sábado, 26 de enero de 2019

UN ENJUNDIOSO APÓSTOL PEDRO, COMO SIERVO DE DIOS ANTE TODO, Y COMO APÓSTOL DESPUÉS, NOS PROPORCIONA UNA FORMA PECULIAR Y DIVINA DE ENTENDER EL FLUIR CORPORATIVO SOBRE LA BASE DEL AMOR FRATERNAL.

LIMA - PERÚ   SÁBADO 26 DE ENERO DEL 2019   MENSAJE # 3001

SEGUNDA DE PEDRO 1:1-2

"Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús".




=== La salutación pedrina carece de cualquier forma de gloria personal (tan habitual en los ministros fanfarrones de hoy, que jamás declaran su don como un servicio a Dios y a los santos; sino como un plano jerárquico que los singulariza entre los demás, exigiendo hipotéticos honores para su exaltada posición neotestamentaria, no siempre corroborada por la celeste esfera). Los genuinos colaboradores de Dios no se andan ufanando de sus consignas; sino que las ponen a los pies del Señor, y a la disposición de todos sus consiervos y sus hermanos, autenticando así su vocación de servicio, dispensándose a la grey en una forma amplia; y no por amor o afición a las remuneraciones, actitud que desdibuja su condición de siervos divinos, y postula la de patrones exigentes. Y en una forma muy sencilla el autor de esta epístola nos refiere de dónde proviene el apostolado, es decir, de su vocación de servicio. El obrero siempre es digno de su salario; los profesionales siempre hablan de honorarios o emolumentos, implicando lo caro de su participación, y la exquisitez de sus gustos, inhibiendo a las congregaciones modestas que se sienten indignas del "ungido".


=== ¿Con quiénes está hablando el apóstol? ¿Con sus pares del reino?  ¿Con sus iguales a nivel ministerial? ¿Con la cúpula dirigencial? ¿Con el 'clero' del nuevo pacto? ¡NO! Está dirigiéndose a aquellos que han alcanzado (señal de una lucha y una dedicación constante en el andar y el obrar santificante); por la justicia de nuestro Dios y Salvador (Aquí Pedro  nos está declarando que Jesucristo es Dios, entiéndase el trino factor, y de cómo hemos de aplicarnos su justicia en nuestro favor, en eso consiste la gracia); una fe igualmente preciosa que la nuestra. (Él está dirigiéndose a sus hermanos en la fe: a muchos, a todos, a usted y a mí). En Pedro no hay complejos, ni delirios mayestáticos; hay la clara perspectiva del valor que Dios nos atribuye como sus instrumentos, independientemente de si somos dignos de una comisión de cinco talentos, de dos o de uno, respetando nuestra condición y posición, sin mirar a nadie por encima del hombro. El Señor nunca nos pide algo que no podamos hacer o realizar; y si nos sentimos incompetentes, estemos conscientes que es él quien nos equipa, entrena y acondiciona, de modo que cumplamos a cabalidad nuestras consignas, y le agrademos. Así, cuando la gracia de Dios nos ha nivelado en el panorama de la competencia espiritual pertinente, podemos lanzarnos a la batalla, sabiendo que a victoria y el triunfo serán nuestros.



=== La Gracia, como la divina bondad que Dios gratuitamente nos dispensa para que hagamos su voluntad según su criterio y su propósito; y la Paz que nos son ministradas como bendición apostólica, interactúan con nosotros, de modo que las premisas divinas alcancen su valor referencial, y se multipliquen en lo concerniente al conocimiento (hebreo YADÁ), implicando cópula, unión y fusión, de modo que comprendamos y entendamos a Dios en su célico accionar, y nos unamos en principios y prácticas con él, disfrutando el constituirnos en sus instrumentos, entendiendo de paso el fluir de Jesús, cuando actuaba como la extensión del Padre, percibiendo la corriente de su amor mientras circulaba en su fuero interno, dispensándose gozosa y gloriosamente a sus seres  creados y caídos, y a sus muchos redimidos, dando gracia y misericordia a manos llenas. ¡Te amamos, Señor!


EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA   26/01/2019   MENSAJE # 3001

1 comentario:

  1. LOS VALORES ESPIRITUALES SE VAN MANIFESTANDO GRADUALMENTE, Y EN EL APÓSTOL PEDRO PODEMOS OBSERVAR CÓMO LAS TRATATIVAS DIVINAS HAN OPERADO PODEROSOS CAMBIOS, ENTREGANDO A LA IGLESIA DE DIOS A UN HOMBRE TRANSFORMADO.

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