LIMA - PERÚ JUEVES 18 DE MAYO DEL 2017 MENSAJE # 1760
NEHEMÍAS 1:4-7.
"Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh Yaweh, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado".
=== Dios tiene sus horarios especiales para despertar los corazones de sus siervos a su sazón, y en los tiempos por él establecidos. Fue así que después de muchos años en la cautividad, Dios pone en el corazón de Nehemías un dolor que lo vuelve décadas atrás, y el informe de su hermano Hanani lo quebranta hasta lo más profundo, entendiendo la ignominia que hasta allí hería a la devastada nación israelita, algo que muchos mirasen como penoso o indigno de ser recordado, sin llegar a pensar en un período de restauración, en el recobro de la dignidad nacional, tan venida a menos; habiéndose acostumbrado a la gobernación gentil, viéndose prósperos en las naciones paganas donde habían llegado a ser dispersados, desatándose voluntariamente de las ligaduras emocionales y ancestrales que compusieran su identidad. Aunque la condición económica de Nehemías era muy buena: Era el copero del rey, alguien que destacara por su fidelidad y su habilidad para aconsejar al gobernante de turno, y asegurarse que no fuera envenenado por lo que comía o bebía, siendo pues el hombre de confianza del rey; y todo ello dejó de tener importancia cuando conoció la debacle en la que vivían los que habían quedado allá en Jerusalén, percibiendo la conmoción de sus entrañas que le urgieran a devolverle a la nación hebraica su posición. Mas, cómo volver a este lugar de donde Dios mismo los expulsara por sus continuas prevaricaciones... ¡Arrepintiéndose, y rogando al Padre por su misericordia!
=== El arrepentimiento real está identificado como un quebranto del corazón por el pecado cometido en contra de la Deidad, y de su voluntad explícita, irrespetando su propósito; y la clara definición de volver al temor del Señor para moverse de consuno con él, según su beneplácito. El quebranto de Nehemías, lo hizo sentarse a meditar sobre la suerte de la nación rebelde, y del justo pago por su rebelión, razón de su dispersión y de su vergüenza de varias décadas. El quebranto se volvió duelo en el corazón del copero del rey, y el ayuno y la oración habían de abrir su entendimiento para contactarse con la Deidad, y rogarle por su atención en una súplica meditada que lo sacara de su desesperación y le propusiera una esperanza por su nítido arrepentimiento, que abarcara otras generaciones anteriores, y la suya propia. Su oración se inicia con el reconocimiento de la Deidad como el Dios Todopoderoso, celoso guardián de su pacto, pero que se deleita en mostrar su misericordia a aquellos que le aman y guardan sus mandamientos. ¡Ese debe ser el imperativo categórico de nuestras conciencias en nuestro panorama relacional divino-humano, que pondera nuestra gloria pactual! Si bien la culpa reconocida nos guía al arrepentimiento; al derramar nuestras almas en el tácito reconocimiento de nuestras faltas; y nuestros deseos de volvernos al orden divinal; se abren las puertas para ser restaurados y recobrados a la filiación divinal, ya que Dios nos limpia de nuestros pecados y nuestras rebeliones, perdona nuestra maldad, y nos redime plenamente a la comunión célico-pedestre que supone nuestra aceptación en su presencia, siendo sin culpa, mancha ni condenación, al mostramos su gracia para poder disfrutar de su piedad, viviendo para agradarle por nuestra restauración.
=== El verso 6 es el punto de contacto con una frase salomónica, solicitando al Padre la atención del caso para con su siervo que se llega a él en esta etapa crítica, exhalando sus pecados y los de toda la nación. Nehemías no se presenta ante Yahweh para dar excusas, o para tratar de que las cosas sean vistas de un modo diferente. El arrepentimiento es un reconocimiento abierto de nuestra maldad, sin ambages, sin medias tintas, pues al momento de buscarle atenuantes a nuestra inconducta, asumimos al Padre como alguien precipitado e injusto; ¡NO INSULTEMOS A DIOS CON NUESTRAS PALABRAS Y NUESTRA ACTITUD! Todas nuestras aflicciones han tenido su razón de ser; y si se llegó a la dispersión, es porque la nación llegó al colmo en su rebelión, y no había más remedio. No intentemos disimular nuestras culpas, faltas, fallas o maldades, y entendamos de una vez por todas que ellas son los gruesos barrotes de nuestras prisiones; y que el Padre nos ha dado la pauta para que, si nos arrepentimos, sepamos que tenemos la llave de nuestra celda, y que la única forma de salir de esta prisión es VOLVER AL ORDEN DIVINO, IMPLORANDO POR SU MISERICORDIA. Y eso fue lo que hizo Nehemías, y eso es lo que tenemos que hacer todos los que nos hemos alejado de Dios y de su voluntad soberana para cubrir su propósito.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 18/05/2016 MENSAJE # 1760.
NEHEMÍAS 1:4-7.
"Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos. Y dije: Te ruego, oh Yaweh, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado".
