martes, 12 de enero de 2016

LA COMUNIÓN ENTRE LOS SANTOS PASARÁ DE LO POSITIVO A LO EXCELENTE, YA QUE TODO AQUELLO QUE SIGNIFIQUE UN TROPIEZO O UNA TRABA PARA EL MISMO, COMENZARÁ A DESFASARSE; RECHAZANDO TODA CONDUCTA EQUÍVOCA, INDIGNA E IMPROPIA, APRENDIENDO A JUZGARNOS EN AMOR POR LA NATURALEZA INJERIDA QUE NOS CAMBIARÁ PROGRESIVAMENTE POR NUESTRO CEDERNOS AL ESPÍRITU SANTO; INTEGRÁNDONOS EN LA ESFERA DEL AMOR FRATERNAL COMO ÚNICA TRATATIVA.

LIMA - PERÚ  MARTES 12 DE ENERO DEL 2016

COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRÓ DE COLOSENSES

Colosenses 3:8-14.

"Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto".

*** Tras describir lo terrenal en su esencialidad, el apóstol nos revela cómo estas cosas llegan a establecer una línea conductual negativa en nosotros, corrompiendo todo nuestro accionar en una forma que podamos considerar natural, no siéndolo. Así, Pablo enumera las cosas que debiéramos dejar. Lo primero que él destaca es la ira, que es la típica reacción de la indignación frente a la injusticia, o el enojo porque no se siguen tus pautas y tus ideas; lo primero, describe un valor pasional positivo; lo segundo, la cólera exacerbada que puede llevarte a hacer algo indebido o profano; y es esto último a lo que al apóstol hace referencia. El enojo, es la ira direccionada, el odio concentrado que busca la ocasión para vengarse, es el enconamiento del ánimo que propicia la vindicación, no dándole reposo al alma. La malicia, implica la propensión a lo malo, y el disponerse siempre a pensar mal, siendo demasiado susceptibles frente a cualquier palabra, gesto o ademán; la blasfemia, que es una palabra injuriosa dirigida a Dios o a los hombres; que es algo que vemos mucho, lamentablemente, y las groserías, o las palabras soeces, que son el escape de lo que llevamos dentro del corazón, y que referimos en la forma más procaz. La renovación de la mente y del lenguaje, implican el auténtico sentir de nuestros corazones; cuando esto no pasa, es que los auspicios de la mente vieja siguen prevaleciendo, derramando malas cosas.

*** La renovación del entendimiento, plantea siempre una nueva sazón en cuanto a la comunión; desapareciendo la mentira de nuestro lenguaje; ya sea para engañar, para estafar, pedir prestado, y no pagar; o para aparentar un supuesto éxito; o para ocultar alguna vergüenza. La mentira era el refugio típico del hombre viejo, desde la excusa ridícula, hasta las cargas del corazón, sintiendo, después de mucho tiempo, que aquel en quien habíamos confiado, era un completo desconocido. El revestimiento (recuerdan los trajes nuevos de Egipto en su éxodo), busca aquello que es conforme a su naturaleza, y de modo paulatino y sostenido se va renovando hasta alcanzar plenitud. Los contextos raciales, religiosos, de cultura, de condición civil o social; pasan a ser algo secundario y trivial, manteniendo nuestra comunión dentro de los parámetros de la nueva creación.


*** Nuestra indumentaria resaltará nuestra elección por el recato y el pudor, y por el sentido con que se orienta nuestra perspectiva neocreacional: Un escogido de Dios, llega a caracterizarse por su forma de ser, de hablar y de vestirse. La santidad es su vivencia, su diálogo, su estilo de vida, sintiéndose amado por el Señor; y no obligado por las circunstancias o por las presiones grupales; extendiendo la misericordia, la benignidad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia, siendo todo ello de la espiritualidad fruto y evidencia. Al madurar en este aspecto, sobrellevaremos las deficiencias de los más débiles, y el perdonar será más fácil, dejando atrás el lenguaje quejumbroso, los reclamos y acusaciones, procurando la paz en todo lo que hacemos. ¿Por qué? Porque estaremos emulando a nuestro Señor en su naturaleza perdonadora y redentiva, perdonando y siendo perdonados. Y el traje de gala de los hijos de Dios: El Amor Fraternal, nos hará tan atractivos, que todos solicitarán nuestra amistad, gozándose de conocernos; y nosotros, de conocerlos a ellos.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   12/01/2016

1 comentario:

  1. EL AMOR FRATERNAL NO LLEGARÁ A MANIFESTARSE SI NO LE HACEMOS VIOLENCIA A NUESTRA NATURALEZA CAÍDA, LA MISMA QUE HABRÁ DE SER SUPRIMIDA POCO A POCO, EN LA MEDIDA DE NUESTRA ENTREGA A LA RENOVACIÓN DE NUESTRO ENTENDIMIENTO, Y NUESTRO DESEO POR AGRADAR A DIOS EN TODO, HACIENDO DE NUESTRA RELACIÓN FRATERNA UN PARADISÍACO FLUIR QUE ATRAIGA A TODOS AL PANORAMA SANTIFICANTE.

    ResponderEliminar