LIMA - PERÚ DOMINGO 29 DE JULIO DEL 2018 MENSAJE # 2637
MALAQUÍAS 1:1-5.
"Profecía de la palabra de Yahweh contra Israel, por medio de Malaquías. Yo os he amado, dice Yahweh: Y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Yahweh. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto. Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo arruinado; así ha dicho Yahweh de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré; y les llamarán territorio de impiedad, y pueblo contra el cual Yahweh está indignado para siempre. Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Yahweh engrandecido más allá de los límites de Israel".
=== Malaquías protetizó entre los años 430 y 420 antes de Cristo. Ya el trabajo de Esdras y Nehemías había dado sus frutos, y el templo y el muro habían sido reconstruidos y la ciudad jerosolimitana tenía en función los cultos y las fiestas jubilares. Pero Nehemías se había ausentado de Jerusalén, y fue en su ausencia que la adoración se tornó formal, fría y ceremonial; pero vacía porque el amor de muchos se había enfriado; y no teniendo quién los acicateara de parte del Señor, la realidad espiritual fue perdiendo vigencia, y aunque permaneceiera la forma, el fondo había desaparecido casi en su totalidad, y la herejía, vestida de efod sacerdotal, le brindaba al Dios vivo una veneración que implicaba profanidad y sacrilegio, irreverencia y rechazo, hiriendo la sensibilidad del Padre, que los seguía amando de modo inalterable. Los tratos divinos tienen que ver con el factor relacional amatorio entre Dios y sus siervos. El Padre debe disciplinar a los hijos cada vez que sea necesario, devolviéndolos a la divina idealidad de la comunión célico pedestre. La divina expresión aquí, posee una riqueza que no se puede distinguir en el español, porque los tiempos verbales en hebreo son más que los que manejamos en nuestro idioma, y lo que Dios quiso expresar es que su amor para con ellos tenía un pasado histórico y profético; un presente que implicaba su vigencia a pesar del desamor mostrado por la descendencia de Abraham, mirándolos bajo esa premisa, revelando que su amor seguía presente, teniendo el pacto de la promesa como su más cercana referencia; y esta expresión hebraica arguye que el amor de Dios posee continuidad sin pausa, porque no está regido por las circunstancias; sino porque el amor de Dios es inalterable. Si así no fuera, el apóstol Juan nos hubiera mentido al decir que Dios es amor, mostrando la constancia del tal en el contexto de las edades, cubriendo así su propósito. Yahweh quiso decir: Los he amado, los amo, y los amaré; ese es mi compromiso.
=== Los padres que aman a sus hijos, desde temprano los corrigen. Es, pues, su amor, lo que los lleva a aconsejar, exhortar, reconvenir, enderezar, disciplinar y castigar; según convenga; para que el propósito se cumpla a cabalidad, apuntando al plano eternal del reino de Dios. El autor de Proverbios nos dice que el padre que no castiga o disciplina a su hijo, realmente le aborrece, y está augurando un sino desdichado para el tal. La crianza tiene sus ritmos, sus cadencias, y sus fases críticas. La nación miraba a Dios en una plano de ingratitud, juzgándolo mal por cada vez que él los castigara conforme a su amor y propósito para con ellos. Sus recuerdos del cautiverio amargaban sus corazones; lo que pasó allá en Egipto, el peregrinaje por el desierto, la desaparición de los rebeldes (599,998 muertos) durante la marcha por el desierto. Ellos querían ser consentidos; no disciplinados, ni castigados, ni procesados, ni transformados, ni conformados, ni santificados. Sus sentimientos andaban desorbitados, y su perspectiva como nación elegida, se había perdido porque su amor se enfrió; y miraban a Dios como alguien muy duro, remoto y hasta inexistente. Y Dios tiene que utilizar términos aclarativos y acusativos para hacerles sentir su pasado, mostrándoles sus memorias nada gratas, y cómo habían sido renuentes al amor divino, cayendo reiterativamente en diversas apostasías; engañándose al creer que si negaban a su Redentor, su influencia (así llamaban a su relación con la Deidad) desaparecería como por arte de magia; pero el Creador -Redentor posee una naturaleza inmanente, y su existencia eterna no puede ser manejada o manipulada por la estulticia humana, retratada en este Salmo: "Dice el necio en su corazón: No hay Dios".
=== La mención de Esaú, es para mostrarles de modo absoluto su sentir para quienes lo rechazan, revelando que su amor está allí, que tuvo un propósito para con el primogénito de Isaac; pero él vendió su primogenitura por un plato de lentejas, despreciando así su elección y su sino. Habiendo mantenido un espíritu infraterno, odiando sin tregua a su hermano menor, ya no como individuos, sino como casta; Dios hubo de castigar a Edom hasta el extremo, volviendo su heredad montañosa una desgracia, y haciéndola un lugar apto para los chacales del desierto. ¿Querría acaso la nación israelita algo análogo? La expresión: "¿En qué nos amaste?" Es una interrogante absolutamente profana e infame; y es el orgullo infeliz de quienes pretenden demeritar a Dios, y verlo como a un extraño; como alguien a quien nada se le debe, olvidando su compromiso pactual, y afrentando la sensibilidad de la Deidad. ¡Y eso qe no hemos visto las otras seis interrogantes de orden relacional, cada una más terrible que las otras! ¡Créanme, yo me asombro cuando veo el amor divino probado hasta el climax; y que éste se mantenga en pie!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 29/07/2018 MENSAJE # 2637
"Profecía de la palabra de Yahweh contra Israel, por medio de Malaquías. Yo os he amado, dice Yahweh: Y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Yahweh. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto. Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo arruinado; así ha dicho Yahweh de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré; y les llamarán territorio de impiedad, y pueblo contra el cual Yahweh está indignado para siempre. Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Yahweh engrandecido más allá de los límites de Israel".
