LIMA - PERÚ JUEVES 26 DE MARZO DEL 2015
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A TITO.
Primera de Corintios 1:30-31
"Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloria, gloríese en el Señor".
*** La cuidadosa selección divina sacó de en medio a los jactanciosos y a la jactancia posicional, y el número de los considerados hábiles para el reino de Dios se multiplicó. Los más aptos, los geniales, los singulares, se vieron salteados por la vida; y los inaptos, los convencionales, los del montón, se hallaron súbitamente envueltos por un halo de gloria de imposible cualificación, asombrándolos a ellos y a quienes los miraran consternados, no entendiendo a la Deidad, ni considerando válida dicha elección.
*** Dado que Pablo, entendido sobre el lenguaje de la cruz, comprende a Dios en principios y prácticas, no juzga estas cosas como asombrosas o incomprensibles; sino como lógicas sobre la base de su propósito, y continúa disertando sobre el particular tema del panorama redentivo. Así, Cristo nos es mostrado como la puerta de acceso al Padre del único modo inteligible: por su gracia, fusionándonos con él para una plural aceptación que los singularizaría en el panorama cronológico humano.
*** El apóstol describe EL ESTAR EN CRISTO JESÚS como una cuádruple bendición, lo que explica cómo hemos sido admitidos en el concierto de todo lo que le agrada a Dios. El Padre tiene sus reglas y prerrogativas para que toda asignación se vea cumplida íntegramente. Cuando Dios planifica algo, no acepta las cosas a medio hacer, ni las promesas de que en otro momento se habrán de cubrir los déficits, o el clásico: "después te explico"; "ya lo arreglaremos oportunamente"; o el "dejemos eso para otro día". Cada una de las pautas divinas ha de tener su cabal cumplimiento. Veamos:
(I) SABIDURÍA.- Esto apunta al conocimiento pleno de la obra divina, y el por qué participamos de lo que Dios nos revela, y el grado de involucramiento de cada creyente dentro de su llamamiento. El creyente SABE lo que Dios le está diciendo, lo que está haciendo y lo que está promoviendo para el cubrimiento del propósito eternal. Nacidos del Espíritu, como son, no son percibidos por los que no participan de esa gracia, fructificando conforme a su contacto con la celeste esfera, de aLlí los resultados tan abismalmente distintos entre el creyente y el incrédulo.
(II) JUSTIFICACIÓN.- Obtenida por gracia, conforme a lo revelado por la Deidad. Al ser informados por el Señor, y creer en su mensaje evangelístico, recibiendo la bondad divina en su forma esencial, se forja en los receptores la justicia adjudicada, semejante a la que Abraham obtuvo cuando creyó por la fe, y el Padre justificó al patriarca aun estando incircunciso. Es de allí de donde proviene nuestra paz con Dios.
(III) SANTIFICACIÓN.- Este es ya el proceso a través del cual obtenemos la talla de herederos, ya que lo que el Señor estableciera en nosotros como principio ha obtenido los resultados apetecidos. La santificación es un proceso que va de menos a más en un desarrollo que hace de los neoconvertidos gentes con posiciones fijas, pasando de la novatada a la veteranía, produciendo una identidad, una línea de conducta que nos refleja como vasos de gloria, como aquellos contenedores de la vida de Dios que muestran por sus obras lo que abunda en ellos.
(IV) REDENCIÓN.- Las tres pautas anteriores, resultan en esta cuarta, indicando nuestra condición, nuestro grado de purificación, nuestra regeneración, y nuestra posición como hijos de Dios. Nuestra exaltada posición de hijos resulta de estas realidades experimentales que marcan el clímax del divino obrar. Al ser plenamente rescatados de nuestra esclavitud pecaminosa, pasamos al nivel de redimidos, donde las cosas pasadas carecen de fuerza e identidad, perteneciendo a una esfera que ya no es la nuestra. Este es el nivel en el que todos los derechos te asisten, habiendo alcanzado plenitud en el Señor.
*** Después de ver todo el proceso de la obra divinal de la redención, sólo resta decir ¡GLORIA A DIOS! Si nos gloriamos válidamente, es en el sentido de haberse gloriado en Dios y en lo que él hizo por nosotros.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 26/03/2015
*** La cuidadosa selección divina sacó de en medio a los jactanciosos y a la jactancia posicional, y el número de los considerados hábiles para el reino de Dios se multiplicó. Los más aptos, los geniales, los singulares, se vieron salteados por la vida; y los inaptos, los convencionales, los del montón, se hallaron súbitamente envueltos por un halo de gloria de imposible cualificación, asombrándolos a ellos y a quienes los miraran consternados, no entendiendo a la Deidad, ni considerando válida dicha elección.
