LIMA - PERÚ DOMINGO 24/DE ABRIL DEL 2016
COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO A LOS HEBREOS
Hebreos 10:28-34
"El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos; por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulacones fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante. Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos".
*** El procedimiento legal contra los violadores de la ley se tornaba irremisible si habían dos o tres testigos que certificaran la comisión de dicho delito, ejecutándose inapelablemente el castigo sobre el culpable tras el sumario juicio. Y el autor inquiere, sobre la base de la infamia que se comete al pisotear al Hijo de Dios (tal referencia es demasiado terrible aun para imaginarla), y que asumiera la sangre del pacto en la que fuera santificado como inmunda (esto jamás pudiera decirse de alguien que fuera "casi salvo", pues nunca se habla en las Escrituras de un "inmundo santificado"; se refiere entonces a un creyente en toda la extensión de la línea), e hiciere afrenta al Espíritu de Gracia (nótese como se hace referencia al Redentor, a la sangre del pacto, y al Espíritu de gracia del que el culpable había participado sin duda alguna). No se trata de un ofuscamiento mental, de un momento de confusión, o de una crisis religiosa; sino de una definida decisión con una total intencionalidad por repudiar su condición relacional, asumir que rechaza cada aspecto de su personal salvación, y deliberadamente define vivir bajo el influjo del mal (Jn.3:18-20,36).
*** Pero conocemos (arguye el autor sacro) al que refiriera: Mía es la venganza (esto deja fuera a cualquier vindicador por honesta que sea su intención), yo daré el pago, dice el Señor (esto nos muestra que el Señor asume este asunto como algo personal, y nadie tiene parte ni suerte en este juicio, habiendo de dejar que el mismo Señor resuelva esto con el culpable de tal delito). Por otro lado, en el sentido de eximir a cualquiera en estos asuntos con su pueblo (no era, pues, un impío el que cometiera este crimen, sino un renegado de la fe), habiendo de recordar lo que Dios dijera en Deuteronomio 7:10: "Y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, EN PERSONA le dará el pago". Que ello nos dé testimonio de cómo opera Dios con los infelices que caen en esta transgresión, pues: "¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!".
*** (He.10:32) Los padecimientos no son para los impíos, sino para los que, asumiendo una posición de fe, son amenazados, perseguidos, y afligidos por diversas tribulaciones. Nótese cómo el autor insiste en mencionar este detalle: "...después de haber sido iluminados...", sostuvieron gran combate de padecimientos (implicando un horno de aflicciones justamente por su profesión de fe, como aconteció con los hermanos de Tesalónica según 2Ts.1:4-5).
*** (He.10:33-34) La identificación de estas personas con otros hermanos en Cristo que también sufrieran de modo análogo, nos vuelve a confirmar que se trataba de creyentes, y no de "impíos religiosos", traduciéndose su vida en un espectáculo circense, en un escándalo público que divertía a sus ocasionales observadores (desde el circo romano hasta la crucifixión bañados en pez para alumbrar el camino a la ciudad de donde provenían, cual humanas antorchas). Su solidaridad con sus hermanos, presos por ser cristianos como ellos (como Onesíforo con Pablo), los llevó a sufrir el despojo de todos sus bienes por no obedecer consignas romanas contrarias a su fe, esbozando una sonrisa de significado ininteligible para sus depredadores, ignorantes éstos del valor que los siervos de Dios poseían como una herencia donde ni la polilla ni el orín corrompen, ni donde ladrones minan ni hurtan (Mt.6:19). Tan formidable estoicismo dejaba perplejos a sus despojadores, quienes no concebían cómo podían verse gozosos en medio del despojo de sus pertenencias.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 24/04/2016
*** El procedimiento legal contra los violadores de la ley se tornaba irremisible si habían dos o tres testigos que certificaran la comisión de dicho delito, ejecutándose inapelablemente el castigo sobre el culpable tras el sumario juicio. Y el autor inquiere, sobre la base de la infamia que se comete al pisotear al Hijo de Dios (tal referencia es demasiado terrible aun para imaginarla), y que asumiera la sangre del pacto en la que fuera santificado como inmunda (esto jamás pudiera decirse de alguien que fuera "casi salvo", pues nunca se habla en las Escrituras de un "inmundo santificado"; se refiere entonces a un creyente en toda la extensión de la línea), e hiciere afrenta al Espíritu de Gracia (nótese como se hace referencia al Redentor, a la sangre del pacto, y al Espíritu de gracia del que el culpable había participado sin duda alguna). No se trata de un ofuscamiento mental, de un momento de confusión, o de una crisis religiosa; sino de una definida decisión con una total intencionalidad por repudiar su condición relacional, asumir que rechaza cada aspecto de su personal salvación, y deliberadamente define vivir bajo el influjo del mal (Jn.3:18-20,36).
*** Pero conocemos (arguye el autor sacro) al que refiriera: Mía es la venganza (esto deja fuera a cualquier vindicador por honesta que sea su intención), yo daré el pago, dice el Señor (esto nos muestra que el Señor asume este asunto como algo personal, y nadie tiene parte ni suerte en este juicio, habiendo de dejar que el mismo Señor resuelva esto con el culpable de tal delito). Por otro lado, en el sentido de eximir a cualquiera en estos asuntos con su pueblo (no era, pues, un impío el que cometiera este crimen, sino un renegado de la fe), habiendo de recordar lo que Dios dijera en Deuteronomio 7:10: "Y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, EN PERSONA le dará el pago". Que ello nos dé testimonio de cómo opera Dios con los infelices que caen en esta transgresión, pues: "¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!".
*** (He.10:32) Los padecimientos no son para los impíos, sino para los que, asumiendo una posición de fe, son amenazados, perseguidos, y afligidos por diversas tribulaciones. Nótese cómo el autor insiste en mencionar este detalle: "...después de haber sido iluminados...", sostuvieron gran combate de padecimientos (implicando un horno de aflicciones justamente por su profesión de fe, como aconteció con los hermanos de Tesalónica según 2Ts.1:4-5).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 24/04/2016
LA APOSTASÍA HA TOMADO VARIAS FORMAS Y FACETAS A LO LARGO DE LA HISTORIA, PERO ESPECIALMENTE EN NUESTROS TIEMPOS, DONDE EL DESCARO, EL AMOR AL DINERO, EL ESCUCHAR DOCTRINAS DE DEMONIOS SIN DISCERNIRLAS SIQUIERA, HA MOSTRADO LA INSINCERIDAD ESPIRITUAL DE MUCHOS, Y LA CARENCIA DE ESCRÚPULOS DE OTROS QUE POR SU POPULARIDAD Y FAMA ENTRE EL CÍRCULO CRISTIANO NO COMPROMETIDO CON EL SEÑOR, VAN MOSTRANDO SUS INTERESES NON SANCTOS ¿ESTAMOS PREPARADOS?
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