LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 28 DE NOVIEMBRE DEL 2018 MENSAJE # 2883
CANTAR DE LOS CANTARES 4:16; 5:1-3.
"Levántate, Aquilón, y ven Austro, soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas, venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta. Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he recogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos, bebed en abundancia, oh amados. Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío. mis cabellos de las gotas de la noche. Me he desnudado de mi ropa, ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies, ¿cómo los he de ensuciar?".
=== Normalmente, cuando la pareja ha llegado a unirse y se han constituido en una unidad binaria, disfrutando así de una entrega en las que ambos se cedieron al ser amado; hay una sensación de satisfacción que solamente conoce la pareja matrimonial, y que le es compartida al amigo del esposo para que todos los invitados a la boda sepan que el matrimonio se ha consumado, y para que puedan iniciarse los festejos con todos los convidados, quienes se unirán a la felicidad de los esposos compartiendo lo que se aparejara para dicha celebración. El cortejo que observáramos en el capítulo cuarto, donde ambos se comparten sus sentimientos y refieren sus mutuos deseos y anhelos, después de observarse y compartirse aquellas cosas que fueran sus atracciones: De él, para ella; de ella, para él; ambos se descubren y se ceden mutuamente, proclamando sus virtudes, y celebrando juntos el acceso a lo que sería su felicidad conyugal. Y tras los halagos, y el disfrutar de los olores y aromas que cada uno aparejara para el disfrute del otro, la imaginación y el deleite olfativo le dan lugar a la sublime sensación del amor físico, y la novia quiere gozar las dulzuras del himeneo con su novio, y el goce sensorial entra en su nivel más alto al sentirse una unidad. El delirio de ella es proclamado al solicitar al viento del norte y del sur que se esmeren en desprender el deleitoso aroma que ella guardara para esta ocasión (recordamos el pasaje del nardo puro derramado sobre Jesús en la casa de Simón, en el que María vertiera sobre el Señor lo que guardara para su matrimonio, señalando de ese modo su sacrificio, llenando la casa con el olor del ungüento, el cual Jesús revelara como un homenaje previo a su sacrificio, apuntado a nuestra redención).
=== El olfato del cónyuge varón, gustará particularmente de lo que nadie más gustaría jamás; guardando el placer en su memoria olfativa de su primer contacto con la mujer que acompañaría para siempre al tal; y así es como se unen los oídos, los ojos, los olfatos y los corazones, hasta sellar con la física consumación aquella suprema sensación que los uniría espiritual, sentimental y sensorialmente, desconociendo otra identificación que no fuera la de su binaria unión. La parte b de este verso (4:16b), es la invitación de la doncella para que el varón la haga suya, y disfrute de lo que sólo él conocerá, disfrutará y conservará, sellando el pacto del modo que Dios lo dispusiera. El Verso 1 del capítulo 5, describe el accionar del varón y de su testimonio acerca de lo que disfrutó, proclamando su filiación espiritual y hereditaria, y la nueva relación que ha surgido al conjuro de la unión matrimonial; la mirra y los aromas componen el deleite de dicho disfrute (del cual la eyaculación masculina, y el orgasmo femenino son fieles testigos), algo que la poesía hebraica describe así: "He comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. De allí, al comunicar al amigo del esposo la consumación de la dicha conyugal, vienen los festejos. Es por eso que aparece aquí el plural imperativo: COMED, AMIGOS, BEBED EN ABUNDANCIA, OH AMADOS.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 28/11/2018 MENSAJE # 2883.
"Levántate, Aquilón, y ven Austro, soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas, venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta. Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he recogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos, bebed en abundancia, oh amados. Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío. mis cabellos de las gotas de la noche. Me he desnudado de mi ropa, ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies, ¿cómo los he de ensuciar?".
