LIMA - PERÚ JUEVES 09 DE AGOSTO DEL 2018 MENSAJE # 2659
SEGUNDA DE TIMOTEO 1:3-7.
"Doy gracias a Dios, a quien, como mis antepasados, sirvo con limpia conciencia, de que siempre, día y noche, me acuerdo de ti en mis oraciones.Al acordarme de tus lágrimas siendo deseos de verte, para llenarme de gozo; pues me viene a la memoria la fe sincera ue hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que habita en ti también. Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios, que por la imposición de mis manos está en ti. Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio".
=== Nuestra forma de pensar, acerca de los apóstoles, y en general del ministerio, es la de verlos o contemplarlos en un nivel muy alto, y hasta sobrehumano y sobrenatural, no llegando a verlos como seres humanos, con vida propia y con momentos grises y decaídos en su ánimo. Y estas cartas pastorales nos permiten descorrer el velo de su intimidad, y contemplarlos en sus crisis y en sus decepciones; sus tiempos de auge y sus momentos decepcionantes, en los que el ánimo tiene que venir de arriba, porque en las zonas bajas no parece haber ninguno. Y Pablo nos revela el cómo su labor ministerial se inicia en el ámbito de lo personal, lo íntimo, y en el plano célico-pedestre del que solamente entiende la gracia de Dios en medio del rigor del combate, de la súplica del herido, del dolor de los afligidos, del gesto dubitativo en el más persuadido de los siervos de Dios, sintiéndose tentados a dejar el uniforme, y colgar sus ministerios en alguna percha que pudiera servir para el caso, abandonando sus mantos que ya no parecen abrir jordanes, y su sueño de partir en sus carros de fuego hacia las mansiones celestiales, dejando su lugar a otros, soltando sus capas con el poco ánimo que todavía les quedara. Timoteo se sentía totalmente deprimido, habiéndole dado valor a las críticas y los comentarios mordaces de gente que no valorara sus esfuerzos ministeriales, y que viera la lejanía de Pablo como la muerte espiritual del aún joven siervo, quien solo y absorto parecía entonar su propio réquiem con las más lúgubres notas.
=== Y Pablo nos descubre el secreto de su corazón en lo concerniente al mantenerse y mantener a flote a tros; y la tan despreciada oración intercesora era la que mantenía su fe en el nivel adecuado, dándole forma a los botes salvavidas que repartía entre los ministros desilusionados y agotados, que cuando comenzaran su labor misionera tuvieran carrera de caballos, y que frente a un revés o a una crítica, se pararan como borricos, desestabilizando al jinete y lanzándolo al suelo con violencia, evidenciando su molestia. Pero así como las monedas tienen cara y sello; así también el ministerio puede encontrar grandes desasosiegos; y ello debería inclinarlos a buscar en Dios la genuina consolación, que sabe de los dolores, desazones y decepciones; pero que no entiende ni considera la claudicación como una puerta de escape, o una salida elegante. Si Dios te encomendó una misión, él te capacitó, te ungió y te aparejó para ella; enviándote como su fiel y seguro servidor; y no para que compusieras 'la inconclusa', teniendo toda la vida por delante. Las diarias oraciones de Pablo, tanto para las iglesias como para sus representantes ministeriales, traen a nuestra memoria las siete estrellas que Jesús tuviera en su diestra, y que representaran a los siete ángeles o predicadores o mensajeros de las siete congregaciones en Asia, sirviéndole como surikenes (armas arrojadizas con múltiples bordes filosos con la forma de estrellas) para actuar en contra del enemigo y como fieles ministradores de su verdad, poniendo los puntos sobre las íes.
=== La todavía tierna figura del adolescente que saliera con Pablo a la obra, lo hace recordar aquella fe que no se hereda, sino que se recibe por impartición, colocando en nuestros corazones los sólidos principios que hacen de nuestro mañana una prosecución de las realidades espirituales que las generaciones anteriores postularan cono su realidad ideal, impartiendo certeza y esperanza a sus descendientes, trazando los objetivos de la misma, constituyéndose las estirpes que vinieran, en celosos guardadores de sus tradiciones, apuntándose como soldados en el ejército de Dios. La inconsciencia espiritual adormece tu capacitación militante, y no es que seas un inútil; sino que te has olvidado de ceñirte la armadura de Dios. La coraza de justicia programa tu actividad para ejecutarla en el nombre de Dios, y al abrigar tu pecho y tu espalda, protege tu integridad en sus puntos más vulnerables. Es así como le crees a Dios, y rechazas toda acusación del maligno y de sus secuaces (los que te critican y denigran, buscando que te rindas ante sus acusaciones, denuestos y vituperios, convirtiéndote tú en tu peor enemigo al auto rechazarte). Al cubrir tu cabeza, tus oídos dejan de escuchar las voces enemigas, y la consciencia de tu propia salvación, te lleva a combatir a los enemigos que siguen sujetando a los cautivos de la oscuridad. Y la espada del Espíritu comienza a golpear tu escudo de la fe, llamando al enemigo a la batalla, derrotando tu propia cobardía, mostrando tu poder en el nombre de Jesús, defendiendo a los que amas, y notando que tus golpes son certeros y definidos, y la bizarría que hay en ti es el resultado de tu dominio propio al saber quién eres en Cristo Jesús.
