LIMA - PERÚ DOMINGO 28 DE MAYO DEL 2017 MENSAJE # 1780
ECLESIASTÉS 8:1-5.
"¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará. Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios. No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas, porque él hará todo lo que quiere. Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: Qué haces? El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio".
=== El encomio del autor respecto a la sabiduría y a sus posesionarios, nos hace ver en qué manera él ha llegado a conceptuar la misma como una piedra preciosa. El sabio pensar, el sabio hablar y el sabio obrar, van juntos siempre. Al referirse a la persona sabia, nos revela que ésta conoce a cabalidad el significado de lo que las sentencias o proverbios expresan, y que puede navegar en ese nivel de entendimiento como un experto, sintiéndose a sus anchas al interpretar los más ínfimos detalles, entendiendo perfectamente los resultados al final de cada declaración, sabiendo qué esperar, y cuál es su suerte en tal caso; actuando como la palabra profética más segura, la cual alumbra nuestro entendimiento por las edades, llevándonos a un puerto seguro con óptimas ganancias o utilidades. Es así que, al escuchar un veredicto, el rostro adusto cambia por una amplia sonrisa, borrando sus ceñudas líneas de expresión, y revelando su satisfacción por la certeza de lo referido: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Yahweh, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis" (Jer.29:11).
=== El autor consigna aquí dos aspectos que debemos considerar como inalterables e inviolables para nuestro completo bienestar. Un mandamiento regio nos alínea con la visión del reino, y el propósito divino para con su ungido, a quien Dios coronara como tal. No dice un consejo, una opinión, una frase o palabra opcional; sino que habla de un MANDAMIENTO, o principio que debe guiarnos al obedecer su voluntad, operando convenientemente como súbdito y luego, asciende más, hablando del JURAMENTO de Dios, que es el nivel más alto de la divina expresión, indicando aquello que no está sujeto a cambio, y que debe ser obedecido cabalmente por las edades, ya que ello es determinante en su voluntad eternal, siendo su invariabilidad lo que sella los destinos y cubre su propósito. Hay una actitud irreverente y profana, y es cuando no hemos sido sensibles a su voz, la cual seguía escuchándose aun después que nos habíamos retirado; dejando al Padre con la palabra en la boca; una actitud detestable en los creyentes noveles, y en los presumidos también. La instrucción divina demanda nuestra paciencia y nuestra total atención para que cada referencia tenga su aplicable valor en el contexto del cubrimiento de su voluntad (No omitas este sano consejo del autor); y a esto hay que añadirle la preservación del pecado que ha alcanzado dominio sobre nosotros, y que el autor de Hebreos define como el pecado que nos asedia, nos rodea, y nos oprime (el pecado que más nos gusta y que no consideramos lesivo para nuestro andar, y cuya mayor característica es la persistencia); y ello no impedirá que su deseo se cumpla; y si no es contigo; serás desechado y otro tomará tu lugar (2Jn.8).
=== ¿Sabías que la palabra del rey tiene potestad (autoridad)? y que nuestra opinión: modesta, absurda o inteligente, no ha sido solicitada; y no podemos comparar nuestro modo de pensar con la capacidad de nuestro gobernante, el cual es elegido por Dios para darnos total dicha y bienestar (Aquí apuntamos a Jesús como Rey de reyes, y Señor de señores). El reino no es una democracia, gobernada por el voto popular y por consenso; sino que es algo donde todo lo que hay, desde el territorio y cada habitante, y todo lo que hay en él, le pertenece al rey; y es su voluntad la que define todo en todas las instancias; de allí que no se acepten objeciones ni enmiendas de nadie. Por eso el autor añade que el guardar el MANDAMIENTO nos apartará del mal; y que nuestra sabiduría consiste en saber discernir (elegir después de un examen y un análisis concienzudo), entendiendo el tiempo (ocasión), y el juicio (la ejecución en el momento más indicado y conveniente para los intereses del rey), convirtiéndonos en los celosos intérpretes de la divina sazón.
"¿Quién como el sabio? ¿y quién como el que sabe la declaración de las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro, y la tosquedad de su semblante se mudará. Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey y la palabra del juramento de Dios. No te apresures a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas, porque él hará todo lo que quiere. Pues la palabra del rey es con potestad, ¿y quién le dirá: Qué haces? El que guarda el mandamiento no experimentará mal; y el corazón del sabio discierne el tiempo y el juicio".