=== Dios tiene sus horarios especiales para despertar los corazones de sus siervos a su sazón, y en los tiempos por él establecidos. Fue así que después de muchos años en la cautividad, Dios pone en el corazón de Nehemías un dolor que lo vuelve décadas atrás, y el informe de su hermano Hanani lo quebranta hasta lo más profundo, entendiendo la ignominia que hasta allí hería a la devastada nación israelita, algo que muchos mirasen como penoso o indigno de ser recordado, sin llegar a pensar en un período de restauración, en el recobro de la dignidad nacional, tan venida a menos; habiéndose acostumbrado a la gobernación gentil, viéndose prósperos en las naciones paganas donde habían llegado a ser dispersados, desatándose voluntariamente de las ligaduras emocionales y ancestrales que compusieran su identidad. Aunque la condición económica de Nehemías era muy buena: Era el copero del rey, alguien que destacara por su fidelidad y su habilidad para aconsejar al gobernante de turno, y asegurarse que no fuera envenenado por lo que comía o bebía, siendo pues el hombre de confianza del rey; y todo ello dejó de tener importancia cuando conoció la debacle en la que vivían los que habían quedado allá en Jerusalén, percibiendo la conmoción de sus entrañas que le urgieran a devolverle a la nación hebraica su posición. Mas, cómo volver a este lugar de donde Dios mismo los expulsara por sus continuas prevaricaciones... ¡Arrepintiéndose, y rogando al Padre por su misericordia!
=== El arrepentimiento real está identificado como un quebranto del corazón por el pecado cometido en contra de la Deidad, y de su voluntad explícita, irrespetando su propósito; y la clara definición de volver al temor del Señor para moverse de consuno con él, según su beneplácito. El quebranto de Nehemías, lo hizo sentarse a meditar sobre la suerte de la nación rebelde, y del justo pago por su rebelión, razón de su dispersión y de su vergüenza de varias décadas. El quebranto se volvió duelo en el corazón del copero del rey, y el ayuno y la oración habían de abrir su entendimiento para contactarse con la Deidad, y rogarle por su atención en una súplica meditada que lo sacara de su desesperación y le propusiera una esperanza por su nítido arrepentimiento, que abarcara otras generaciones anteriores, y la suya propia. Su oración se inicia con el reconocimiento de la Deidad como el Dios Todopoderoso, celoso guardián de su pacto, pero que se deleita en mostrar su misericordia a aquellos que le aman y guardan sus mandamientos. ¡Ese debe ser el imperativo categórico de nuestras conciencias en nuestro panorama relacional divino-humano, que pondera nuestra gloria pactual! Si bien la culpa reconocida nos guía al arrepentimiento; al derramar nuestras almas en el tácito reconocimiento de nuestras faltas; y nuestros deseos de volvernos al orden divinal; se abren las puertas para ser restaurados y recobrados a la filiación divinal, ya que Dios nos limpia de nuestros pecados y nuestras rebeliones, perdona nuestra maldad, y nos redime plenamente a la comunión célico-pedestre que supone nuestra aceptación en su presencia, siendo sin culpa, mancha ni condenación, al mostramos su gracia para poder disfrutar de su piedad, viviendo para agradarle por nuestra restauración.
=== El verso 6 es el punto de contacto con una frase salomónica, solicitando al Padre la atención del caso para con su siervo que se llega a él en esta etapa crítica, exhalando sus pecados y los de toda la nación. Nehemías no se presenta ante Yahweh para dar excusas, o para tratar de que las cosas sean vistas de un modo diferente. El arrepentimiento es un reconocimiento abierto de nuestra maldad, sin ambages, sin medias tintas, pues al momento de buscarle atenuantes a nuestra inconducta, asumimos al Padre como alguien precipitado e injusto; ¡NO INSULTEMOS A DIOS CON NUESTRAS PALABRAS Y NUESTRA ACTITUD! Todas nuestras aflicciones han tenido su razón de ser; y si se llegó a la dispersión, es porque la nación llegó al colmo en su rebelión, y no había más remedio. No intentemos disimular nuestras culpas, faltas, fallas o maldades, y entendamos de una vez por todas que ellas son los gruesos barrotes de nuestras prisiones; y que el Padre nos ha dado la pauta para que, si nos arrepentimos, sepamos que tenemos la llave de nuestra celda, y que la única forma de salir de esta prisión es VOLVER AL ORDEN DIVINO, IMPLORANDO POR SU MISERICORDIA. Y eso fue lo que hizo Nehemías, y eso es lo que tenemos que hacer todos los que nos hemos alejado de Dios y de su voluntad soberana para cubrir su propósito.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 18/05/2016 MENSAJE # 1760.
SÓLO LOS GRANDES QUEBRANTAMIENTOS NOS TRAER GENUINOS ARREPENTIMIENTOS, Y CUANDO ELLO NOS LLEVA A LA CONFESIÓN Y LA EXHALACIÓN DE NUESTRA MALDAD, EL CORAZÓN DE DIOS SE DISPONE PARA MOSTRAR SU MISERICORDIA.
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