GÉNESIS 39:1-6.
"Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. Mas Yahweh estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Yahweh estaba con José, y que todo lo que él hacía, Yahweh lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Yahweh bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Yahweh estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo. Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se peocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia".
=== Tanto los hombres del Memorial, Abraham, Isaac y Jacob, como también José, fueron hallados por sus coetáneos, amigos y enemigos, como gente que era una bendición para quienes estaban cerca de ellos. y cada uno recibió en algún momento el testimonio de esta realidad experimental. Así, pues, el joven José, amado por su progenitor de un modo peculiar, y un atento observador del manejo económico, familiar y comercial de su dilecto padre, el patriarca Jacob, no era un ocioso elemento en la familia jacobina, sino alguien que preparara su corazón para cumplir los designios divinos, ser el sostén de la familia por divina asignación, y el hombre por el cual la nación hebrea, y las naciones circunvecinas, fueran preservadas como tales para el correcto devenir humano. El todavía adolescente descendiente del patriarca, era utilizado por su padre como un singular asistente, y un fiscalizador del accionar de sus hermanos; y ellos correspondieron a esta designación con un odio y una envidia que no disimulaban, queriendo hacer que sus sueños (como divinas revelaciones que auguraban una dicha familiar ulterior con él en una regia posición) no alcanzaran jamás una feliz realización. Y fue así, que los hermanos mayores pensaron en eliminarlo, y mientras decidían su negro futuro, definieron venderlo a los ismaelitas, deponiéndolo de su grandeza ante su padre, e imaginando que su glorioso futuro no tendría manera de realizarse. Tras ser vendido a los ismaelitas, el adolescente llegó a Egipto, y fue adquirido por Potifar, capitán de la guardia faraónica, y encargado de la prisión. La suerte de José habría de cambiar, pasando de una situación a otra que, aunque pusiera en duda todo lo que Dios le había mostrado, no hizo mover sus convicciones al respecto, sabiendo aguardar con increíble paciencia que el propósito de Yahweh se cumpliera en él, dejando que Dios moviera sus fichas a su sazón, aguardando por su esperanza bienaventurada.
=== Y fue porque Yahweh estaba con él (realidad que la esclavitud no pudo o no supo revertir en el ánimo del adolescente), quien no tardó en demostrar su competencia como ecónomo o brillante administrador, desarrollando su excelencia en la casa de su amo egipcio, quien admirara su sumisión y competencia. José siguió sirviendo para la prosperidad de otros, y Potifar podía notar cómo la prosperidad se hacía efectiva, en su casa y en el campo, poniendo todo lo que tenía en sus manos. Y esto es algo que merece analizarse. La personalidad de José es algo cautivante, debido a su alto grado de fe y confianza en el Dios vivo. Él no fue un fracasado que se resignara; sino alguien que aceptaba la dinámica divina en el contexto de su propósito para con él y para con su familia, y lo que ello implicaba para los divinos intereses, habiendo de traer a través de Judá a Silo el legislador; y habiendo de mantener a la nación hebrea con vida para que ellos pudieran ser los protagonistas en lo tocante a su beneplacito. José aprendió a trabajar al lado de su padre, Jacob. Dicho aprovechamiento, lo hizo sumamente competente en lo que a la mayordomía y la administración se refería, haciendo la dicha de Potifar, quien lo vio en su utilidad, y lo puso como su mayordomo particular, asumiendo que el costo de este esclavo se le había hecho una maravillosa y muy conveniente inversión. Pero Dios tenía más que hacer con José, y después de la grave acusación que le hiciera la casquivana señora de Potidar, y al verlo en la prisión; nuevamente su capacidad para la organización y para todo lo que se viera en la prisión, lo elevó al rango de asistente del encargado, quien se sintiera feliz con el traslado de José a la cárcel. Pero esto no era el sino de José en su plano superlativo, pues Dios lo tenía destinado a las grandes ligas, y después de interpretar con divina exactitud los sueños del copero y el panadero de la corte egipcia, el Señor le dio a Faraón dos sueños, los cuales estuvieron velados y sellados para los magos, viéndose en la necesidad de recurrir al ya adulto hebreo.
