SEGUNDA DE JUAN 1-3
"El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad, a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con nosotros. Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor".
=== Esta corta misiva del apóstol Juan, identificado como "el anciano", a esta comunidad, identificada aquí como "la señora elegida", nos llama la atención; pero si en algún modo hubo que usar estas expresiones, el autor tendría sus motivos, y no vamos a opinar sobre ello, remitiéndonos al contexto del mensaje tal como lo apreciamos aquí. El apelativo del apóstol describe su plano autoritativo, y el título de la congregación destinataria, implica su asociación espiritual y ministerial con aquel que suscribe esta carta; y recuerde: Autoridad, sumisión y comunión, son las sanas señales de una correcta asociación en el Espíritu, manteniéndose un panorama armónico e ideal entre las partes que traían la edificación a nivel eclesial. Al tratar el sentido o dirección específica del amor que se les participa, se ubica el factor esencial: LA VERDAD (la cual es Cristo y su mensaje regio y trascendente). Nosotros amamos a nuestros hermanos en el contexto de la realidad espiritual que nos hizo la descendencia de Abraham por la fe en Cristo Jesús; nuestra filiación no es de etnias, clases sociales, o conveniencias eventuales o alguna otra afinidad que no fuera el hecho de que hemos sido adoptados como hijos de Dios en la individualidad de Cristo Jesús; y que caminamos en santa peregrinación en pos de nuestra herencia. Juan nos revela que la característica troncal de los creyentes o hijos de Dios se basa en el amor que se derramara en ellos, por ellos y sobre ellos, el cual no puede menos que desbordarse cuando hay una reunión familiar. Y así como Pablo refiere: "¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación. Hágase todo para edificación".
=== Al manifestar que todos los que han conocido la verdad también aman a los hijos de ella, se nos revela el secreto de la filiación, la cual es la Verdad Esencial que se transforma en nuestro andar, el cual describe Pablo en estos términos: "Solícitos en guardar el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos y en todos" (Ef.4:3-6). En Juan no hay planos fantásticos, antes bien se observa el divino fluir (sobrenatural como es), en la vida diaria del pueblo de Dios, siendo aquello que internamente los afecta, y los hace ser lo que son, evidenciándose en sus hechos y en sus dichos, actuando serenamente en lo que e Padre y el Hijo le inspiran a hacer. Algo que observaremos en el divino fluir, es una constante; y me refiero a la prevalencia de la Verdad, siendo ella el sello que caracteriza a los santos en todas las épocas, en todas las generaciones, y en todas las localidades, grandes o pequeñas. La Verdad es la esencia viva de las iglesias de Dios donde estén y ésta ha de permanecer para siempre con nosotros, haciéndose nuestra identidad y parte de nosotros mismos, ejecutando la voluntad divina en conformidad con sus lineamientos. Ha de llegar el momento, en nuestra experiencia personal, que esta realidad "se nos salga por los poros"; hasta que la gente comprenda que hemos estado con Jesús (Hch.4:13).
=== Es a esta gente, descrita en el párrafo anterior, a la que Juan les desea Gracia, misericordia y paz; vale decir: El divino favor que nos abriga en su amor; su comprensión y tolerancia en nuestras falencias mientras está tratando con nosotros; y la certeza que nos ubica en el contexto del radio de acción divina que nos hace pensar, hablar y obrar en consecuencia con lo que él nos ha comunicado, haciendo aparecer la luz de la aurora en medio de nuestra oscuridad, limpiando nuestro horizonte, y permitiéndonos ver cada estrella en el azul de su cielo oriental. Y es así como la familia de Dios: el Padre, el Hijo, y nosotros conformamos un hábitat, y nos movemos en libertad en el ámbito célico-pedestre, porque ese es el deseo de nuestro Señor y Dios. Y es allí donde la Verdad y el Amor se unen en íntima asociación, constituyéndose en una atmósfera incontaminada que nos solaza tripartitamente. ¡Aleluya!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 18/10/2018 MENSAJE # 2799
=== Al manifestar que todos los que han conocido la verdad también aman a los hijos de ella, se nos revela el secreto de la filiación, la cual es la Verdad Esencial que se transforma en nuestro andar, el cual describe Pablo en estos términos: "Solícitos en guardar el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos y en todos" (Ef.4:3-6). En Juan no hay planos fantásticos, antes bien se observa el divino fluir (sobrenatural como es), en la vida diaria del pueblo de Dios, siendo aquello que internamente los afecta, y los hace ser lo que son, evidenciándose en sus hechos y en sus dichos, actuando serenamente en lo que e Padre y el Hijo le inspiran a hacer. Algo que observaremos en el divino fluir, es una constante; y me refiero a la prevalencia de la Verdad, siendo ella el sello que caracteriza a los santos en todas las épocas, en todas las generaciones, y en todas las localidades, grandes o pequeñas. La Verdad es la esencia viva de las iglesias de Dios donde estén y ésta ha de permanecer para siempre con nosotros, haciéndose nuestra identidad y parte de nosotros mismos, ejecutando la voluntad divina en conformidad con sus lineamientos. Ha de llegar el momento, en nuestra experiencia personal, que esta realidad "se nos salga por los poros"; hasta que la gente comprenda que hemos estado con Jesús (Hch.4:13).
=== Es a esta gente, descrita en el párrafo anterior, a la que Juan les desea Gracia, misericordia y paz; vale decir: El divino favor que nos abriga en su amor; su comprensión y tolerancia en nuestras falencias mientras está tratando con nosotros; y la certeza que nos ubica en el contexto del radio de acción divina que nos hace pensar, hablar y obrar en consecuencia con lo que él nos ha comunicado, haciendo aparecer la luz de la aurora en medio de nuestra oscuridad, limpiando nuestro horizonte, y permitiéndonos ver cada estrella en el azul de su cielo oriental. Y es así como la familia de Dios: el Padre, el Hijo, y nosotros conformamos un hábitat, y nos movemos en libertad en el ámbito célico-pedestre, porque ese es el deseo de nuestro Señor y Dios. Y es allí donde la Verdad y el Amor se unen en íntima asociación, constituyéndose en una atmósfera incontaminada que nos solaza tripartitamente. ¡Aleluya!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 18/10/2018 MENSAJE # 2799
SI OBSERVAMOS ATENTAMENTE EL DIVINO FLUIR EN EL PUEBLO DE DIOS, Y LO HACEMOS EN EL AFÁN DE DESCUBRIR A DIOS EN TODO LO QUE OBRAMOS, HALLAREMOS COSAS BELLAS Y POÉTICAS, GOZÁNDONOS EN EL ACCIONAR DEL SEÑOR EN NOSOTROS COMO SU FAMILIA
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