LIMA - PERÚ LUNES 25 DE ABRIL DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO A LOS HEBREOS
Hebre3os 10:35-39.
"No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará. Mas el justo vivirá por fe; y si retrocediere, no agradará a mi alma. Pero nosotros nos somos de los que retroceden para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma".
*** La naturaleza de la aflicción que padecerán todos los sujetos a la fe va a ser una fiel comprobación de si la tenemos o no. El dolor, la vergüenza, el ridículo, la tortura, y aun la misma muerte; le serán aplicados inmisericordemente a los santos en todas las épocas y etapas y en diversas latitudes. Todo el combate se centra en nuestro sentido de pertenencia, en cuanto a nuestra pública identificación como gente de fe y siervos de Dios. El diablo no ataca el hecho divino irreversible, porque es algo que él no puede cambiar; pero si logra hacernos dudar de la obra divinal redentiva, puede mantenernos en un continuo jaque espiritual; permitiéndonos ser religiosamente aceptables, pero espiritualmente inútiles; privándonos de la visión de lo importante y vital por dedicarnos a lo urgente y lo trivial, tornándonos intrascendentes, mientras nos va envolviendo en lo natural, lo mundanal, lo mágico de este remedo secular, que nos lleva a límbicos espacios, perdiendo la perspectiva, entregándonos a lo banal y lo absurdo de una hueca existencialidad. El galardón o premiación aguarda al que mantiene firme y sin fluctuar la confesión o profesión de su esperanza; pues de ello dependerá tu veteranía en estas instancias, siendo llamado a ubicar tu estandarte en la colina de la esperanza cumplida llamada HERENCIA.
*** La confianza, y nos referimos a la esperanza firme que se tiene en una persona, y sus promesas; al ánimo, el aliento y el vigor para obrar u operar según el compromiso adquirido de modo pactual con nosotros (nos referimos al pacto divino que nos hiciera socios de Dios), es algo que no debe fluctuar; y esto, no por un compromiso con nosotros mismos; sino por la naturaleza peculiar de quien lo ha prometido, del cual se arguye que nunca miente, y que es fiel cumplidor de cada una de sus promesas. ¿Motivos para desconfiar del Padre? ¡Ninguno! Nos es necesario también la paciencia en el plano de la ejecución de la voluntad divina, completando lo programado, para que lo que sigue a continuación fluya según lo acordado, en el tiempo debido y con los sujetos, cosas y circunstancias preordenados para ello, conforme a la soberanía divina.
*** La naturaleza carnal es siempre impaciente (un impaciente Saúl, viendo que el pueblo se le desertaba, "se esforzó, y ofreció el holocausto que debía haber ofrecido Samuel en su calidad de sacerdote", y su reino no sería duradero por no haber guardado la ordenanza de Yahweh 1S.13:9-14). Insistiremos en que la esperanza debe llenarse de confianza para constituirse en una fe operativa, dado que una característica vital del Padre es la puntualidad. Las vírgenes insensatas llevaron el aceite justo que cabía en sus lámparas, mostrando por ello que no estaban dispuestas a esperar la venida del Esposo ni un minuto más allá de lo pensado por ellas, y esa actitud marcó su rechazo final y definitivo por el tal. Una fe real es marcada y definida por la certeza de la esperanza que la lleva a ir hasta el límite, y aun más allá, como la vasija adicional de aceite de las vírgenes prudentes.
*** Para las personas de fe, su vida misma está ligada a la esperanza que en ellos habita, como una certeza que conoce la prisa del segundero, la cadencia del minutero, y la paciencia de la saeta horaria, abarcando el tiempo en su exacta dimensión y proporción. Así, nuestros corazones, mediante su rítmico mover en sístoles y diástoles, preserva la vida útil de nuestros cuerpos, y la existencia en su precisa sazón. Recordemos cómo los seres vivientes tenían sus dos piernas derechas, y siguiendo el impulso de la voz directriz que de arriba provenía, iba hacia adelante, y nunca retrocedía, enseñándonos a caminar basados en el propósito y la ordenanza de superior perspectiva. No dejemos que nuestra chata expectativa nos prive de la gloria trascendente que disfrutaremos en el reino de Dios. El autor nos refiere que el agrado divino está sujeto a la realización de su propósito, y ¡eso es lo que debemos buscar!
*** Y en este acápite, el autor propone a los circunstanciales oidores-hacedores que ejecuten la ordenanza divina sin retroceder en ningún instante, preservando el empuje que lleva a la veteranía, esperando escuchar del Padre el: "Bien hecho, buen siervo y fiel; sobre poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor" (Mt.25:21,23). Los perseveradores de la marcha triunfal a la gloria, son los preservadores de sus propias almas.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 25/04/2016
*** Para las personas de fe, su vida misma está ligada a la esperanza que en ellos habita, como una certeza que conoce la prisa del segundero, la cadencia del minutero, y la paciencia de la saeta horaria, abarcando el tiempo en su exacta dimensión y proporción. Así, nuestros corazones, mediante su rítmico mover en sístoles y diástoles, preserva la vida útil de nuestros cuerpos, y la existencia en su precisa sazón. Recordemos cómo los seres vivientes tenían sus dos piernas derechas, y siguiendo el impulso de la voz directriz que de arriba provenía, iba hacia adelante, y nunca retrocedía, enseñándonos a caminar basados en el propósito y la ordenanza de superior perspectiva. No dejemos que nuestra chata expectativa nos prive de la gloria trascendente que disfrutaremos en el reino de Dios. El autor nos refiere que el agrado divino está sujeto a la realización de su propósito, y ¡eso es lo que debemos buscar!
*** Y en este acápite, el autor propone a los circunstanciales oidores-hacedores que ejecuten la ordenanza divina sin retroceder en ningún instante, preservando el empuje que lleva a la veteranía, esperando escuchar del Padre el: "Bien hecho, buen siervo y fiel; sobre poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor" (Mt.25:21,23). Los perseveradores de la marcha triunfal a la gloria, son los preservadores de sus propias almas.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 25/04/2016
ACLARADOS LOS TÉRMINOS DE NUESTRO PLANO RELACIONAL CON LA DEIDAD, ASUMIMOS EL RETO DE SEGUIR ADELANTE PASE LO QUE PASE; CONSCIENTES DE QUE EL QUE LO PROMETIÓ, TAMBIÉN LO HARÁ, CUMPLIENDO CADA UNA DE SUS PROMESAS PARA LOS QUE SE HALLEN EN AQUEL LUGAR LLAMADO ALLÍ, DONDE LA TELEDIRIGIDA BENDICIÓN LLEGA PUNTUALMENTE.
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