=== Y entonces Dios lo ubicó, mediante un edicto faraónico, en donde tenía que estar, siendo nominado como el segundo después de Faraón, ocupando la posición que Dios le mostrara en los sueños que sus envidiosos hermanos pretendrieran frustrar. Y fue así que José, sirviendo diligentemente con su dotación a otras personas: A su padre, a Potifar, al carcelero, y ahora, a Faraón, fue ascendiendo las gradas que lo elevaron hasta donde debía estar. La envidia, la esclavitud, la cárcel, y el olvido del copero; no pudieron impedir que el espíritu indomable del que ayer fuera confirmado como un instrumento de Dios para bendecir a la humanidad llegara a su meta en el plano económico, social y político, siendo puesto en su cenit correspondiente para ese momento. Dios añadiría mucho más al hijo de Jacob, y de sus lomos, allende los tiempos, Dios establecería que los gentiles fueran incluidos en el contexto del amor divino. Amado hermano, no te quejes, no te acobardes, no te quedes sentado en tu frustración; Dios tiene cosas grandes para con aquellos que se humillan y soportan las tratativas divinas para hacer de ellos lo que conviene a su causa por las edades.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 31/07/2018 MENSAJE # 2641
=== Tanto los hombres del Memorial, Abraham, Isaac y Jacob, como también José, fueron hallados por sus coetáneos, amigos y enemigos, como gente que era una bendición para quienes estaban cerca de ellos. y cada uno recibió en algún momento el testimonio de esta realidad experimental. Así, pues, el joven José, amado por su progenitor de un modo peculiar, y un atento observador del manejo económico, familiar y comercial de su dilecto padre, el patriarca Jacob, no era un ocioso elemento en la familia jacobina, sino alguien que preparara su corazón para cumplir los designios divinos, ser el sostén de la familia por divina asignación, y el hombre por el cual la nación hebrea, y las naciones circunvecinas, fueran preservadas como tales para el correcto devenir humano. El todavía adolescente descendiente del patriarca, era utilizado por su padre como un singular asistente, y un fiscalizador del accionar de sus hermanos; y ellos correspondieron a esta designación con un odio y una envidia que no disimulaban, queriendo hacer que sus sueños (como divinas revelaciones que auguraban una dicha familiar ulterior con él en una regia posición) no alcanzaran jamás una feliz realización. Y fue así, que los hermanos mayores pensaron en eliminarlo, y mientras decidían su negro futuro, definieron venderlo a los ismaelitas, deponiéndolo de su grandeza ante su padre, e imaginando que su glorioso futuro no tendría manera de realizarse. Tras ser vendido a los ismaelitas, el adolescente llegó a Egipto, y fue adquirido por Potifar, capitán de la guardia faraónica, y encargado de la prisión. La suerte de José habría de cambiar, pasando de una situación a otra que, aunque pusiera en duda todo lo que Dios le había mostrado, no hizo mover sus convicciones al respecto, sabiendo aguardar con increíble paciencia que el propósito de Yahweh se cumpliera en él, dejando que Dios moviera sus fichas a su sazón, aguardando por su esperanza bienaventurada.
=== Y fue porque Yahweh estaba con él (realidad que la esclavitud no pudo o no supo revertir en el ánimo del adolescente), quien no tardó en demostrar su competencia como ecónomo o brillante administrador, desarrollando su excelencia en la casa de su amo egipcio, quien admirara su sumisión y competencia. José siguió sirviendo para la prosperidad de otros, y Potifar podía notar cómo la prosperidad se hacía efectiva, en su casa y en el campo, poniendo todo lo que tenía en sus manos. Y esto es algo que merece analizarse. La personalidad de José es algo cautivante, debido a su alto grado de fe y confianza en el Dios vivo. Él no fue un fracasado que se resignara; sino alguien que aceptaba la dinámica divina en el contexto de su propósito para con él y para con su familia, y lo que ello implicaba para los divinos intereses, habiendo de traer a través de Judá a Silo el legislador; y habiendo de mantener a la nación hebrea con vida para que ellos pudieran ser los protagonistas en lo tocante a su beneplacito. José aprendió a trabajar al lado de su padre, Jacob. Dicho aprovechamiento, lo hizo sumamente competente en lo que a la mayordomía y la administración se refería, haciendo la dicha de Potifar, quien lo vio en su utilidad, y lo puso como su mayordomo particular, asumiendo que el costo de este esclavo se le había hecho una maravillosa y muy conveniente inversión. Pero Dios tenía más que hacer con José, y después de la grave acusación que le hiciera la casquivana señora de Potidar, y al verlo en la prisión; nuevamente su capacidad para la organización y para todo lo que se viera en la prisión, lo elevó al rango de asistente del encargado, quien se sintiera feliz con el traslado de José a la cárcel. Pero esto no era el sino de José en su plano superlativo, pues Dios lo tenía destinado a las grandes ligas, y después de interpretar con divina exactitud los sueños del copero y el panadero de la corte egipcia, el Señor le dio a Faraón dos sueños, los cuales estuvieron velados y sellados para los magos, viéndose en la necesidad de recurrir al ya adulto hebreo.
=== Y entonces Dios lo ubicó, mediante un edicto faraónico, en donde tenía que estar, siendo nominado como el segundo después de Faraón, ocupando la posición que Dios le mostrara en los sueños que sus envidiosos hermanos pretendrieran frustrar. Y fue así que José, sirviendo diligentemente con su dotación a otras personas: A su padre, a Potifar, al carcelero, y ahora, a Faraón, fue ascendiendo las gradas que lo elevaron hasta donde debía estar. La envidia, la esclavitud, la cárcel, y el olvido del copero; no pudieron impedir que el espíritu indomable del que ayer fuera confirmado como un instrumento de Dios para bendecir a la humanidad llegara a su meta en el plano económico, social y político, siendo puesto en su cenit correspondiente para ese momento. Dios añadiría mucho más al hijo de Jacob, y de sus lomos, allende los tiempos, Dios establecería que los gentiles fueran incluidos en el contexto del amor divino. Amado hermano, no te quejes, no te acobardes, no te quedes sentado en tu frustración; Dios tiene cosas grandes para con aquellos que se humillan y soportan las tratativas divinas para hacer de ellos lo que conviene a su causa por las edades.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 31/07/2018 MENSAJE # 2641
SOMOS LLAMADOS A SER PACIENTES, Y DAR POR SENTADO QUE LA GRACIA DE NUESTRO DIOS SE HARÁ CARGO DE EJECUTAR CUMPLIDAMENTE CADA UNA DE SUS PROMESAS. SEAMOS SABIOS, Y MANTENGÁMONOS ATENTOS AL DIVINO FLUIR.
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