LIMA - PERÚ SÁBADO 28 DE MARZO DEL 2015
COMENTARIO EXEGÉTICO DE LA PRIMERA EPÍSTOLA DEL APÓSTOL PABLO A LOS CORINTIOS.
Primera de Corintios 2:3-5
"Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios".
*** Después que Pablo renunciara a usar sus recursos intelectuales y académicos, y su probado conocimiento de la religión hebrea, percibió el sentido de tal anulación en la forma de: "Debilidad, y mucho temor y temblor" (v.3). Cuando tu suficiencia mental e intelectual dejan a un lado todo su bagaje, te sientes vacío, y desarmado, en una guerra desigual en que le das (aparentemente) al enemigo todas las ventajas. Goliat, el filisteo, nunca pensó en hallar una piedra en su camino, muriendo lapidado por su blasfemia contra el Dios viviente. La lógica aplastante, retóricamente hablando, ponía a los filósofos y a los teóricos en una ventaja total. Ni Pablo en la carne, ni ellos (que se frotaban las manos saboreando anteladamente su victoria) asumían la divina intervención como una realidad apabullante que los noquearía por toda la cuenta en el teatro de la guerra espiritual.
*** El temblor interior del apóstol no salió a relucir, a pesar de ser mucho lo que pugnara en su fuero interno, creciendo la sombra del temor como lo hace la sombra cuando el sol declina, y una nocturnidad intelectual le cerraba los accesos a su memoria, a su genio, a su solvencia, a su conocimiento, agigantándose la desesperación y la vergüenza que procuraran abatir su rostro, y hacerlo lucir ridículo, añadiendo a su corta talla la pequeñez de entendimiento, o el quedarse pasmado y sin respuestas ante sus solventes opositores. Este era un trágico preludio que tenía como epitafio la muerte intelectual y apologética del más insigne de los libertos entre los fariseos. Esto marcó un hito en la historia del apostólico fluir paulino.
*** Cuando Pablo iniciara su participación, algo peculiar tomó control de su mente y de su lengua; pensamientos que no provenían de su mente se apoderaban de su pensar, y su hablar rimaba con ello en la forma de una sinfonía extraña, sublime, peculiar y bella, asombrando a los presentes por su sistemática y contundente enseñanza, que callara ajenas bocas y encadenara todas las perspectivas a ver la divina intervención como necesaria y efectiva.
*** La capacidad persuasiva del Espíritu, la claridad y objetividad de todo lo que Pablo mencionara, puso a la mentalidad helenista y a la sabiduría rabínica hebrea en jaque, y la fiel demostración del divino poder y de la realidad vigente del accionar del Espíritu Santo en la ministración fue la cereza en el chantilly. Los milagros, las señales y las maravillas coronaron la participación paulina, y el sello de la operatividad de la Deidad mostrando su poder omnímodo, abismó la razón, triunfando contundentemente sobre toda fuerza enemiga, y sentando el precedente del fluir de los auténticos ministros de la palabra de la cruz.
*** Siempre la Palabra y el poder van juntos, asociándose de tal manera que si la gente no cree por las palabras, lo hará por las obras, llevando consigo el celeste refrendo que no puede ser negado. La fe de los santos no debe ser fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios, que hace efectiva y real aquella palabra que postula como tal.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 28/03/2015
LA DEBILIDAD, EL TEMOR Y EL TEMBLOR APOSTÓLICO ERAN EL RESULTADO DEL ABANDONO DE SUS RECURSOS Y ERUDICIÓN ACADÉMICAS COMO BASE DE SU APOLOGÍA. PABLO INTENTABA DEFENDER SU POSICIÓN, PERO DIOS QUERÍA ALGO MUCHO MÁS GLORIOSO Y EMBLEMÁTICO QUE UNA VICTORIA PAULINA, ÉL PRECISABA MOSTRAR LA CERTEZA DE SU PROMESA A LA IGLESIA DEL DIOS VIVIENTE, Y PASÓ DE UNA CONTIENDA INTELECTUAL A UNA ORDALÍA, TRIUNFANDO SOBRE TODA FUERZA OPOSITORA CON LA CONTUNDENCIA QUE CORRESPONDÍA, HUMILLANDO AL ENEMIGO, Y ELEVANDO A SUS MINISTROS A NIVELES HISTÓRICO-PROFÉTICOS. EL TRIUNFO NO FUE PAULINO, SINO DIVINO.
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