jueves, 24 de enero de 2019

EL VITAL CONSEJO DEL APÓSTOL PEDRO BUSCA MENTALIZARNOS, ORIENTARNOS Y DIRIGIRNOS, VÍA LA SANTIFICACIÓN A LA BUSCA DE LA DIVINA APROBACIÓN A TRAVÉS DEL TEMOR DE DIOS COMO LÍNEA DE ACCIÓN.

LIMA - PERÚ  JUEVES 24 DE ENERO DEL 2019   MENSAJE # 2997

PRIMERA DE PEDRO 1:13-17.  (VERSIÓN REINA-VALERA CONTEMPORÁNEA)


"Por lo tanto, preparen su mente para la acción, estén atentos y pongan toda su esperanza en la gracia que recibirán cuando Jesucristo sea manifestado. Pórtense como hijos obedientes, y no sigan los dictados de sus anteriores malos deseos, de cuando vivían en la ignorancia. Al contrario, vivan una vida completamente santa, porque santo es aquel que los ha llamado. Escrito está: Sean santos porque yo soy santo. Si ustedes llaman Padre a aquel que al juzgar se fija en lo que se ha hecho, y no en quién lo hizo, vivan el resto de sus vidas en el temor de Dios".


=== El apóstol Pedro, tras menci0nar que la nuestra es una esperanza viva, y que habrá de pasar por distintos períodos y por diversas pruebas, nos amonesta a mantener nuestra fe en el más alto nivel, no mirando el horno de aflicciones que nos pudiera sobrevenir como algo sorprendente, sino como parte de nuestro entrenamiento en el plano de nuestra militancia como siervos y soldados de Dios. La progresiva revelación de las cosas que habían de acontecer con el Cristo, tanto en la línea del sufrimiento como en el de la gloria que alcanzaría, seguiría como un misterio para aquellos indagadores que hurgaran en el panorama revelacional, dándoles el Señor la pauta de que ellos ejercían una mayordomía que serviría a las generaciones postreras, pidiéndoles su fidelidad en el plano administrativo, de modo que el propósito divino llegara a cumplirse en el tiempo y la ocasión que su soberanía determinara. Los predicadores del evangelio de aquellos tiempos llegaron a entender que estaban trabajando para otros, que al igual que ellos se esforzarían para propagar las buenas nuevas de la salvación, las mismas que el Espíritu Santo compartiría con ellos conforme a lo que correspondía para su tiempo y su generación. Y fue así que los comunicadores del evangelio hubieron de resignarse, entendiendo que el Dios vivo ofrecía una esperanza viva, y no solamente algo para recordar, forjando en los receptores del evangelio un estado de inmanencia, esto es, el entendimiento de su salvación como una consigna, una herencia, algo inherente a ellos como linaje escogido.


=== Por ello el apóstol solicita que las mentes se preparen para la acción sobre la base de su entendimiento, comprendiendo el valor de la gracia como una fuerza actuante, vigente y motivante, que nos conduce hacia adelante a la perfección, cuando la realidad espiritual y eternal se haga manifiesta en cada uno de los creyentes como una realidad tangible que sublima el sueño y la más notable imaginación, despertándonos a la realidad de la manifestación de los hijos de Dios. Esta madura forma de pensar, es la que produce en nosotros el deseo de santificarnos, vía la obediencia a los principios divinos, y al descarte de nuestra antigua manera de vivir, cuando nuestra ignorancia nos hacía ir en pos de los ídolos, y aprobando nuestro paganismo como algo excelente. Y será ese rechazo compulsivo de las cosas mundanas lo que nos inducirá a buscar la divina aprobación, encontrando en ello nuestra máxima aspiración. Aquellos que no renuevan sus mentes, no se aparejan para la piedad, manteniendo una apariencia de piedad de orden religioso y ceremonial, y seremos testigos de sus hipocresías y su naturaleza profana e irreverente, que incitará e invitará a otros a una vida de simulación ritual vestida de efodes sacerdotales.


=== De allí, Pedro salta al plano de la santidad como un asunto de identidad con la Deidad, acoplándonos a su naturaleza santa como la base de nuestra existencia, vivencia y vigencia que asegure nuestra futura herencia, porque sin la santidad nadie verá a Dios. Los que tienen la mente de Cristo buscarán un honesto y perfecto afinamiento y afiatamiento; los que no, seguirán viviendo en la carne, y cayendo en la intrascendencia, 'jugando a la iglesia'. La santidad no tiene nada de monástico ni monacal; es un simple ceñirse a una sana manera de vivir que nos permita adorar a Dios, y fraternizar con nuestro prójimo según lo que la palabra refiere. La objetividad pedrina nos refiere que aquel a quien se le lama Padre, está observando lo que se hace como el resultado de nuestra comunión con él en principios y practicas. Dejemos de fiscalizarnos y de encontrarle defectos a todos, y empecemos a contribuir en la edificación, la consolación y la exhortación del cuerpo de Cristo, cultivando la honra al Dios vivo y verdadero como nuestro sumo interés y pasión capital.


EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   24/01/2019   MENSAJE # 2997.

1 comentario:

  1. EL LLAMADO A LA SANTIDAD COMO ESTILO DE VIDA, IMPLICA LA DEDICACIÓN Y CONSAGRACIÓN DE LOS CREYENTES A SU ROL PROTAGÓNICO, DANDO TESTIMONIO DE SU REALIDAD VIVENCIAL, Y SU DESEO DE IDENTIFICARSE CON DIOS EN SU NATURALEZA SANTA.

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