=== El encomio del autor respecto a la sabiduría y a sus posesionarios, nos hace ver en qué manera él ha llegado a conceptuar la misma como una piedra preciosa. El sabio pensar, el sabio hablar y el sabio obrar, van juntos siempre. Al referirse a la persona sabia, nos revela que ésta conoce a cabalidad el significado de lo que las sentencias o proverbios expresan, y que puede navegar en ese nivel de entendimiento como un experto, sintiéndose a sus anchas al interpretar los más ínfimos detalles, entendiendo perfectamente los resultados al final de cada declaración, sabiendo qué esperar, y cuál es su suerte en tal caso; actuando como la palabra profética más segura, la cual alumbra nuestro entendimiento por las edades, llevándonos a un puerto seguro con óptimas ganancias o utilidades. Es así que, al escuchar un veredicto, el rostro adusto cambia por una amplia sonrisa, borrando sus ceñudas líneas de expresión, y revelando su satisfacción por la certeza de lo referido: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Yahweh, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis" (Jer.29:11).
=== El autor consigna aquí dos aspectos que debemos considerar como inalterables e inviolables para nuestro completo bienestar. Un mandamiento regio nos alínea con la visión del reino, y el propósito divino para con su ungido, a quien Dios coronara como tal. No dice un consejo, una opinión, una frase o palabra opcional; sino que habla de un MANDAMIENTO, o principio que debe guiarnos al obedecer su voluntad, operando convenientemente como súbdito y luego, asciende más, hablando del JURAMENTO de Dios, que es el nivel más alto de la divina expresión, indicando aquello que no está sujeto a cambio, y que debe ser obedecido cabalmente por las edades, ya que ello es determinante en su voluntad eternal, siendo su invariabilidad lo que sella los destinos y cubre su propósito. Hay una actitud irreverente y profana, y es cuando no hemos sido sensibles a su voz, la cual seguía escuchándose aun después que nos habíamos retirado; dejando al Padre con la palabra en la boca; una actitud detestable en los creyentes noveles, y en los presumidos también. La instrucción divina demanda nuestra paciencia y nuestra total atención para que cada referencia tenga su aplicable valor en el contexto del cubrimiento de su voluntad (No omitas este sano consejo del autor); y a esto hay que añadirle la preservación del pecado que ha alcanzado dominio sobre nosotros, y que el autor de Hebreos define como el pecado que nos asedia, nos rodea, y nos oprime (el pecado que más nos gusta y que no consideramos lesivo para nuestro andar, y cuya mayor característica es la persistencia); y ello no impedirá que su deseo se cumpla; y si no es contigo; serás desechado y otro tomará tu lugar (2Jn.8).
=== ¿Sabías que la palabra del rey tiene potestad (autoridad)? y que nuestra opinión: modesta, absurda o inteligente, no ha sido solicitada; y no podemos comparar nuestro modo de pensar con la capacidad de nuestro gobernante, el cual es elegido por Dios para darnos total dicha y bienestar (Aquí apuntamos a Jesús como Rey de reyes, y Señor de señores). El reino no es una democracia, gobernada por el voto popular y por consenso; sino que es algo donde todo lo que hay, desde el territorio y cada habitante, y todo lo que hay en él, le pertenece al rey; y es su voluntad la que define todo en todas las instancias; de allí que no se acepten objeciones ni enmiendas de nadie. Por eso el autor añade que el guardar el MANDAMIENTO nos apartará del mal; y que nuestra sabiduría consiste en saber discernir (elegir después de un examen y un análisis concienzudo), entendiendo el tiempo (ocasión), y el juicio (la ejecución en el momento más indicado y conveniente para los intereses del rey), convirtiéndonos en los celosos intérpretes de la divina sazón.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 28/05/2017 MENSAJE # 1780.
LA CORRECTA INSTRUCCIÓN NOS TRAE LA SABIDURÍA EN SU MEJOR NIVEL, PARA QUE AL APLICARLA, LA BENDICIÓN DIVINA SE HAGA EVIDENTE, AL IGUAL QUE NUESTRA VOCACIÓN DE SERVICIO, LA MISMA QUE DEBE PROCURAR LA GLORIFICACIÓN DE NUESTRO SEÑOR Y REY.
ResponderEliminar