"Doy gracias a Dios, a quien, como mis antepasados, sirvo con limpia conciencia, de que siempre, día y noche, me acuerdo de ti en mis oraciones.Al acordarme de tus lágrimas siendo deseos de verte, para llenarme de gozo; pues me viene a la memoria la fe sincera ue hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que habita en ti también. Por eso te aconsejo que avives el fuego del don de Dios, que por la imposición de mis manos está en ti. Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio".
=== Nuestra forma de pensar, acerca de los apóstoles, y en general del ministerio, es la de verlos o contemplarlos en un nivel muy alto, y hasta sobrehumano y sobrenatural, no llegando a verlos como seres humanos, con vida propia y con momentos grises y decaídos en su ánimo. Y estas cartas pastorales nos permiten descorrer el velo de su intimidad, y contemplarlos en sus crisis y en sus decepciones; sus tiempos de auge y sus momentos decepcionantes, en los que el ánimo tiene que venir de arriba, porque en las zonas bajas no parece haber ninguno. Y Pablo nos revela el cómo su labor ministerial se inicia en el ámbito de lo personal, lo íntimo, y en el plano célico-pedestre del que solamente entiende la gracia de Dios en medio del rigor del combate, de la súplica del herido, del dolor de los afligidos, del gesto dubitativo en el más persuadido de los siervos de Dios, sintiéndose tentados a dejar el uniforme, y colgar sus ministerios en alguna percha que pudiera servir para el caso, abandonando sus mantos que ya no parecen abrir jordanes, y su sueño de partir en sus carros de fuego hacia las mansiones celestiales, dejando su lugar a otros, soltando sus capas con el poco ánimo que todavía les quedara. Timoteo se sentía totalmente deprimido, habiéndole dado valor a las críticas y los comentarios mordaces de gente que no valorara sus esfuerzos ministeriales, y que viera la lejanía de Pablo como la muerte espiritual del aún joven siervo, quien solo y absorto parecía entonar su propio réquiem con las más lúgubres notas.
=== Y Pablo nos descubre el secreto de su corazón en lo concerniente al mantenerse y mantener a flote a tros; y la tan despreciada oración intercesora era la que mantenía su fe en el nivel adecuado, dándole forma a los botes salvavidas que repartía entre los ministros desilusionados y agotados, que cuando comenzaran su labor misionera tuvieran carrera de caballos, y que frente a un revés o a una crítica, se pararan como borricos, desestabilizando al jinete y lanzándolo al suelo con violencia, evidenciando su molestia. Pero así como las monedas tienen cara y sello; así también el ministerio puede encontrar grandes desasosiegos; y ello debería inclinarlos a buscar en Dios la genuina consolación, que sabe de los dolores, desazones y decepciones; pero que no entiende ni considera la claudicación como una puerta de escape, o una salida elegante. Si Dios te encomendó una misión, él te capacitó, te ungió y te aparejó para ella; enviándote como su fiel y seguro servidor; y no para que compusieras 'la inconclusa', teniendo toda la vida por delante. Las diarias oraciones de Pablo, tanto para las iglesias como para sus representantes ministeriales, traen a nuestra memoria las siete estrellas que Jesús tuviera en su diestra, y que representaran a los siete ángeles o predicadores o mensajeros de las siete congregaciones en Asia, sirviéndole como surikenes (armas arrojadizas con múltiples bordes filosos con la forma de estrellas) para actuar en contra del enemigo y como fieles ministradores de su verdad, poniendo los puntos sobre las íes.
=== La todavía tierna figura del adolescente que saliera con Pablo a la obra, lo hace recordar aquella fe que no se hereda, sino que se recibe por impartición, colocando en nuestros corazones los sólidos principios que hacen de nuestro mañana una prosecución de las realidades espirituales que las generaciones anteriores postularan cono su realidad ideal, impartiendo certeza y esperanza a sus descendientes, trazando los objetivos de la misma, constituyéndose las estirpes que vinieran, en celosos guardadores de sus tradiciones, apuntándose como soldados en el ejército de Dios. La inconsciencia espiritual adormece tu capacitación militante, y no es que seas un inútil; sino que te has olvidado de ceñirte la armadura de Dios. La coraza de justicia programa tu actividad para ejecutarla en el nombre de Dios, y al abrigar tu pecho y tu espalda, protege tu integridad en sus puntos más vulnerables. Es así como le crees a Dios, y rechazas toda acusación del maligno y de sus secuaces (los que te critican y denigran, buscando que te rindas ante sus acusaciones, denuestos y vituperios, convirtiéndote tú en tu peor enemigo al auto rechazarte). Al cubrir tu cabeza, tus oídos dejan de escuchar las voces enemigas, y la consciencia de tu propia salvación, te lleva a combatir a los enemigos que siguen sujetando a los cautivos de la oscuridad. Y la espada del Espíritu comienza a golpear tu escudo de la fe, llamando al enemigo a la batalla, derrotando tu propia cobardía, mostrando tu poder en el nombre de Jesús, defendiendo a los que amas, y notando que tus golpes son certeros y definidos, y la bizarría que hay en ti es el resultado de tu dominio propio al saber quién eres en Cristo Jesús.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 09/08/2018 MENSAJE # 2659.
NUESTRA CONTINUA COMUNIÓN CON LA DEIDAD AFIRMARÁ NUESTROS CORAZONES, Y NOS SENTIREMOS FORTALECIDOS, LLENOS DE VALOR, Y ANSIOSOS DE ENTRAR EN BATALLA, PARA HACERLE CONOCER AL ENEMIGO EL FILO DE NUESTRAS ESPADAS.
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