LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 14 DE MARZO DEL 2018 MENSAJE # 2363
SEGUNDA DE PEDRO 1:3-4.
"Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. Por medio de ellas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, puesto que han huido de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos".
=== El apóstol inicia esta carta recordando que la justicia del Señor Jesucristo, como Dios y Salvador ha impartido a todos los santos, en todas partes, una medida de fe que no difiere en nada de la que los apóstoles tienen por la divina bondad. A ello, es preciso añadirle la gracia y la paz que solamente se multiplican en el ambiente que les es propicio, aprovechando al máximo lo que la palabra revela respecto al Padre y al Hijo, para que al conocerlos más profundamente, lleguemos a alcanzar el pleno entendimiento sobre lo que ellos son y hacen en nosotros por el Espíritu. Dentro de esa impartición se nos hace conocer la vida, esto es el género vital que corresponde a los hijos de Dios, moviéndose como seres tripartitos en la plenitud de sus funciones, integrándose al plano trascendente que obra u opera el propósito divino en una forma sobrenatural; ello hará que emerja espontáneamente un estilo de vida que nos identificará con la Deidad en visión, perspectiva y propósito; mostrando exteriormente lo que antes pareciera un imponderable típico de una religiosidad ilusa; mientras que ahora todo ello se solidifica ante nuestras miradas atónitas, surgiendo los milagros, las maravillas, las sanidades, los prodigios, que antaño se quedaran en intentos; pero que ahora se convierten en una realidad innegable mediante el divino accionar de las personas ungidas, que nos hace ver hasta qué punto las negadas realidades espirituales se tornan reales ante nuestros azorados ojos.
=== Así, lo que antes nuestras bocas negaran, nuestros oídos rechazaran, nuestros corazones desestimaran, y nuestros ojos asumieran como un engaño; tras mucho bregar contra ello; se están manifestando por su divino poder cuando nos negáramos a negar el cumplimiento de las promesas divinas de acuerdo con lo programado. Su gloria, nos habla de su esplendor, y de cómo este puede impactar a quienes lo visualizan; su excelencia, nos indica que el obrar divino no puede ser equiparado, y mucho menos superado. Las preciosas (implicando su valor excepcional y dimensional), y grandísimas promesas, afloran en nosotros como la energía seminal que nos autorizan a utilizar el nombre de Jesús, su autoridad y poder, para que sepamos que la obra divinal de nuestra redención afecta cada área de nuestro triparto ser. Allí, nada es fantástico; todo es muy real, definido y contundente, evidenciando su auténtica naturaleza como algo innegable e inalterable, participando así de la santidad divina, que nos constituye en siervos de Dios con autoridad y poder, manejando estas dotaciones según somos guiados espiritualmente. Allí también nos percatamos de que las cosas que antes prevalecieran y dominaran sobre nosotros, ya no tienen el poder de antes ¿por qué? Porque el Espíritu nos hace conscientes de quiénes somos, qué tenemos, y qué podemos hacer, percibiendo que el dominio satánico y adámico puede ser sometido, al no estar bajo la ley, sino bajo la gracia, que es el poder de Dios para salvación operando mediante la fe, creando en nosotros una nueva disposición, poniendo en nuestros corazones un anhelo grande por las cosas de Dios; poder en nuestras manos, y un glorioso cántico que fluye como un himno que nos impulsa hacia adelante.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 14/03/2018 MENSAJE # 2363
"Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia. Por medio de ellas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas ustedes lleguen a ser partícipes de la naturaleza divina, puesto que han huido de la corrupción que hay en el mundo por causa de los malos deseos".
=== El apóstol inicia esta carta recordando que la justicia del Señor Jesucristo, como Dios y Salvador ha impartido a todos los santos, en todas partes, una medida de fe que no difiere en nada de la que los apóstoles tienen por la divina bondad. A ello, es preciso añadirle la gracia y la paz que solamente se multiplican en el ambiente que les es propicio, aprovechando al máximo lo que la palabra revela respecto al Padre y al Hijo, para que al conocerlos más profundamente, lleguemos a alcanzar el pleno entendimiento sobre lo que ellos son y hacen en nosotros por el Espíritu. Dentro de esa impartición se nos hace conocer la vida, esto es el género vital que corresponde a los hijos de Dios, moviéndose como seres tripartitos en la plenitud de sus funciones, integrándose al plano trascendente que obra u opera el propósito divino en una forma sobrenatural; ello hará que emerja espontáneamente un estilo de vida que nos identificará con la Deidad en visión, perspectiva y propósito; mostrando exteriormente lo que antes pareciera un imponderable típico de una religiosidad ilusa; mientras que ahora todo ello se solidifica ante nuestras miradas atónitas, surgiendo los milagros, las maravillas, las sanidades, los prodigios, que antaño se quedaran en intentos; pero que ahora se convierten en una realidad innegable mediante el divino accionar de las personas ungidas, que nos hace ver hasta qué punto las negadas realidades espirituales se tornan reales ante nuestros azorados ojos.
=== Así, lo que antes nuestras bocas negaran, nuestros oídos rechazaran, nuestros corazones desestimaran, y nuestros ojos asumieran como un engaño; tras mucho bregar contra ello; se están manifestando por su divino poder cuando nos negáramos a negar el cumplimiento de las promesas divinas de acuerdo con lo programado. Su gloria, nos habla de su esplendor, y de cómo este puede impactar a quienes lo visualizan; su excelencia, nos indica que el obrar divino no puede ser equiparado, y mucho menos superado. Las preciosas (implicando su valor excepcional y dimensional), y grandísimas promesas, afloran en nosotros como la energía seminal que nos autorizan a utilizar el nombre de Jesús, su autoridad y poder, para que sepamos que la obra divinal de nuestra redención afecta cada área de nuestro triparto ser. Allí, nada es fantástico; todo es muy real, definido y contundente, evidenciando su auténtica naturaleza como algo innegable e inalterable, participando así de la santidad divina, que nos constituye en siervos de Dios con autoridad y poder, manejando estas dotaciones según somos guiados espiritualmente. Allí también nos percatamos de que las cosas que antes prevalecieran y dominaran sobre nosotros, ya no tienen el poder de antes ¿por qué? Porque el Espíritu nos hace conscientes de quiénes somos, qué tenemos, y qué podemos hacer, percibiendo que el dominio satánico y adámico puede ser sometido, al no estar bajo la ley, sino bajo la gracia, que es el poder de Dios para salvación operando mediante la fe, creando en nosotros una nueva disposición, poniendo en nuestros corazones un anhelo grande por las cosas de Dios; poder en nuestras manos, y un glorioso cántico que fluye como un himno que nos impulsa hacia adelante.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 14/03/2018 MENSAJE # 2363
LA INFORMACIÓN APOSTÓLICA NOS UBICA EN UN CORRECTO PANORAMA ESPIRITUAL EN EL QUE DEBEMOS CREER, ASUMIR Y ANDAR, DE MODO QUE HAGAMOS LA VOLUNTAD DE DIOS CONFORME A LO ESTIPULADO POR ÉL.
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