LIMA - PERÚ VIERNES 20 DE ABRIL DEL 2018 MENSAJE # 2437
OSEAS 2:1-7.
"Decid a vuestros hermanos: Ammi; y a vuestras hermanas Ruhama. Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos; no sea que yo la despoje y desnude, la ponga como el día en que nació, la haga como un desierto, la deje como tierra seca, y la mate de sed. Ni tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución. Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida. Por tanto yo rodearé de espinos su camino, y lo cercaré con seto, y no hallará sus caminos. Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido, porque mejor me iba entonces que ahora".
=== Todo el capítulo primero está saturado de una dolorosa traición, de la nación escogida hacia Dios. Y el Padre tiene que habérselas con todo ello, exponiendo su dolor por lo vergonzoso de la situación. La infidelidad conyugal es un asunto muy delicado, y es para tratarlo con pinzas, y no comunicarlo a cualquiera, pues el escándalo puede alcanzar virales proporciones en muy corto lapso de tiempo. Los carnales hablan de "cuernos", y se sonríen sarcásticamente, y componen coplas al respecto, pensando sólo en el oprobio para quien lo sufriera; no considerando los valores centrales y vitales del pacto, que es lo que ocupa a Yahweh en toda esta situación. Nuestra escala de valores es advertida por nuestra actitud en ese sentido. La sorna, es propia del profano y vulgar; la preocupación, de aquel que teme que le pase lo mismo, independientemente de los motivos; pero será el pensamiento maduro del plano pactual el que nos llevará a pensar en cómo se podrá recuperar la dignidad, la honra y todo aquello que podría llevarnos al recobro de una crisis que afrenta a Dios, al cónyuge, a la familia, y a la sociedad dentro de su contexto. Digo esto último porque el adulterio era castigado con la lapidación, de la que todos participaran, tratando de borrar el deshonor y la afrenta para el agraviado, y de ver cómo quedaba la familia (hijos), después de ver la ejecución del culpable.
=== Los nombres de los hijos de Oseas pintan de cuerpo entero la situación del colapso que la unión célico-pedestre (entre Yahweh y la nación escogida) había sufrido; pero al inicio del capítulo segundo, el Señor le cambia el nombre a los tales, y la esperanza se hace visible ante los ojos llorosos y descarados de la nación culpable. Pero el Señor se detiene para analizar la situación, y aclarar con los hijos el por qué de sus determinaciones, pidiéndoles que no se pongan 'de parte de mamá'; sino que le reclamen con dureza por sus traiciones flagrantes, refiriendo sus fornicaciones o relaciones sexuales indebidas; y sus adulterios o amoríos indebidos con otros alumbrando hijos de prostitución o bastardos. Y luego en el colmo de su descaro y desdoro, impregnada de su celo declaraba que buscaría nuevamente a sus amantes cabalgando en su lujuria con un ímpetu terrible. Ella se excusaba aduciendo que sus amantes le daban todo, a pesar que sabía que el Dador de todos las cosas era Yahweh... Y el grito clásico de las depravadas... "LO HAGO POR MIS HIJOS", no justificaba en lo más mínimo su depravación; y así, para que no se hiciera más daño a sí misma, y a su prole, el Señor tuvo que ponerle un cerco para que no desbocara más en pos de su delirio, llevándola por esa vía a reconocer que MEJOR LE IBA CON SU PRIMER MARIDO. El Señor sufrió una humillación sin precedentes, y sólo su fidelidad a la promesa hecha al patriarca Abraham lo mantuvo en su actitud perdonadora, rescatadora y restauradora.
=== Nuestra naturaleza particular muchas veces hace eco de esta actitud profana e infame, que no considera el corazón de Dios, su honor mancillado, la vergüenza a la que lo exponemos con nuestra inconducta; la misma que no merece comprensión o pena; sino un castigo punitivo. Pero Dios posee un corazón tan peculiar, que lo lleva a extremar su gracia, para recuperarnos y devolvernos a su comunión entrañable. Dejemos ya nuestras rebeldías y nuestras perversiones, y retornemos al Dios de paz y de gloria que sigue aguardando por nosotros mientras estorba nuestra estulticia, y nos sigue invitando a volver a él.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 20/04/2018 MENSAJE # 2437.
