LIMA - PERÚ MARTES 30 DE MAYO DEL 2017 MENSAJE # 1784
EL CANTAR DE LOS CANTARES 4:1,6-5:1.
"Levántate, Aquilón, y ven, Austro; soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta. Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he recogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados".
=== Después de describir la belleza y los dones que adornan a la bella sunamita, el excitado corazón de la doncella anhela el encuentro con su amado, habiendo despertado en ella la pasión que ya impregnara su ser, deseando que su rendido admirador pueda disfrutar de todo lo que ella tiene para él. Tal es el efecto en la pareja nupcial cuando llega el tiempo de la cópula para hacerse uno, y luego poder iniciar la fiesta con todos los invitados, los mismos que celebrarán con los esposos la dicha y felicidad que fuera largo tiempo esperada, y que para el momento descrito ya se habría consumado. De allí el deseo de la novia por verse envuelta por la dicha, demandando que el viento del norte y el del sur vengan a soplar en su huerto (ella habla de su persona integral, y de su deseo de pertenecer por completo al hombre que ama, y que ha ganado su corazón con toda la ternura que la sabiduría regia preservara para la nueva reina de la nación israelita). Y así como la recién desposada rompe su vaso de alabastro para que el cónyuge pueda percibir aquel perfume que fuera preparado por un experto perfumista, de manera exclusiva para ella en el día de su casamiento, en la habitación nupcial, para que su cónyuge la aspire hasta saturar su olfato con aquel aroma singular y único que desde entonces presidirá su memoria olfativa como un recuerdo de la entrega formal de la novia a su esposo, impregnando cada elemento presente en ese momento tan especial en aquella cámara particular, para luego fundirse en una unidad binaria, algo que hace de esta experiencia un evento extraordinario e inolvidable.
=== Pocas cosas son tan excitantes como el acudir a un encuentro amoroso en el mejor de los ánimos, y con las expectativas más altas. El verdadero amor infiere la entrega de los contrayentes en igualdad de condiciones; tanto en el sentido de la pureza de ambos, que es lo que le otorgan a la pareja amada; como de la disposición de sus almas para una vida futura conjunta que tenga motivos de gozo y felicidad que compongan la intimidad de la misma. Es así como la mujer dispone su corazón, y su deseo de que se desprendan los aromas de su huerto (su ser esencial dándose a conocer al ser amado para atraerlo a un panorama relacional pactual), y que el quebrado envase simbolice que se está dejando atrás absolutamente todo, y que el único interés de la fémina es el pertenecer al hombre que ama, llevándolo al clímax del placer sensual y afectivo que corresponden, componiendo su felicidad conyugal su punto de partida de una nueva relación binaria que los uniría y los haría una familia en medio del pueblo de Dios. Ello implica la integración social. La presencia del amado en el huerto nos testifica el deseo de su corazón por hacerse uno con su amada, la misma que se rinde a cabalidad para pertenecerle por siempre con esta expresión: "Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta". Dios quiera que podamos disfrutar de esta dulce entrega en nuestra experiencia personal; y lo digo por todos mis lectores.
=== Cuando el novio sale del tálamo nupcial en calidad de esposo, para certificar que la unión con su cónyuge se ha consolidado, él le notifica su alegría al amigo del esposo (un amigo íntimo que ha estado en calidad de veedor de la fidelidad de ambos durante el trámite del noviazgo, desde la petición de mano hasta la consumación del acto nupcial), llamando a todos los invitados al regocijo que ha de compartirse, habiendo luego siete días de celebración entre todas las amistades y parientes de los recién casados, porque así se acostumbra en el oriente. Y el esposo, lleno de dicha, da testimonio de su felicidad con estas palabras: "Yo vine a mi huerto, oh hermana" (expresión simbólica que no indica ser hermanos de padre y madre, sino el ser descendientes de Israel, y gente apta para unirse en matrimonio conforme al orden divinal); "esposa mía" (implicando que ya se hicieron uno, y que son uno habiendo consumado su relación copular); "he recogido mi mirra y mis aromas" (se ha saciado del dulzor de su pareja, y se siente feliz de ser uno con ella, y lo publica); "he comido mi panal y mi miel" (ha disfrutado plenamente de su fusión con la reina de su corazón); "Mi vino y mi leche he bebido" (ha recibido todo el gozo que corresponde a un esposo, habiéndose embriagado en amores, en el buen sentido de la expresión): y acto seguido, todos son invitados a celebrar la felicidad de los consortes, y allí recién comienza la fiesta para los asistentes a las bodas POR UNA SEMANA ENTERA.
"Levántate, Aquilón, y ven, Austro; soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta. Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he recogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados".
