LIMA - PERÚ DOMINGO 13 DE DICIEMBRE DEL 2015
COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS
Hechos 24:1-9.
"Cinco días después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador llamado Tértulo, y comparecieron ante el gobernador contra Pablo. Y cuando éste fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle, diciendo: Como debido a ti gozamos de gran paz, y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo por tu prudencia, oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud. Pero por no molestarte más largamente, te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu equidad. Porque hemos hallado que este hombre es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos por todo el mundo, y cabecilla de la secta de los nazarenos. Intentó también profanar el templo; y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley. Pero interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia lo quitó de nuestras manos, mandando a sus acusadores que vinieran a ti. Tú mismo, pues, al juzgarlo, podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos. Los judios también confirmaban, diciendo ser así todo".
*** Cinco días de espera por los acusadores del apóstol le dieron a Pablo una tregua, aparejando su corazón con la verdad, poniendo en orden sus ideas, y recopilando cada detalle de lo que había acontecido con él en los últimos tiempos, en los que no hiciera nada ilegal o digno de condenación. Ello le permitió presentarse al juzgado con un corazón templado y un espíritu firme, aguardando serenamente la presencia de sus acusadores, y de qué serían las acusaciones de las que fuera objeto durante el trámite del juicio ante el gobernador.
*** Al llegar, hicieron notoria la presencia de un abogado muy reconocido en la nación hebrea, llamado Tértulo, compareciendo ante el gobernador ¿Cuánto le habrán pagado por hora? Los judíos estaban interesados en que Pablo fuera hundido jurídicamente; pero la intervención del abogado, aparte de ser cortés y lisonjero con la autoridad de Cesarea, no hizo precisiones sobre el accionar paulino, usando términos generales, y no categóricos; como correspondieran en una corte romana, donde cada delito debía ser fidedignamente comprobado, ameritando causa y base para un juicio penal, y no conciliatorio.
*** Calificar a Pablo de ser una plaga, implicaba el hecho de definirlo como un intrigante e instigador que provocara levantamientos constantes donde fuera. Se suponía que predisponía el ánimo de la gente con propósitos perniciosos, alteraba la paz, y promovía la lucha contra las instancias gubernativas, tratando de hacerlo ver como un sedicioso que podría traer problemas a Roma y a Judea, algo que ambas naciones no deseaban realmente. Todo ello sesgaba el obrar de Pablo contra el orden instituido, afectando prioritariamente al judaísmo, no así a los intereses romanos. La apretada síntesis tertuliana nos permite pensar que tenían el juicio como algo ya ganado, desconociendo las dotes del predicador judío-romano como conocedor de la judicatura y el foro romano.
*** Hemos de notar que al referirse a Claudio Lisias -el tribuno- se le acusó de hacer uso de la fuerza excesiva contra los recalcitrantes fanáticos del judaísmo, quienes no tuvieran en cuenta que Félix (sobornos más, sobornos menos), ya conocía su manera de ser a nivel hebraico, y cómo Claudio los había privado de hacer justicia por su mano, ya que les estaba vedado ejecutar a nadie. Si Pablo no se hubiera identificado como ciudadano romano, posiblemente lo hubieran arrojado a los lobos, desentendiéndose de él. Pero en ese instante, y en esa coyuntura, le correspondía a Félix defender a Pablo contra viento y marea, porque así lo ordenaba la constitución romana. En la judicatura romana primaba la lógica irrefutable de las pruebas; mas a nivel judaico, el fanatismo religioso era más fuerte que cualquier otra cosa, y todo acto de justicia quedaba supeditado a la decisión sanedrínica.
*** La acusación tertuliana, refrendada por el clero hebreo, como dijera el tribuno, no hacía causa contra el apóstol (Hch.23:28-29). Pero Félix no podía definir todo ello sin escuchar a las dos partes, considerando las pruebas de cada aserción como hechos indubitables. Las palabras no eran suficientes sin las pruebas incriminatorias, y los judíos no presentaron ninguna como veremos más adelante.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 13/12/2015
DIOS NOS OTORGA EL CONOCIMIENTO Y LA CAPACIDAD PARA PODER EXPRESAR, POR INTERMEDIO DEL ESPÍRITU, AQUELLAS COSAS QUE HARÁN CALLAR AL ADVERSARIO. SI HEMOS SIDO LLAMADOS PARA LLEGAR A UNA CONFRONTACIÓN CON AQUELLOS QUE CONTIENDEN CONTRA NUESTRA FE, HEMOS DE PREPARARNOS CONCIENZUDAMENTE PARA HACER UN PAPEL QUE HONRE A NUESTRO SEÑOR Y DIOS.
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