"Decid a vuestros hermanos: Ammi; y a vuestras hermanas Ruhama. Contended con vuestra madre, contended; porque ella no es mi mujer, ni yo su marido; aparte, pues, sus fornicaciones de su rostro, y sus adulterios de entre sus pechos; no sea que yo la despoje y desnude, la ponga como el día en que nació, la haga como un desierto, la deje como tierra seca, y la mate de sed. Ni tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución. Porque su madre se prostituyó; la que los dio a luz se deshonró, porque dijo: Iré tras mis amantes, que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mi bebida. Por tanto yo rodearé de espinos su camino, y lo cercaré con seto, y no hallará sus caminos. Seguirá a sus amantes, y no los alcanzará; los buscará, y no los hallará. Entonces dirá: Iré y me volveré a mi primer marido, porque mejor me iba entonces que ahora".
=== Todo el capítulo primero está saturado de una dolorosa traición, de la nación escogida hacia Dios. Y el Padre tiene que habérselas con todo ello, exponiendo su dolor por lo vergonzoso de la situación. La infidelidad conyugal es un asunto muy delicado, y es para tratarlo con pinzas, y no comunicarlo a cualquiera, pues el escándalo puede alcanzar virales proporciones en muy corto lapso de tiempo. Los carnales hablan de "cuernos", y se sonríen sarcásticamente, y componen coplas al respecto, pensando sólo en el oprobio para quien lo sufriera; no considerando los valores centrales y vitales del pacto, que es lo que ocupa a Yahweh en toda esta situación. Nuestra escala de valores es advertida por nuestra actitud en ese sentido. La sorna, es propia del profano y vulgar; la preocupación, de aquel que teme que le pase lo mismo, independientemente de los motivos; pero será el pensamiento maduro del plano pactual el que nos llevará a pensar en cómo se podrá recuperar la dignidad, la honra y todo aquello que podría llevarnos al recobro de una crisis que afrenta a Dios, al cónyuge, a la familia, y a la sociedad dentro de su contexto. Digo esto último porque el adulterio era castigado con la lapidación, de la que todos participaran, tratando de borrar el deshonor y la afrenta para el agraviado, y de ver cómo quedaba la familia (hijos), después de ver la ejecución del culpable.
=== Los nombres de los hijos de Oseas pintan de cuerpo entero la situación del colapso que la unión célico-pedestre (entre Yahweh y la nación escogida) había sufrido; pero al inicio del capítulo segundo, el Señor le cambia el nombre a los tales, y la esperanza se hace visible ante los ojos llorosos y descarados de la nación culpable. Pero el Señor se detiene para analizar la situación, y aclarar con los hijos el por qué de sus determinaciones, pidiéndoles que no se pongan 'de parte de mamá'; sino que le reclamen con dureza por sus traiciones flagrantes, refiriendo sus fornicaciones o relaciones sexuales indebidas; y sus adulterios o amoríos indebidos con otros alumbrando hijos de prostitución o bastardos. Y luego en el colmo de su descaro y desdoro, impregnada de su celo declaraba que buscaría nuevamente a sus amantes cabalgando en su lujuria con un ímpetu terrible. Ella se excusaba aduciendo que sus amantes le daban todo, a pesar que sabía que el Dador de todos las cosas era Yahweh... Y el grito clásico de las depravadas... "LO HAGO POR MIS HIJOS", no justificaba en lo más mínimo su depravación; y así, para que no se hiciera más daño a sí misma, y a su prole, el Señor tuvo que ponerle un cerco para que no desbocara más en pos de su delirio, llevándola por esa vía a reconocer que MEJOR LE IBA CON SU PRIMER MARIDO. El Señor sufrió una humillación sin precedentes, y sólo su fidelidad a la promesa hecha al patriarca Abraham lo mantuvo en su actitud perdonadora, rescatadora y restauradora.
=== Nuestra naturaleza particular muchas veces hace eco de esta actitud profana e infame, que no considera el corazón de Dios, su honor mancillado, la vergüenza a la que lo exponemos con nuestra inconducta; la misma que no merece comprensión o pena; sino un castigo punitivo. Pero Dios posee un corazón tan peculiar, que lo lleva a extremar su gracia, para recuperarnos y devolvernos a su comunión entrañable. Dejemos ya nuestras rebeldías y nuestras perversiones, y retornemos al Dios de paz y de gloria que sigue aguardando por nosotros mientras estorba nuestra estulticia, y nos sigue invitando a volver a él.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 20/04/2018 MENSAJE # 2437.
LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR Y DIOS NOS ES MOSTRADA AQUÍ EN LA FORMA DE UNA PLENA RESTAURACIÓN. MÁS ALLÁ DE LO QUE CUALQUIERA HUBIERA HECHO, ASUMIDO O LOGRADO. EL AMOR PURO DE NUESTRO DIOS NO PUEDE SER SOSLAYADO SIN OFENDERLO EN EXTREMO. RINDÁMONOS A SU AMOR.
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