sábado, 30 de junio de 2018

LA NATURALEZA JUANINA. SIEMPRE AMOROSA Y MAGNÁNIMA, NOS QUIERE MOSTRAR CÓMO EL PADRE Y EL HIJO LLEGAN A SER UNO CON NOSOTROS POR LOS VALORES REDENTIVOS QUE DEBEMOS CONOCER Y RECONOCER A CABALIDAD.

LIMA - PERÚ     SÁBADO 30 DE JUNIO DEL 2018     MENSAJE # 2579

PRIMERA DE JUAN 1:1-4   (VERSIÓN REINA-VALERA CONTEMPORÁNEA).

"Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos referente al Verbo de vida, la vida se ha manifestado, y que nosotros hemos visto y de la que damos testimonio, es la que nosotros les anunciamos a ustedes: la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos ha manifestado. Así que lo que hemos visto y oído es lo que les anunciamos a ustedes, para que también ustedes tengan comunión con nosotros. Porque nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Les escribimos estas cosas, para que su gozo sea completo".

=== Es típico del apóstol Juan el referirse a los hechos como teniendo un origen específico y demostrable, el mismo que llegara hasta ellos (él no era el único testigo, y por eso habla en plural, así como lo hiciera el apóstol Pedro allá en el aposento alto en Hechos 2:32) como una información clave y básica para sustentar una afirmación de valores inalterables, eternales en lo inherente a nuestra redención, algo que debe gobernar el renovado espíritu de nuestra mente (Ef.4:23). Y cuando Juan comienza el manejo de la revelación divina, hace la misma referencia que hiciera Moisés en Deuteronomio 29:4; y el apóstol Pablo en Primera de Corintios 2:9-10; inherente a las cualidades que habían de operar en nosotros, en la visión,  la audición y el corazón de los escogidos, dándonos un entendimiento espiritual que pudiera ser aprendido en el plano natural para llegar a ser siervos de Dios en un plano bicampamentario o célico-pedestre, capacitándonos para incorporar esa información y ese potencial a nuestra diaria manera de vivir. Juan es totalmente sincero en todo lo que dice, trayendo al plano de la consciencia lo que compete a la vida zoe, donde el cristiano debe habitar todo el tiempo, viviendo naturalmente en la esfera sobrenatural. La vida espiritual y trascendente debe constituirse en un estándar que singularice nuestro andar, buscando el agrado divino en todo lo que pensamos, decimos y hacemos.

=== La experiencia revelacional ha de hacerse tangible en nuestro plano existencial; y lo que fuera tenido como algo virtual, ha de pasar al panorama tripartito como algo normal, porque esa es nuestra esencia. Es por eso que Juan manifiesta en el plano material acerca de lo oído, lo visto particularmente, lo examinado, y lo comprobado físicamente sobre las actividades y las realidades espirituales y trascendentes, cuando el Verbo se hiciera carne, y lo antropomórfico le quitara el velo a lo misterioso e indefinible, haciéndolo cercano, humano, tangible, real en la persona del Hijo de Dios, quien sintetizara en sí mismo la gloria de la presencia divina, algo que Pablo definiera así: "Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y en él, que es la cabeza de toda autoridad y poder, ustedes reciben esa plenitud" (Col.2:9-10). Así, pues, la Vida se manifestó, y es de ello que Juan da testimonio, procediendo como un heraldo divino a anunciar LA VIDA ETERNA, LA CUAL ESTABA CON EL PADRE, Y SE HABÍA MANIFESTADO. Juan insiste en la coesencialidad del Padre en el Hijo de Dios, trayendo consigo: LA GRACIA DIVINA, esto es, el gratuito don de nuestra salvación en la individualidad del Verbo divino, nuestro Señor Jesucristo.


=== Las realidades eternas visitaron a los enajenados de la gloria por el pecado, aduciendo que el asunto había sido resuelto delante del Padre, y que nosotros debiéramos aprovechar esa bendita oportunidad, para ser partícipes de su gracia y de su reino al dejarle operar en nosotros todo su plano estructural de perdón, reconciliación, justificación, transformación, conformación y santificación, que nos hicieran herederos de la gloria eternal. Así, aceptando por la fe la dádiva divina, logramos tener con los siervos de Dios que sirvieran como apóstoles del Cordero, una comunión con el Padre y el Hijo, Jesucristo, pasando a conformar la Familia de Dios, la Iglesia del Dios viviente, la Casa de Dios. Y es cuando así lo entendemos, que nuestra asociación con otros hijos de Dios, y hermanos en Cristo, nos hace parte de su reino y gloria, completando nuestro gozo.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA       30/06/2018       MENSAJE # 2579

1 comentario:

  1. NUESTRO PANORAMA ESPIRITUAL DEBE ESTAR BIEN DEFINIDO ANTE LOS OJOS, OÍDOS Y CORAZÓN DE CADA CREYENTE, DE MODO QUE SEA PERFECCIONADO A CABALIDAD. JUAN HACE UNA SÍNTESIS MARAVILLOSA DE NUESTRA FILIACIÓN CON LA DEIDAD, Y NUESTRA RELACIÓN FAMILIAR CON EL PADRE Y EL HIJO.

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