en la presencia de Dios. El reclamo divino para que seamos santos tiene su base en que él mismo es Santo, y al habitarnos, santifica nuestro ser integral, desde nuestro espíritu humano hasta nuestro cuerpo mortal, el cual ha de ser dedicado a Dios, y nunca profanado.
=== Cuando Dios declara que allí estarán sus ojos y su corazón, proclama su auscultación y su sentir; lo primero compone un examen en la vida de cada creyente; lo segundo, proclama y revela su sentir en cuanto a su plano relacional, íntimo y particular, al haberse amalgamado con nosotros en su naturaleza esencial, la cual declara que nuestra adoración a él es en espíritu y verdad. Lo primero, implica naturalezas afines; lo segundo, la autenticación de nuestra adoración o veneración. Dios no admitirá algo menos que eso. Jesús fue claro con la mujer samaritana allá en el pozo de Jacob: "Ustedes adoran lo que no saben; nosotros adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de los judíos. La adoración inconsciente pasa a constituirse en rédito pagano, en una plataforma de poder para el maligno, en una ofrenda cainita que es inaceptable para Dios, puesto que no era lo requerido por él, y lo que los cuadros hechos por artistas -el humo diseminándose en el aire- nos hace ver quién se esta beneficiando con las ofrendas desprovistas de realidad tesimonial, de certeza de la esperanza, llenando la copa de inmundicia que tanto poder aporta al reino del maligno. "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional" (Ro.12:1). Un adecuado andar, conforme a su voluntad, hará notoria nuestra fidelidad al pacto, y traerá las bendiciones ofertadas por la Deidad.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 03/06/2018 MENSAJE # 2525.
TODA ALIANZA O CONVENIO O PACTO TIENEN SIEMPRE SUS CONDICIONES, LAS MISMAS QUE HAN DE SER OBSERVADAS EN TODA SU EXTENSIÓN, DE MODO QUE LOS COMPROMETIDOS SE SIENTAN SEGUROS DE SU RELACIÓN, Y LA DISFRUTEN A PLENITUD POR LA SERIEDAD DE LOS CONTRAYENTES.
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