LIMA - PERÚ SÁBADO 27 DE MAYO DEL 2017 MENSAJE # 1778
EFESIOS 1:3-6. (VERSIÓN DIOS HABLA HOY)
"Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues en Cristo nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales. Dios nos escogió en Cristo desde antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin defecto en su presencia. Por su amor nos había destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, hacia el cual nos ordenó, según la determinación bondadosa de su voluntad. Esto lo hizo para que alabemos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos bendijo en su amado Hijo".
=== Cuando se refieren a Yahweh como Dios (el Creador de todas las cosas) y Padre (implicando el sentido Verbal y Original de los seres creados a través de su Hijo: Jesucristo), el autor nos da a conocer nuestra relación con la Deidad en calidad de Hijos amados, descubriendo su Paternidad, y nuestra Filiación. Es, pues, intencional el hacer esta mención para que entendamos el por qué de las bendiciones que habrán de mencionarse, revelando de paso nuestra relación célico-pedestre (del cielo y de la tierra), para que entendamos las cosas como ciudadanos de dos campamentos. El apóstol detalla aquí nuestro panorama relacional, no dejando nada a la imaginación, y a los falsos conceptos que suelen desesperanzar a los creyentes noveles o no entrenados espiritualmente, los mismos que muchas veces se sienten desolados, y piensan que el Pastor de nuestras almas nos ha dejado indefensos, y en medio de la ignorancia; algo que no debiera ni pasar por nuestras mentes. Saber quiénes somos, qué tenemos y qué podemos, es algo esencial para mantener el curso de nuestra peregrinación a la gloria como una realidad vivencial, a la que debemos estar adheridos según lo revelado por el autor de Hebreos: "Todas estas personas murieron sin haber recibido las cosas que Dios había prometido; pero como tenían fe, las vieron de lejos, y las saludaron reconociéndose a si mismos como extranjeros de paso por este mundo" (He.11:13). Al argüir que nuestras bendiciones nos fueron otorgadas en los cielos, y que las mismas son de espiritual esencialidad, nos revela que solamente nos son útiles si andamos en el Espíritu, y en plena obediencia a la objetividad divinal; y es por eso que el que anda en la carne, ni las percibe, ni las cuenta, ni las usa, sintiéndose virtualmente indefenso y desamparado (2R.6:13-15).
=== De allí, Pablo se pasa al plano de la eternidad pasada, revelando cómo el Padre nos integraría en la realidad espiritual del cuerpo de Cristo como un hecho indubitable que aparecería a su sazón en las edades. Es así como la santidad (sin la que nadie vería a Dios) estaba incluida en el contexto del divino obrar, quitando de nosotros todo pecado y toda impureza, haciéndonos gente sin tacha para morar en su presencia, como se muestra en Daniel 1:4: "Muchachos en que no hubiese tacha alguna, de buen parecer... e idóneos para estar en la presencia del rey". Las pretensiones de este rey no diferían mucho de las del Padre, salvando las distancias. Y aquí, Pablo menciona el amor del Padre para la filiación correspondiente, reconociéndonos el Padre en tal circunstancia como hijos suyos, como aquellos que habían madurado lo suficiente para hacerse cargo de sus asignaciones sin temor a equívocos, ¡siendo llenos del Espíritu, y gobernados por el mismísimo Señor Jesús, eso equivalía a un imponderable! Ello nos permite conocer a cabalidad la medida de su gracia, la cual es perfecta en un cien por ciento, no dejando nada a la imaginación ni a la vanagloria particular; haciéndolo todo de principio a fin, para que fuera una obra perfecta, una obra consumada que llenaría de gozo al Padre y cubriría su voluntad conforme a su beneplácito.
=== Los corazones honestos y puros de los santos no pueden menos que alabar siempre a Dios por su gloriosa bondad, la misma que nos incluyera en la realidad trascendente del cuerpo de Cristo, haciéndonos parte de la Familia de Dios; habitando junto con nosotros la santa ciudad, incorporándonos a la realidad absoluta que compone su reino como algo que no concluirá jamás. Al referirse la Reina-Valera a la gloria de su gracia, implica el resplandor que causa la gracia al ser aplicada en sus santos, los cuales son como estrellas a perpetua eternidad que proclaman la gracia aplicada a cada santo de cada época, haciendo brillar en la oscuridad las luces de los redimidos, los mismos que al ser interiorizados en la realidad corpórea entiende su utilidad en el plano estelar y etéreo a lo que el Padre los destinara. El universo habrá de contemplar aquella realidad que tanto esperara en la manifestación gloriosa de los hijos de Dios (Ro.8:16-21)
"Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues en Cristo nos ha bendecido en los cielos con toda clase de bendiciones espirituales. Dios nos escogió en Cristo desde antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin defecto en su presencia. Por su amor nos había destinado a ser adoptados como hijos suyos por medio de Jesucristo, hacia el cual nos ordenó, según la determinación bondadosa de su voluntad. Esto lo hizo para que alabemos siempre a Dios por su gloriosa bondad, con la cual nos bendijo en su amado Hijo".
