martes, 1 de diciembre de 2015

LA HISTORIA DE LOS ACTOS MINISTERIALES SEGUÍAN SU CURSO A SITUACIONES DIRIMENTES, Y UN PERSUADIDO PABLO DESESTIMABA LAS CONSTANTES ADVERTENCIAS SOBRE LO QUE SERÍA SU VISITA A LA CAPITAL, ALGO QUE ÉL INTERNAMENTE TAMPOCO IGNORABA, NI REHUSABA. PABLO NO MIRABA LAS ADVERTENCIAS DEL ESPÍRITU SANTO COMO UNA SEÑAL DISUASIVA; SINO COMO UNA CLARINADA DE ALERTA PARA ARMARSE DE VALOR Y ENFRENTAR LO QUE VINIERA CONFORME AL PROGRAMA ELABORADO POR LA DEIDAD. CEÑIDO ENTONCES DE LA ARMADURA DE DIOS; FUE A ENFRENTAR SU DESTINO.

LIMA - PERÚ  MARTES 01 DE DICIEMBRE DEL 2015

COMENTARIO EXEGÉTICO DEL LIBRO DE LOS HECHOS

Hechos 21:9-16.

"Éste tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así harán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad de Dios. Después de esos días, hechos ya los preparativos, subimos a Jerusalén. Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón, de Chipre, discípulo antiguo, con quien  nos hospedaríamos".

*** La narración nos ubica en el hogar de Felipe, el evangelista (ya como ministerio oficial), el cual tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. La exposición de Lucas, referencial en esencia, posee la peculiaridad de lo auténtico, no forzando nada, limitándose a testificar de modo fidedigno el divino fluir en las personas que llegara a conocer en aquel periplo apostólico. Los dones proféticos estaban en ejercicio en aquel lar cesareano, disfrutando al máximo de la presencia divina, y gozándose de ser un punto de reunión acostumbrado para los ministros itinerantes que pasaran por la zona. El profeta Agabo, en su visita al hogar del evangelista, tomó el cinto de Pablo, y reveló lo que pensaban hacer los judíos con él al llegar a Jerusalén, y cómo sería entregado al arbitrio de los gentiles.


*** La reacción general, de su equipo ministerial, y de los hermanos en general; fue tratar de impedir el viaje de Pablo a la capital. Pero los constantes avisos que llegaran al apóstol sobre su suerte en Jerusalén, no pudieron arredrar la consigna que él ya tenía guardada en su corazón, y el corajudo apóstol les refirió que él estaba dispuesto a todo, aun a morir en Jerusalén por causa del nombre del Señor Jesús. ¿Era Pablo un ciego obstinado, un necio que no admitía consejos, alguien con complejo de héroe? La convicción que Dios había puesto en su corazón sobre su labor apostólica, no lo inducían al retiro anticipado; al uso del sentido común que lo inhibiera temporalmente; ni a un tonto falso heroísmo; recordando puntualmente las palabras del Señor a Ananías: "Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre" (Hch.9:15-16) ¡De allí surgía ese ímpetu característico en él!


*** Viendo los hermanos que su capacidad disuasiva no funcionaba, desistieron argumentando que no quedaba más remeio que dejar que la voluntad de Dios se hiciera. Ellos llegaron a entender que no se trataba de una paulina obstinación, sino de la voluntad operativa divina. Así, tras admitir la voluntad divina como un hecho inexorable, el equipo subió con él a la capital, llevando consigo un grupo de hermanos cesareanos, y a un discípulo antiguo que les ofreciera el hospedaje al llegar a Jerusalén, el hermano Mnasón. La cita de Pablo con su destino seguía su sino ineludible.

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   01/12/2015.

1 comentario:

  1. TODAS LAS ADVERTENCIAS PARA PABLO NO LO DISUADÍAN DE SU MISIÓN, ÉL ESTABA CIERTO DE SU LLAMAMIENTO, Y NUNCA LO REHUYÓ. ASÍ, FIRME EN SUS CONVICCIONES, SUBE A JERUSALÉN CON UN GRUPO DE DISCÍPULOS DE CESAREA Y CON SU EQUIPO MINISTERIAL, QUE INCLUYERA A LUCAS COMO CRONISTA. LA ETAPA DIRIMENTE VENDRÁ A CONTINUACIÓN.

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