=== Malaquías protetizó entre los años 430 y 420 antes de Cristo. Ya el trabajo de Esdras y Nehemías había dado sus frutos, y el templo y el muro habían sido reconstruidos y la ciudad jerosolimitana tenía en función los cultos y las fiestas jubilares. Pero Nehemías se había ausentado de Jerusalén, y fue en su ausencia que la adoración se tornó formal, fría y ceremonial; pero vacía porque el amor de muchos se había enfriado; y no teniendo quién los acicateara de parte del Señor, la realidad espiritual fue perdiendo vigencia, y aunque permaneceiera la forma, el fondo había desaparecido casi en su totalidad, y la herejía, vestida de efod sacerdotal, le brindaba al Dios vivo una veneración que implicaba profanidad y sacrilegio, irreverencia y rechazo, hiriendo la sensibilidad del Padre, que los seguía amando de modo inalterable. Los tratos divinos tienen que ver con el factor relacional amatorio entre Dios y sus siervos. El Padre debe disciplinar a los hijos cada vez que sea necesario, devolviéndolos a la divina idealidad de la comunión célico pedestre. La divina expresión aquí, posee una riqueza que no se puede distinguir en el español, porque los tiempos verbales en hebreo son más que los que manejamos en nuestro idioma, y lo que Dios quiso expresar es que su amor para con ellos tenía un pasado histórico y profético; un presente que implicaba su vigencia a pesar del desamor mostrado por la descendencia de Abraham, mirándolos bajo esa premisa, revelando que su amor seguía presente, teniendo el pacto de la promesa como su más cercana referencia; y esta expresión hebraica arguye que el amor de Dios posee continuidad sin pausa, porque no está regido por las circunstancias; sino porque el amor de Dios es inalterable. Si así no fuera, el apóstol Juan nos hubiera mentido al decir que Dios es amor, mostrando la constancia del tal en el contexto de las edades, cubriendo así su propósito. Yahweh quiso decir: Los he amado, los amo, y los amaré; ese es mi compromiso.
=== Los padres que aman a sus hijos, desde temprano los corrigen. Es, pues, su amor, lo que los lleva a aconsejar, exhortar, reconvenir, enderezar, disciplinar y castigar; según convenga; para que el propósito se cumpla a cabalidad, apuntando al plano eternal del reino de Dios. El autor de Proverbios nos dice que el padre que no castiga o disciplina a su hijo, realmente le aborrece, y está augurando un sino desdichado para el tal. La crianza tiene sus ritmos, sus cadencias, y sus fases críticas. La nación miraba a Dios en una plano de ingratitud, juzgándolo mal por cada vez que él los castigara conforme a su amor y propósito para con ellos. Sus recuerdos del cautiverio amargaban sus corazones; lo que pasó allá en Egipto, el peregrinaje por el desierto, la desaparición de los rebeldes (599,998 muertos) durante la marcha por el desierto. Ellos querían ser consentidos; no disciplinados, ni castigados, ni procesados, ni transformados, ni conformados, ni santificados. Sus sentimientos andaban desorbitados, y su perspectiva como nación elegida, se había perdido porque su amor se enfrió; y miraban a Dios como alguien muy duro, remoto y hasta inexistente. Y Dios tiene que utilizar términos aclarativos y acusativos para hacerles sentir su pasado, mostrándoles sus memorias nada gratas, y cómo habían sido renuentes al amor divino, cayendo reiterativamente en diversas apostasías; engañándose al creer que si negaban a su Redentor, su influencia (así llamaban a su relación con la Deidad) desaparecería como por arte de magia; pero el Creador -Redentor posee una naturaleza inmanente, y su existencia eterna no puede ser manejada o manipulada por la estulticia humana, retratada en este Salmo: "Dice el necio en su corazón: No hay Dios".
=== La mención de Esaú, es para mostrarles de modo absoluto su sentir para quienes lo rechazan, revelando que su amor está allí, que tuvo un propósito para con el primogénito de Isaac; pero él vendió su primogenitura por un plato de lentejas, despreciando así su elección y su sino. Habiendo mantenido un espíritu infraterno, odiando sin tregua a su hermano menor, ya no como individuos, sino como casta; Dios hubo de castigar a Edom hasta el extremo, volviendo su heredad montañosa una desgracia, y haciéndola un lugar apto para los chacales del desierto. ¿Querría acaso la nación israelita algo análogo? La expresión: "¿En qué nos amaste?" Es una interrogante absolutamente profana e infame; y es el orgullo infeliz de quienes pretenden demeritar a Dios, y verlo como a un extraño; como alguien a quien nada se le debe, olvidando su compromiso pactual, y afrentando la sensibilidad de la Deidad. ¡Y eso qe no hemos visto las otras seis interrogantes de orden relacional, cada una más terrible que las otras! ¡Créanme, yo me asombro cuando veo el amor divino probado hasta el climax; y que éste se mantenga en pie!
El nuestro es un Dios infinitamente adorable. Inclinémonos reverentemente a su amor derramado en el Calvario.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 29/07/2018 MENSAJE # 2637
EL HERIDO AMOR DIVINO BUSCA ENTRE LOS PROFANOS E IRREVERENTES UNA OPCIÓN PARA QUE SE ARREPIENTAN, Y VUELVAJ AL CONCIERTO CON ÉL PARA QUE SU VITAL PROPÓSITO SE PUEDA CUMPLIR. ¿ESTARÁN DISPULESTOS LOS CORAZONES PARA RECOBRAR SU BENDITA COMUNIÓN CON EL DIOS DE AMOR?
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