LIMA - PERÚ LUNES 15 DE OCTUBRE DEL 2018 MENSAJE # 2793
MALAQUÍAS 1:2-3; 6-7.
"Yo os he amado, dice Yahweh; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Yahweh. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto ... El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor ¿dónde está mi temor? dice Yahweh de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Yahweh es despreciable".
=== El panorama espiritual caótico (de religioso, hipócrita y profano no pasaba), llevó a los israelitas al clímax de la insolencia, la irreverencia y la profanidad, contestándole a Dios del modo más infamante y altanero; dudando de la validez de sus reclamos como aquel que se mereciera todo honor, y la más absoluta adoración por ser quien era, y porque su relación particular con la nación hebraica le suponían derechos inalienables. Esta actitud de la nación judía pintaba de cuerpo entero el panorama relacional con la Deidad, y su desprecio para con el tal. Yahweh, nuestro Dios, estaba siendo afrentado hasta el extremo, y su amor para con Israel (y aquí hablamos de las doce tribus, porque la orden de libertad fue para todos ellos; pero sólo un remanente había retornado para reconstruir el templo y la ciudad; y un número mucho menor de las otras tribus estaban allí) no había mermado en lo más mínimo, y era por ello que dialogaba con ellos en términos muy específicos; a pesar de que encontrara esa ridícula justificación en ellos que los hacía permanecer indiferentes, y hasta insolentes, pretendiendo que lo que Dios describiera no tenía el valor suficiente para ser catalogado como una afrenta, de allí que Yahweh hubiera de ilustrar sus interrogantes con planos comparativos, revelándoles su terrible actitud, ofendiendo la sensibilidad del amor divino hasta lo más íntimo. No es nada sencillo ignorar las injurias y las afrentas de un pueblo rebelde al que le has dado todo, y que tiene para ti el más olímpico desprecio, tanto en actitud como en lenguaje. Debo declarar mi más profunda pena por las actitudes del pueblo elegido, y también en contraste mi admiración por el Dios a quien servimos y adoramos por su longanimidad y su paciencia para con todos los que componen su pueblo elegido.
=== Las preguntas fueron siete, y las afirmaciones divinas deberían haber llenado de temor a los descendientes de Abraham; pero su actitud orgullosa, pedante y beligerante, nos muestra la naturaleza de ellos, los componentes del remanente, entre los cuales había otro remanente que, atentos a las contestaciones del pueblo rebelde, comenzaron a hablar entre sí de sus convicciones ... ¿de qué hablaban entre ellos? Del temor que Yahweh les inspirara (esto implica su reverencia y consideración para con la Deidad, indicando que sus corazones no se habían contaminado, manteniendo su fe en Dios incólume; y su respeto y reverencia en el más alto nivel porque Yahweh era DIOS, SU DIOS, AQUEL A QUIEN ELLOS ADORABAN EN ESPÍRITU Y VERDAD; guardándose en sus corazones y en sus labios para no proferir nada deshonroso en contra del Padre de los espíritus; y temblando ante la posibilidad de encontrarse entre aquellos que sin más vilipendiaran el nombre de Dios; y tenían por inmunda la mesa de Yahweh al ofrecer pan inmundo, y animales hurtados, cojos, ciegos o enfermos; revelando con ello que NO TENÍAN TEMOR DE DIOS. no asumiéndolo como real, ni mereciéndoles más temor que un ídolo de oro, plata, bronce o madera o piedra, y ello nos habla de su necedad, no temiendo la ira del Dios vivo, y comportándose para con él temerariamente, habiendo flagrancia en su provocación. Cuando se refiere al sacerdocio levítico hace notorio que ellos menosprecian su nombre, y esto es algo que la primera tabla de la ley juzgara como irremisible colocando ese estigma como una mancha indeleble que solicitara a gritos el juicio divino.
=== La naturaleza divina había sido afrentada hasta el colmo, y el hecho de que el Padre dialogara con ellos implicaba su voluntad de perdonarlos si se arrepentían, algo que no ocurriera en una forma total, conservándose aparte un remanente al que Yahweh consideraría como su tesoro particular el día en que actuara, permitiendo que se hiciera diferencia entre el que servía a Dios, y los que no lo servían, escribiéndose un LIBRO DE MEMORIA, para los que piensan en su nombre. Esta palabra pensar, es descrita como hacer un inventario, esto es, una cuenta pormenorizada de los hechos y de las fidelidades que habrían de merecer la divina aprobación, y su posterior aceptación.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 15/1/2018 MENSAJE # 2793
"Yo os he amado, dice Yahweh; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Yahweh. Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto ... El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor ¿dónde está mi temor? dice Yahweh de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Yahweh es despreciable".
