viernes, 13 de abril de 2018

EL APÓSTOL ESTÁ SINTETIZANDO AQUÍ LOS VALORES ESPIRITUALES Y ETERNALES QUE HACEN DE NOSOTROS LO QUE SOMOS SEGÚN DIOS. SI ESTAMOS ATENTOS AL DISCURSO PAULINO DEJAREMOS DE VERNOS COMO VALORES DETERIORADOS.

LIMA - PERÚ     VIERNES 13 DE ABRIL DEL 2018         MENSAJE # 2423

EFESIOS 1:3-5.

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad".

=== (V.3) El apóstol Pablo se remonta a la planificación divina en lo que respecta a nosotros, hablando de él como el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. La expresión Dios, indica aquél a quien se adora, se le obedece y se le honra por su valor supremo y por su autoridad y potestad total sobre todo lo que él haya forjado, señalando de antemano su propósito soberano. La expresión Padre, apunta al panorama relacional en un concierto familiar, en el contexto regio señalando la herencia, los derechos y responsabilidades que nos tocaría como su descendencia. En el Génesis, Dios se reservó el derecho de bendecir a sus seres creados, y las aves y los peces, en el día quinto, recibieron esa bendición, mencionando su multiplicación y expansión sobre la faz de la tierra, en el cielo y el mar; y en el día sexto, esa bendición recayó sobre el género humano en la representatividad de la primera pareja, la cual había de procrear a la humanidad toda para cubrir un rol específico. El decreto divino incluyó el dominio y el señorío del género humano sobre los seres que se hicieron en el día quinto y el sexto, exceptuando a otros seres humanos, según Génesis 1:26 en adelante. Ahora, el apóstol refirió que la bendición recibida era espiritual, lo cual tiene valor trascendente, arguyendo que la tal se activaba en los lugares celestiales en Cristo. Así, pues, la Deidad suprema; la Paternidad divina; el Señorío de Jesucristo, y las Bendiciones espirituales en las regiones celestiales, en las que Cristo domina, componen una realidad célico-pedestre que no puede ser olvidada o ignorada, porque ello compone nuestra realidad trascendente por todas nuestras generaciones (He.13:8).

=== (V.4) La elección; aquel acto soberano en el que Yahweh selecciona a los individuos que han de  ejecutar las cosas conforme a su designio por las edades; colocando sus fichas donde él quiere y cuando él lo desea así, antes de que el Padre le diera cuerda al reloj de las edades para que estas comiencen a recorrer su ruta en la corriente del tiempo, o la cronología humana dentro del propósito, el Padre compuso nuestro destino como hijos suyos a través del plano santificante (suprema tarea encargada al Paracleto o Espíritu Santo), cuyas características él define como SANTA Y SIN MANCHA DELANTE DE ÉL. Después de mirarnos a nosotros mismos en  nuestras flaquezas y debilidades, quizá nos preguntemos: ¿De qué hablas, Señor? De la santidad como un hecho indubitable, como un principio y característica que nos identificará en calidad de hijos suyos, pues SIN LA SANTIDAD, NADIE VERÁ A DIOS (He.12:14).

=== (V.5) "En amor". El apóstol subraya esto porque es una de las cosas más tiernas que aquí se revelan. El Señor "nos envuelve en el espiritual celofán que nos conducirá hacia donde tengamos que ir". Y continúa diciendo que la Deidad paterna nos ha PREDESTINADO (basado en la elección por su precognición), para lo que él ha denominado LA ADOPCIÓN, del griego JUIOTESÍA, que significa el reconocerte como UN HIJO MADURO con los derechos que esa proclamación implica, habiendo sido elevado a la CIUDADANÍA CORRESPONDIENTE : "Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, el Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, con el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas" (Fil.3:20-21). Será, pues, nuestro nivel de primogénitos lo que nos permitirá ser reconocidos como HIJOS MADUROS DE DIOS, descubriendo a través de ello el puro afecto de su voluntad".

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA        13/04/2018        MENSAJE # 2423

1 comentario:

  1. DEBEMOS SENTIRNOS GOZOSOS DE LO QUE EL APÓSTOL PABLO COMPARTE CON NOSOTROS EN CUANTO A NUESTRO PANORAMA RELACIONAL CON LA DEIDAD, YA QUE ELLO NOS MUESTRA DE UN MODO PLENO EL TRABAJO DE LA TRINIDAD EN CUANTO A NUESTRA REDENCIÓN, TRAYENDO A NUESTROS CORAZONES UNA PERFECTA SEGURIDAD AL RESPECTO.

    ResponderEliminar