LIMA - PERÚ LUNES 14 DE DICIEMBRE DEL 2014
COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS
Hechos 24:10-21
"Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, éste respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa. Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que fui a adorar a Jerusalén; y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas de la ciudad; ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. Pero esto te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. Y por eso procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres. Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas. Estaba en ello cuando algunos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto. Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí tienen algo. O digan éstos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio, a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros".
*** Tras haber escuchado atentamente al abogado del clero hebraico, Félix concede la palabra a Pablo, asumiendo éste su defensa sobre la base de las imputaciones que se le hicieron. El autor de trece epístolas nos refiere que Félix era un juez de muchos años y con gran experiencia en las lides judaicas, sintiéndose particularmente complacido de tener a un entendido en la materia para hacer juicio, pasando luego a su defensa.
*** Pablo hace historia, y nos dice que era el doceavo día de su visita a Jerusalén donde vino para adorar; que los hipotéticos líos, pendencias y sediciones de que se le acusaba estaban sólo en la imaginación de sus acusadores (¡Sí, Pablo expuso a sus gobernantes religiosos como embusteros y arteros!). Él no estuvo en ninguna disputa con nadie, tampoco amotinó a las multitudes, ni en las calles ni en el templo ni en las sinagogas, y que todas las acusaciones no eran más que una vil patraña de aquellos religiosos desvergonzados.
*** Acto seguido, pasó a precisar su fe como algo que el judaísmo desfasado calificara como herejía -no siéndolo-, y revelando que era así como preservaba su fe ancestral, confesando su absoluta convicción de lo que dijeran la ley y los profetas; habiendo entrado al plano esperanzador de la vida de resurrección (algo en lo que no creían los saduceos racionalistas), la que una inmensidad de judíos asumían como un hecho real, aseverando con ello que el hecho de que Jesús se levantara de entre los muertos no era una imposibilidad espiritual, sino parte de la confesión religiosa hebraica, y un hecho comprobable con centenas de testigos. El apóstol hace hincapié de las dos resurreciones, de justos y de injustos, haciéndolos ver como hechos separados.
*** Dada su fe, el apóstol buscaba hallarse siempre en estado de buena esperanza, manteniendo su conducta intachable (conciencia sin ofensa), religiosa y públicamente. A renglón seguido arguye que su visita a la capital tenía que ver con compromisos de orden religioso, haciendo lo necesario para purificarse y presentar ofrendas conforme al rito y la costumbre. Y fue en estas instancias en que aquellos judíos de Asia que lo reconocieran, armaron un escándalo que casi le cuesta la vida. La condición del apóstol era la de una persona purificada ritualmente; no fue su deseo forjar una discusión o promover ningún escándalo. Y si así hubiera sido, lo lógico era que aquellos que lo atacaron, aprehendieron y golpearon estuvieran presentes como coacusados, o como testigos siquiera, si es que se hubiera hecho agravio u ofensa a alguien. Su ausencia en Cesarea reflejaba que todo aquello no era más que una pantomima, deseando perjudicar a Pablo ante la nación judía, y ante el foro romano.
*** Y el apóstol conmina a los miembros del sanedrín y del concilio que testifiquen si hizo algo malo o profano durante el trámite de su presencia en la reunión conciliar, recordando que él testificó en voz alta que era juzgado por su esperanza acerca de la resurrección, y de su comisión divinal al respecto (asunto que no era posible juzgarlo fuera del ámbito judaico). Todas las aseveraciones paulinas pusieron los puntos sobre las íes durante el trámite testimonial, quedando las palabras de los acusadores y del acusado en las actas judiciales correspondientes.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 14/12/2015.
*** Tras haber escuchado atentamente al abogado del clero hebraico, Félix concede la palabra a Pablo, asumiendo éste su defensa sobre la base de las imputaciones que se le hicieron. El autor de trece epístolas nos refiere que Félix era un juez de muchos años y con gran experiencia en las lides judaicas, sintiéndose particularmente complacido de tener a un entendido en la materia para hacer juicio, pasando luego a su defensa.
*** Pablo hace historia, y nos dice que era el doceavo día de su visita a Jerusalén donde vino para adorar; que los hipotéticos líos, pendencias y sediciones de que se le acusaba estaban sólo en la imaginación de sus acusadores (¡Sí, Pablo expuso a sus gobernantes religiosos como embusteros y arteros!). Él no estuvo en ninguna disputa con nadie, tampoco amotinó a las multitudes, ni en las calles ni en el templo ni en las sinagogas, y que todas las acusaciones no eran más que una vil patraña de aquellos religiosos desvergonzados.
*** Acto seguido, pasó a precisar su fe como algo que el judaísmo desfasado calificara como herejía -no siéndolo-, y revelando que era así como preservaba su fe ancestral, confesando su absoluta convicción de lo que dijeran la ley y los profetas; habiendo entrado al plano esperanzador de la vida de resurrección (algo en lo que no creían los saduceos racionalistas), la que una inmensidad de judíos asumían como un hecho real, aseverando con ello que el hecho de que Jesús se levantara de entre los muertos no era una imposibilidad espiritual, sino parte de la confesión religiosa hebraica, y un hecho comprobable con centenas de testigos. El apóstol hace hincapié de las dos resurreciones, de justos y de injustos, haciéndolos ver como hechos separados.
*** Dada su fe, el apóstol buscaba hallarse siempre en estado de buena esperanza, manteniendo su conducta intachable (conciencia sin ofensa), religiosa y públicamente. A renglón seguido arguye que su visita a la capital tenía que ver con compromisos de orden religioso, haciendo lo necesario para purificarse y presentar ofrendas conforme al rito y la costumbre. Y fue en estas instancias en que aquellos judíos de Asia que lo reconocieran, armaron un escándalo que casi le cuesta la vida. La condición del apóstol era la de una persona purificada ritualmente; no fue su deseo forjar una discusión o promover ningún escándalo. Y si así hubiera sido, lo lógico era que aquellos que lo atacaron, aprehendieron y golpearon estuvieran presentes como coacusados, o como testigos siquiera, si es que se hubiera hecho agravio u ofensa a alguien. Su ausencia en Cesarea reflejaba que todo aquello no era más que una pantomima, deseando perjudicar a Pablo ante la nación judía, y ante el foro romano.
*** Y el apóstol conmina a los miembros del sanedrín y del concilio que testifiquen si hizo algo malo o profano durante el trámite de su presencia en la reunión conciliar, recordando que él testificó en voz alta que era juzgado por su esperanza acerca de la resurrección, y de su comisión divinal al respecto (asunto que no era posible juzgarlo fuera del ámbito judaico). Todas las aseveraciones paulinas pusieron los puntos sobre las íes durante el trámite testimonial, quedando las palabras de los acusadores y del acusado en las actas judiciales correspondientes.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 14/12/2015.
LA DEFENSA DE PABLO FUE MUY BREVE Y ESPECÍFICA, SIENDO PUNTUAL EN TODOS SUS HECHOS, DICHOS Y ACTITUDES ANTE EL CONCILIO HEBREO. CADA UNA DE LAS BURDAS ACUSACIONES HECHAS POR TÉRTULO FUERON EXPUESTAS COMO INEXACTAS APRECIACIONES, AUNQUE MAL INTENCIONADAS, QUE NO FUERON CORROBORADAS CON PRUEBAS DE CARÁCTER IRREFUTABLE.
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