*** Dado que Pablo, entendido sobre el lenguaje de la cruz, comprende a Dios en principios y prácticas, no juzga estas cosas como asombrosas o incomprensibles; sino como lógicas sobre la base de su propósito, y continúa disertando sobre el particular tema del panorama redentivo. Así, Cristo nos es mostrado como la puerta de acceso al Padre del único modo inteligible: por su gracia, fusionándonos con él para una plural aceptación que los singularizaría en el panorama cronológico humano.
*** El apóstol describe EL ESTAR EN CRISTO JESÚS como una cuádruple bendición, lo que explica cómo hemos sido admitidos en el concierto de todo lo que le agrada a Dios. El Padre tiene sus reglas y prerrogativas para que toda asignación se vea cumplida íntegramente. Cuando Dios planifica algo, no acepta las cosas a medio hacer, ni las promesas de que en otro momento se habrán de cubrir los déficits, o el clásico: "después te explico"; "ya lo arreglaremos oportunamente"; o el "dejemos eso para otro día". Cada una de las pautas divinas ha de tener su cabal cumplimiento. Veamos:
(I) SABIDURÍA.- Esto apunta al conocimiento pleno de la obra divina, y el por qué participamos de lo que Dios nos revela, y el grado de involucramiento de cada creyente dentro de su llamamiento. El creyente SABE lo que Dios le está diciendo, lo que está haciendo y lo que está promoviendo para el cubrimiento del propósito eternal. Nacidos del Espíritu, como son, no son percibidos por los que no participan de esa gracia, fructificando conforme a su contacto con la celeste esfera, de aLlí los resultados tan abismalmente distintos entre el creyente y el incrédulo.
(II) JUSTIFICACIÓN.- Obtenida por gracia, conforme a lo revelado por la Deidad. Al ser informados por el Señor, y creer en su mensaje evangelístico, recibiendo la bondad divina en su forma esencial, se forja en los receptores la justicia adjudicada, semejante a la que Abraham obtuvo cuando creyó por la fe, y el Padre justificó al patriarca aun estando incircunciso. Es de allí de donde proviene nuestra paz con Dios.
(III) SANTIFICACIÓN.- Este es ya el proceso a través del cual obtenemos la talla de herederos, ya que lo que el Señor estableciera en nosotros como principio ha obtenido los resultados apetecidos. La santificación es un proceso que va de menos a más en un desarrollo que hace de los neoconvertidos gentes con posiciones fijas, pasando de la novatada a la veteranía, produciendo una identidad, una línea de conducta que nos refleja como vasos de gloria, como aquellos contenedores de la vida de Dios que muestran por sus obras lo que abunda en ellos.
(IV) REDENCIÓN.- Las tres pautas anteriores, resultan en esta cuarta, indicando nuestra condición, nuestro grado de purificación, nuestra regeneración, y nuestra posición como hijos de Dios. Nuestra exaltada posición de hijos resulta de estas realidades experimentales que marcan el clímax del divino obrar. Al ser plenamente rescatados de nuestra esclavitud pecaminosa, pasamos al nivel de redimidos, donde las cosas pasadas carecen de fuerza e identidad, perteneciendo a una esfera que ya no es la nuestra. Este es el nivel en el que todos los derechos te asisten, habiendo alcanzado plenitud en el Señor.
*** Después de ver todo el proceso de la obra divinal de la redención, sólo resta decir ¡GLORIA A DIOS! Si nos gloriamos válidamente, es en el sentido de haberse gloriado en Dios y en lo que él hizo por nosotros.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 26/03/2015
DESPUÉS DE HABER DESCRITO LA GLORIA MUNDANAL, Y SU INEFICACIA EN LOS ASUNTOS ESPIRITUALES, EL APÓSTOL REFIRIÓ EL CÓMO EL PADRE HIZO UNA ELECCIÓN MUY PECULIAR, DESCARTANDO EL LINAJE ESCOGIDO DEL SIGLO PRESENTE CON SU GLORIA ESENCIAL DE VALORES ÍRRITOS, PASÓ EL SEÑOR A DESCRIBIR EL MATERIAL UTILIZADO EN PRODUCIR LA GLORIA DE DIOS: LOS DESECHADOS DE ESTE SIGLO, FORJANDO DE LO DESCARTADO ALGO SUBLIME Y PONDERABLE EN LAS DOS ESFERAS, ÉL ES DIOS, Y NO REQUIERE DE AYUDAS HUMANAS O PROFANAS ¡ALELUYA!
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