=== Después de describir la belleza y los dones que adornan a la bella sunamita, el excitado corazón de la doncella anhela el encuentro con su amado, habiendo despertado en ella la pasión que ya impregnara su ser, deseando que su rendido admirador pueda disfrutar de todo lo que ella tiene para él. Tal es el efecto en la pareja nupcial cuando llega el tiempo de la cópula para hacerse uno, y luego poder iniciar la fiesta con todos los invitados, los mismos que celebrarán con los esposos la dicha y felicidad que fuera largo tiempo esperada, y que para el momento descrito ya se habría consumado. De allí el deseo de la novia por verse envuelta por la dicha, demandando que el viento del norte y el del sur vengan a soplar en su huerto (ella habla de su persona integral, y de su deseo de pertenecer por completo al hombre que ama, y que ha ganado su corazón con toda la ternura que la sabiduría regia preservara para la nueva reina de la nación israelita). Y así como la recién desposada rompe su vaso de alabastro para que el cónyuge pueda percibir aquel perfume que fuera preparado por un experto perfumista, de manera exclusiva para ella en el día de su casamiento, en la habitación nupcial, para que su cónyuge la aspire hasta saturar su olfato con aquel aroma singular y único que desde entonces presidirá su memoria olfativa como un recuerdo de la entrega formal de la novia a su esposo, impregnando cada elemento presente en ese momento tan especial en aquella cámara particular, para luego fundirse en una unidad binaria, algo que hace de esta experiencia un evento extraordinario e inolvidable.
=== Pocas cosas son tan excitantes como el acudir a un encuentro amoroso en el mejor de los ánimos, y con las expectativas más altas. El verdadero amor infiere la entrega de los contrayentes en igualdad de condiciones; tanto en el sentido de la pureza de ambos, que es lo que le otorgan a la pareja amada; como de la disposición de sus almas para una vida futura conjunta que tenga motivos de gozo y felicidad que compongan la intimidad de la misma. Es así como la mujer dispone su corazón, y su deseo de que se desprendan los aromas de su huerto (su ser esencial dándose a conocer al ser amado para atraerlo a un panorama relacional pactual), y que el quebrado envase simbolice que se está dejando atrás absolutamente todo, y que el único interés de la fémina es el pertenecer al hombre que ama, llevándolo al clímax del placer sensual y afectivo que corresponden, componiendo su felicidad conyugal su punto de partida de una nueva relación binaria que los uniría y los haría una familia en medio del pueblo de Dios. Ello implica la integración social. La presencia del amado en el huerto nos testifica el deseo de su corazón por hacerse uno con su amada, la misma que se rinde a cabalidad para pertenecerle por siempre con esta expresión: "Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta". Dios quiera que podamos disfrutar de esta dulce entrega en nuestra experiencia personal; y lo digo por todos mis lectores.
=== Cuando el novio sale del tálamo nupcial en calidad de esposo, para certificar que la unión con su cónyuge se ha consolidado, él le notifica su alegría al amigo del esposo (un amigo íntimo que ha estado en calidad de veedor de la fidelidad de ambos durante el trámite del noviazgo, desde la petición de mano hasta la consumación del acto nupcial), llamando a todos los invitados al regocijo que ha de compartirse, habiendo luego siete días de celebración entre todas las amistades y parientes de los recién casados, porque así se acostumbra en el oriente. Y el esposo, lleno de dicha, da testimonio de su felicidad con estas palabras: "Yo vine a mi huerto, oh hermana" (expresión simbólica que no indica ser hermanos de padre y madre, sino el ser descendientes de Israel, y gente apta para unirse en matrimonio conforme al orden divinal); "esposa mía" (implicando que ya se hicieron uno, y que son uno habiendo consumado su relación copular); "he recogido mi mirra y mis aromas" (se ha saciado del dulzor de su pareja, y se siente feliz de ser uno con ella, y lo publica); "he comido mi panal y mi miel" (ha disfrutado plenamente de su fusión con la reina de su corazón); "Mi vino y mi leche he bebido" (ha recibido todo el gozo que corresponde a un esposo, habiéndose embriagado en amores, en el buen sentido de la expresión): y acto seguido, todos son invitados a celebrar la felicidad de los consortes, y allí recién comienza la fiesta para los asistentes a las bodas POR UNA SEMANA ENTERA.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 30/05/2017 MENSAJE # 1784.
LA FIGURA MATRIMONIAL HEBRAICA NOS ES COMPARTIDA SIN TAPUJOS MEDIANTE ESTE POEMA. AQUELLOS QUE NO TIENEN LIMPIO EL CORAZÓN, Y QUE VEN TODO CON LENTES OSCUROS, NO APRECIARÁN LA BELLEZA DE LO QUE AQUÍ SE NOS ENTREGA; LOS QUE ENTIENDEN EL PANORAMA RELACIONAL DE PAREJAS DE PACTO NO SE SENTIRÁN OFENDIDOS POR LO QUE AQUÍ SE PROCLAMA.
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