=== El panorama espiritual caótico (de religioso, hipócrita y profano no pasaba), llevó a los israelitas al clímax de la insolencia, la irreverencia y la profanidad, contestándole a Dios del modo más infamante y altanero; dudando de la validez de sus reclamos como aquel que se mereciera todo honor, y la más absoluta adoración por ser quien era, y porque su relación particular con la nación hebraica le suponían derechos inalienables. Esta actitud de la nación judía pintaba de cuerpo entero el panorama relacional con la Deidad, y su desprecio para con el tal. Yahweh, nuestro Dios, estaba siendo afrentado hasta el extremo, y su amor para con Israel (y aquí hablamos de las doce tribus, porque la orden de libertad fue para todos ellos; pero sólo un remanente había retornado para reconstruir el templo y la ciudad; y un número mucho menor de las otras tribus estaban allí) no había mermado en lo más mínimo, y era por ello que dialogaba con ellos en términos muy específicos; a pesar de que encontrara esa ridícula justificación en ellos que los hacía permanecer indiferentes, y hasta insolentes, pretendiendo que lo que Dios describiera no tenía el valor suficiente para ser catalogado como una afrenta, de allí que Yahweh hubiera de ilustrar sus interrogantes con planos comparativos, revelándoles su terrible actitud, ofendiendo la sensibilidad del amor divino hasta lo más íntimo. No es nada sencillo ignorar las injurias y las afrentas de un pueblo rebelde al que le has dado todo, y que tiene para ti el más olímpico desprecio, tanto en actitud como en lenguaje. Debo declarar mi más profunda pena por las actitudes del pueblo elegido, y también en contraste mi admiración por el Dios a quien servimos y adoramos por su longanimidad y su paciencia para con todos los que componen su pueblo elegido.
=== Las preguntas fueron siete, y las afirmaciones divinas deberían haber llenado de temor a los descendientes de Abraham; pero su actitud orgullosa, pedante y beligerante, nos muestra la naturaleza de ellos, los componentes del remanente, entre los cuales había otro remanente que, atentos a las contestaciones del pueblo rebelde, comenzaron a hablar entre sí de sus convicciones ... ¿de qué hablaban entre ellos? Del temor que Yahweh les inspirara (esto implica su reverencia y consideración para con la Deidad, indicando que sus corazones no se habían contaminado, manteniendo su fe en Dios incólume; y su respeto y reverencia en el más alto nivel porque Yahweh era DIOS, SU DIOS, AQUEL A QUIEN ELLOS ADORABAN EN ESPÍRITU Y VERDAD; guardándose en sus corazones y en sus labios para no proferir nada deshonroso en contra del Padre de los espíritus; y temblando ante la posibilidad de encontrarse entre aquellos que sin más vilipendiaran el nombre de Dios; y tenían por inmunda la mesa de Yahweh al ofrecer pan inmundo, y animales hurtados, cojos, ciegos o enfermos; revelando con ello que NO TENÍAN TEMOR DE DIOS. no asumiéndolo como real, ni mereciéndoles más temor que un ídolo de oro, plata, bronce o madera o piedra, y ello nos habla de su necedad, no temiendo la ira del Dios vivo, y comportándose para con él temerariamente, habiendo flagrancia en su provocación. Cuando se refiere al sacerdocio levítico hace notorio que ellos menosprecian su nombre, y esto es algo que la primera tabla de la ley juzgara como irremisible colocando ese estigma como una mancha indeleble que solicitara a gritos el juicio divino.
=== La naturaleza divina había sido afrentada hasta el colmo, y el hecho de que el Padre dialogara con ellos implicaba su voluntad de perdonarlos si se arrepentían, algo que no ocurriera en una forma total, conservándose aparte un remanente al que Yahweh consideraría como su tesoro particular el día en que actuara, permitiendo que se hiciera diferencia entre el que servía a Dios, y los que no lo servían, escribiéndose un LIBRO DE MEMORIA, para los que piensan en su nombre. Esta palabra pensar, es descrita como hacer un inventario, esto es, una cuenta pormenorizada de los hechos y de las fidelidades que habrían de merecer la divina aprobación, y su posterior aceptación.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 15/1/2018 MENSAJE # 2793
LA INMENSA MISERICORDIA DEL PADRE SE HACE PRESENTE, HACIÉNDOLE A JUDÁ UNA POSTRERA ADVERTENCIA ANTES DE SU PRIMERA VENIDA, BUSCANDO APAREJAR LOS CORAZONES DE SUS ELEGIDOS PARA HALLARLOS SEGÚN SU DESEO ¿ESTAMOS PREPARADOS?
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