=== Cuando se refieren a Yahweh como Dios (el Creador de todas las cosas) y Padre (implicando el sentido Verbal y Original de los seres creados a través de su Hijo: Jesucristo), el autor nos da a conocer nuestra relación con la Deidad en calidad de Hijos amados, descubriendo su Paternidad, y nuestra Filiación. Es, pues, intencional el hacer esta mención para que entendamos el por qué de las bendiciones que habrán de mencionarse, revelando de paso nuestra relación célico-pedestre (del cielo y de la tierra), para que entendamos las cosas como ciudadanos de dos campamentos. El apóstol detalla aquí nuestro panorama relacional, no dejando nada a la imaginación, y a los falsos conceptos que suelen desesperanzar a los creyentes noveles o no entrenados espiritualmente, los mismos que muchas veces se sienten desolados, y piensan que el Pastor de nuestras almas nos ha dejado indefensos, y en medio de la ignorancia; algo que no debiera ni pasar por nuestras mentes. Saber quiénes somos, qué tenemos y qué podemos, es algo esencial para mantener el curso de nuestra peregrinación a la gloria como una realidad vivencial, a la que debemos estar adheridos según lo revelado por el autor de Hebreos: "Todas estas personas murieron sin haber recibido las cosas que Dios había prometido; pero como tenían fe, las vieron de lejos, y las saludaron reconociéndose a si mismos como extranjeros de paso por este mundo" (He.11:13). Al argüir que nuestras bendiciones nos fueron otorgadas en los cielos, y que las mismas son de espiritual esencialidad, nos revela que solamente nos son útiles si andamos en el Espíritu, y en plena obediencia a la objetividad divinal; y es por eso que el que anda en la carne, ni las percibe, ni las cuenta, ni las usa, sintiéndose virtualmente indefenso y desamparado (2R.6:13-15).
=== De allí, Pablo se pasa al plano de la eternidad pasada, revelando cómo el Padre nos integraría en la realidad espiritual del cuerpo de Cristo como un hecho indubitable que aparecería a su sazón en las edades. Es así como la santidad (sin la que nadie vería a Dios) estaba incluida en el contexto del divino obrar, quitando de nosotros todo pecado y toda impureza, haciéndonos gente sin tacha para morar en su presencia, como se muestra en Daniel 1:4: "Muchachos en que no hubiese tacha alguna, de buen parecer... e idóneos para estar en la presencia del rey". Las pretensiones de este rey no diferían mucho de las del Padre, salvando las distancias. Y aquí, Pablo menciona el amor del Padre para la filiación correspondiente, reconociéndonos el Padre en tal circunstancia como hijos suyos, como aquellos que habían madurado lo suficiente para hacerse cargo de sus asignaciones sin temor a equívocos, ¡siendo llenos del Espíritu, y gobernados por el mismísimo Señor Jesús, eso equivalía a un imponderable! Ello nos permite conocer a cabalidad la medida de su gracia, la cual es perfecta en un cien por ciento, no dejando nada a la imaginación ni a la vanagloria particular; haciéndolo todo de principio a fin, para que fuera una obra perfecta, una obra consumada que llenaría de gozo al Padre y cubriría su voluntad conforme a su beneplácito.
=== Los corazones honestos y puros de los santos no pueden menos que alabar siempre a Dios por su gloriosa bondad, la misma que nos incluyera en la realidad trascendente del cuerpo de Cristo, haciéndonos parte de la Familia de Dios; habitando junto con nosotros la santa ciudad, incorporándonos a la realidad absoluta que compone su reino como algo que no concluirá jamás. Al referirse la Reina-Valera a la gloria de su gracia, implica el resplandor que causa la gracia al ser aplicada en sus santos, los cuales son como estrellas a perpetua eternidad que proclaman la gracia aplicada a cada santo de cada época, haciendo brillar en la oscuridad las luces de los redimidos, los mismos que al ser interiorizados en la realidad corpórea entiende su utilidad en el plano estelar y etéreo a lo que el Padre los destinara. El universo habrá de contemplar aquella realidad que tanto esperara en la manifestación gloriosa de los hijos de Dios (Ro.8:16-21)
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 27/05/2017 MENSAJE # 1778
SOMOS LLAMADOS POR EL SEÑOR A SER GENTE CONSCIENTE DE LA GRACIA QUE LE HA SIDO IMPARTIDA; EN QUÉ CONSISTE LA MISMA, Y DEL MODO QUE PODEMOS HACER USO DE ELLA CUANDO LLEGUE LA OCASIÓN, MOSTRANDO TODO LO QUE POSEEMOS EN EL SEÑOR, REVELANDO ASÍ LA GLORIA DEL SEÑOR QUE NOS HABITA
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