LIMA - PERÚ VIERNES 04 DE DICIEMBRE DEL 2015
COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS
Hechos 21:31-40.
"Y procurando ellos matarle, se le avisó al tribuno de la compañía, que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. Éste. tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra; y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. Al llegar a las gradas, aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera! Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego? ¿No eres tú aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios? Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia; pero te ruego que me permitas hablar al pueblo. Y cuando se lo permitió, Pablo, estando de pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea, diciendo:"
*** La naturaleza religiosa criminal, y seudo vindicativa de los judíos, salía a relucir en la parte externa del templo. La venganza, el rechazo, y la condenación; como supremos sentimientos que abrigaran los que no conocían la gracia, ni la querían, ni la soñaban; llenos de un sentido lapidario para eliminar a los "apóstatas y blasfemos", había impregnado los corazones de aquella multitud ansiosa por mostrar su "celo por Yahweh", contribuyendo al asesinato del apóstol. Entre todos ellos hubo alguien que comunicó al tribuno de la compañía, encargado de la paz local, lo que estaba pasando; y éste, a toda prisa llevó a la caballería hasta el lugar de los hechos. Y toda aquella muchedumbre al ver al tribuno con sus soldados, dejaron de violentar a Pablo.
*** Al ver a quién atacaban los judíos, procedió a arrestarlo, ordenando encadenarlo, mientras buscaba una información sobre el delito de este hombre, y la furia incontenible del pueblo no se calmaba. La ira desaforada de la muchedumbre, y el deseo de muchos por satanizar a Pablo ante los ojos de la autoridad, hizo de aquella interrogante una barahúnda, y cuando vio que la pregunta sólo azuzaba la ira de aquella gente, decidió retroceder con su piquete de soldados y centuriones hacia la fortaleza donde estaban ellos acantonados. La exaltada multitud siguió a la soldadesca hasta la fortaleza misma, siendo tanto el ímpetu de los tales, que Pablo era llevado en vilo por los efectivos de la guardia pretoriana. El veterano tribuno no había visto tal violencia en la gente desde que fuera nominado al cargo, percibiendo que el hecho podría agravarse. El estentóreo grito de la multitud, con un ¡Muera! constante, tornaba el ambiente en una situación insalvable, haciendo preludiar una desgracia.
*** Consciente Pablo de que su voz podría ser oída por el tribuno, decidió comunicarse con él en griego, ganando su atención por pertenecer a una esfera democrática y legal en la que se daba audiencia a una persona acusada (privilegio que no alcanzaría entre los fanáticos judíos), permitiéndole explicarse por sí mismo, y esto ocurrió cuando ya comenzaban a meterlo en la fortaleza. La pregunta del tribuno, más afable en el tono, y más dispuesto a oír, pidiéndole que se identificara, arguyendo si el no era un cierto sedicioso egipcio que sacara a cuatro mil sicarios (¡qué tal cantidad de asesinos juntos!) hacia las zonas desérticas; algo que revestía mucho peligro para la gente de aquel sector, y lugares aledaños; identificándose por fin Pablo como ciudadano de Tarso de Cilicia, solicitando la licencia para dirigirse oralmente al pueblo judío que rodeara la fortaleza, posibilitando el aclarar los hechos, y la búsqueda de una solución pacífica a este predicamento.
*** El tribuno se puso de acuerdo con Pablo, y definió darle una oportunidad, conforme a ley; pues a él no le convenía que esta situación se dilatara, y hubiera algo que hiciera su puesto menos estable, porque Roma no perdonaba las rebeliones urbanas, y menos los militares incapaces de poner el orden citadino, considerando que se les había instruido, entrenado, armado y pertrechado para el caso; habiendo de sofocar todo posible levantamiento que evitara que las legiones fueran a pacificar aquella provincia con el costo social, económico, político y militar que ello significara. Así fue que el tribuno le dio a Pablo la posibilidad de expresarse ante sus correligionarios, esperando resultados positivos de todo ello. Estando en las gradas que daban acceso a la fortaleza, custodiado alrededor de los soldados, y con el permiso del tribuno; Pablo hizo señal con la mano al pueblo, pasando a expresarse en lengua hebrea ante los asistentes. El silencio y la expectativa forjaron un ambiente de respeto y disposición para oír al que hasta hace poco querían matar.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 04/12/2015
*** La naturaleza religiosa criminal, y seudo vindicativa de los judíos, salía a relucir en la parte externa del templo. La venganza, el rechazo, y la condenación; como supremos sentimientos que abrigaran los que no conocían la gracia, ni la querían, ni la soñaban; llenos de un sentido lapidario para eliminar a los "apóstatas y blasfemos", había impregnado los corazones de aquella multitud ansiosa por mostrar su "celo por Yahweh", contribuyendo al asesinato del apóstol. Entre todos ellos hubo alguien que comunicó al tribuno de la compañía, encargado de la paz local, lo que estaba pasando; y éste, a toda prisa llevó a la caballería hasta el lugar de los hechos. Y toda aquella muchedumbre al ver al tribuno con sus soldados, dejaron de violentar a Pablo.