=== Normalmente, cuando la pareja ha llegado a unirse y se han constituido en una unidad binaria, disfrutando así de una entrega en las que ambos se cedieron al ser amado; hay una sensación de satisfacción que solamente conoce la pareja matrimonial, y que le es compartida al amigo del esposo para que todos los invitados a la boda sepan que el matrimonio se ha consumado, y para que puedan iniciarse los festejos con todos los convidados, quienes se unirán a la felicidad de los esposos compartiendo lo que se aparejara para dicha celebración. El cortejo que observáramos en el capítulo cuarto, donde ambos se comparten sus sentimientos y refieren sus mutuos deseos y anhelos, después de observarse y compartirse aquellas cosas que fueran sus atracciones: De él, para ella; de ella, para él; ambos se descubren y se ceden mutuamente, proclamando sus virtudes, y celebrando juntos el acceso a lo que sería su felicidad conyugal. Y tras los halagos, y el disfrutar de los olores y aromas que cada uno aparejara para el disfrute del otro, la imaginación y el deleite olfativo le dan lugar a la sublime sensación del amor físico, y la novia quiere gozar las dulzuras del himeneo con su novio, y el goce sensorial entra en su nivel más alto al sentirse una unidad. El delirio de ella es proclamado al solicitar al viento del norte y del sur que se esmeren en desprender el deleitoso aroma que ella guardara para esta ocasión (recordamos el pasaje del nardo puro derramado sobre Jesús en la casa de Simón, en el que María vertiera sobre el Señor lo que guardara para su matrimonio, señalando de ese modo su sacrificio, llenando la casa con el olor del ungüento, el cual Jesús revelara como un homenaje previo a su sacrificio, apuntado a nuestra redención).
=== El olfato del cónyuge varón, gustará particularmente de lo que nadie más gustaría jamás; guardando el placer en su memoria olfativa de su primer contacto con la mujer que acompañaría para siempre al tal; y así es como se unen los oídos, los ojos, los olfatos y los corazones, hasta sellar con la física consumación aquella suprema sensación que los uniría espiritual, sentimental y sensorialmente, desconociendo otra identificación que no fuera la de su binaria unión. La parte b de este verso (4:16b), es la invitación de la doncella para que el varón la haga suya, y disfrute de lo que sólo él conocerá, disfrutará y conservará, sellando el pacto del modo que Dios lo dispusiera. El Verso 1 del capítulo 5, describe el accionar del varón y de su testimonio acerca de lo que disfrutó, proclamando su filiación espiritual y hereditaria, y la nueva relación que ha surgido al conjuro de la unión matrimonial; la mirra y los aromas componen el deleite de dicho disfrute (del cual la eyaculación masculina, y el orgasmo femenino son fieles testigos), algo que la poesía hebraica describe así: "He comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. De allí, al comunicar al amigo del esposo la consumación de la dicha conyugal, vienen los festejos. Es por eso que aparece aquí el plural imperativo: COMED, AMIGOS, BEBED EN ABUNDANCIA, OH AMADOS.
=== Tras el placer nocturnal de la pareja, vendrá la separación momentánea que el alma de la fémina no puede sufrir, y esto es mientras que el Amado trabaja para otros (mirándolo desde la perspectiva redentiva), y cuando retorna a la comunión con ella, y le dice que el tiempo es el más propicio para disfrutar, ella muestra cierto desinterés por el contacto con el Amado, mirando por sí misma, no viendo que su ligadura matrimonial va más allá del tálamo nupcial, y que hay una vida juntos que debe llevar a los demás el gozo que ellos tienen por su unión. Pero eso lo veremos en otra oportunidad.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 28/11/2018 MENSAJE # 2883.
LA BELLEZA DEL AMOR QUE DISFRUTAMOS LOS SERES HUMANOS Y REDIMIDOS, NO TIENE NADA QUE VER CON EL PECADO, LA FORNICACIÓN O EL ADULTERIO; SINO CON LA DICHA QUE COMPARTEN LOS CONSORTES CONFORME AL MANDAMIENTO DIVINO. ALGO QUE TODOS LOS HIJOS DE DIOS SOMOS LLAMADOS A DISFRUTAR.
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