EL PLAN CONCEBIDO POR LOS ANCIANOS JEROSOLIMITANOS, INTENTANDO FAVORECER LA IMAGEN JUDAICA PAULINA ANTE LA OPINIÓN PÚBLICA, DIO COMO RESULTADO EXACTAMENTE LO OPUESTO. Y EL YA FAMOSO Y RECONOCIDO APÓSTOL FUE IDENTIFICADO POR CIERTOS JUDÍOS VENIDOS DE ASIA, QUIENES LO APREHENDIERON, ACUSARON, INJURIARON Y CASTIGARON CON LA AYUDA DE TODOS LOS ASISTENTES, BUSCANDO VENGAR EN ALGUNA MEDIDA LOS AGRAVIOS QUE ESTE HOMBRE LE HABÍA HECHO A DIOS, AL TEMPLO Y A LA LEY, SEGÚN SU PARECER.

LIMA - PERÚ  JUEVES 03 DE DICIEMBRE DEL 2015

COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS

Hechos 21:25-30.

"Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimientro de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos. Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! Éste es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, la ley y este lugar; y además de esto, ha metido a griegos en el templo, y ha profanado este santo lugar. Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Éfeso, a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. Así que toda la ciudad se conmovió, y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, e inmediatamente cerraron las puertas".

*** Los ancianos habían expresado a Pablo su temor a una reacción por parte del pueblo judío en contra suya, y la posible repercusión contra los intereses eclesiales en la capital; y al expresar su preocupación sobre el particular, exceptuaban a los hermanos que venían del gentilicio, promoviendo la necesaria cohesión al respetar el celo judaico tradicional en cuanto a las precisiones transmitidas acerca de la purificación (Nm.6:13-20). Las rupturas con la tradición hebraica iban a requerir de un largo proceso (la gente de la circuncisión causa dilemas hasta hoy, coactando a los creyentes neotestamentarios a judaizar para ser aceptos en el área de la comunión con ellos). Esta línea divisoria, cual imaginario soreg (pared que en el templo dividiera el área judaica de la gentil), todavía seguía pesando en el pensar de los venidos de entre el judaísmo. Más adelante, Pablo escribiría la revelación inherente a lo mencionado en la carta a los Romanos (3:30-31).

*** Pablo, haciendo público acatamiento a la sugerencia de los ancianos, llevó consigo a aquellos hombres, y mientras pasaba por el rito de la purificación, fue reconocido por un grupo de judíos provenientes del Asia (recordemos que en el trámite de las fiestas, los judíos acudían de todas partes a la capital, y que algo como lo que ocurrió no sería algo fortuito, sino obvio). En ese trance, y estando para cumplirse la semana de la purificación, y concluir con el ritual, la gente del Asia menor lo reconoció en el templo; y como es clásico en el judaísmo, alborotaron la multitud que allí se hallara, y prendieron a Pablo; procediendo a acusar al apóstol de apóstata, y de blasfemo, y de profanador de la santidad del sacro lugar dedicado a la adoración. Que eso nos haga meditar sobre ciertos grados de obcecación en las personas tradicionalistas, que no van a pasar por alto si te faltó alguna inclinación, o algún gesto que ellos consideren vital para convalidar tu veneración o tu sacrificio.

*** El remezón religioso fue más grande que la fiesta misma, y los celosos judíos, cual un millón de Finees juntos, se abalanzaron contra Pablo, esperando ser vistos por la Deidad para darles un premio. Los confundidos acusadores habían mencionado a ciertos griegos que el apóstol habría introducido al templo, porque lo habían visto con Trófimo, un hermano efesio, que creían que había ingresado al templo indebidamente. Pero cuando la ira vindicativa se le mete a un judío, éste actúa por su instinto religioso (tal como lo hiciera Pablo cuando perseguía a los cristianos), y no escucha razones, ni pregunta por las pruebas referentes al delito en cuestión, simplemente ataca a quien tiene delante. Una multitud impresionante, escandalizada por lo que se había dicho, acudió para dar su contribución: un puñete, un puntapié, un escupitajo, una bofetada, una pedrada; al sujeto que les sirviera de piñata para evidenciar su celo por el judaísmo clásico. Así, arrastraron a Pablo fuera del templo, buscando purgar aquel acto profano con la "santa vindicación de un crimen en el nombre del Señor"; y cerraron las puertas de acceso al templo, que era el único lugar donde Dios viviera, porque en sus corazones no estaba. Y allí, afuera, le daban gusto a su "ira santa".

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA  03/12/2015