*** Al ver a quién atacaban los judíos, procedió a arrestarlo, ordenando encadenarlo, mientras buscaba una información sobre el delito de este hombre, y la furia incontenible del pueblo no se calmaba. La ira desaforada de la muchedumbre, y el deseo de muchos por satanizar a Pablo ante los ojos de la autoridad, hizo de aquella interrogante una barahúnda, y cuando vio que la pregunta sólo azuzaba la ira de aquella gente, decidió retroceder con su piquete de soldados y centuriones hacia la fortaleza donde estaban ellos acantonados. La exaltada multitud siguió a la soldadesca hasta la fortaleza misma, siendo tanto el ímpetu de los tales, que Pablo era llevado en vilo por los efectivos de la guardia pretoriana. El veterano tribuno no había visto tal violencia en la gente desde que fuera nominado al cargo, percibiendo que el hecho podría agravarse. El estentóreo grito de la multitud, con un ¡Muera! constante, tornaba el ambiente en una situación insalvable, haciendo preludiar una desgracia.
*** Consciente Pablo de que su voz podría ser oída por el tribuno, decidió comunicarse con él en griego, ganando su atención por pertenecer a una esfera democrática y legal en la que se daba audiencia a una persona acusada (privilegio que no alcanzaría entre los fanáticos judíos), permitiéndole explicarse por sí mismo, y esto ocurrió cuando ya comenzaban a meterlo en la fortaleza. La pregunta del tribuno, más afable en el tono, y más dispuesto a oír, pidiéndole que se identificara, arguyendo si el no era un cierto sedicioso egipcio que sacara a cuatro mil sicarios (¡qué tal cantidad de asesinos juntos!) hacia las zonas desérticas; algo que revestía mucho peligro para la gente de aquel sector, y lugares aledaños; identificándose por fin Pablo como ciudadano de Tarso de Cilicia, solicitando la licencia para dirigirse oralmente al pueblo judío que rodeara la fortaleza, posibilitando el aclarar los hechos, y la búsqueda de una solución pacífica a este predicamento.
*** El tribuno se puso de acuerdo con Pablo, y definió darle una oportunidad, conforme a ley; pues a él no le convenía que esta situación se dilatara, y hubiera algo que hiciera su puesto menos estable, porque Roma no perdonaba las rebeliones urbanas, y menos los militares incapaces de poner el orden citadino, considerando que se les había instruido, entrenado, armado y pertrechado para el caso; habiendo de sofocar todo posible levantamiento que evitara que las legiones fueran a pacificar aquella provincia con el costo social, económico, político y militar que ello significara. Así fue que el tribuno le dio a Pablo la posibilidad de expresarse ante sus correligionarios, esperando resultados positivos de todo ello. Estando en las gradas que daban acceso a la fortaleza, custodiado alrededor de los soldados, y con el permiso del tribuno; Pablo hizo señal con la mano al pueblo, pasando a expresarse en lengua hebrea ante los asistentes. El silencio y la expectativa forjaron un ambiente de respeto y disposición para oír al que hasta hace poco querían matar.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 04/12/2015
CUANDO EL CELO RELIGIOSO DOMINA LAS MENTES; NO HAY MOTIVO PARA PENSAR FUERA DE UNA SUMARIA VINDICACIÓN; CENTRALIZÁNDOSE LA VISIÓN EN RECOBRAR LA DIGNIDAD PERDIDA CON LA DESAPARICIÓN DEL PROFANO APÓSTATA, PERCIBIENDO LA CAUSA COMO JUSTA DENTRO DEL CONCEPTO RELIGIOSO TRANSMITIDO TRADICIONALMENTE. LA IRA JUDAICA DESMESURADA NO PODÍA SER DETENIDA POR LA RAZÓN, EL SENTIDO O LA CORRECTA PERSPECTIVA; SOSEGÁNDOSE DESPUÉS DE DAR RIENDA SUELTA A LA MISMA. SI NO HUBIERA INTERVENIDO EL TRIBUNO ENCARGADO DE LA PAZ EN JERUSALÉN, LA MULTITUD HUBIERA HECHO PEDAZOS A PABLO, MAS EL PADRE USA LAS COSAS A SU SAZÓN,Y EN EL TIEMPO OPORTUNO. APRENDAMOS SOBRE ELLO EN ESTE PASAJE DE GRAN SINGULARIDAD.
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