LIMA - PERÚ JUEVES 29 DE MARZO DEL 2018 MENSAJE # 2393
ESTER 6:6-10.
"Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí? Y respondió Amán al rey: Para el varón cuya honra desea el rey, traigan el vestido real del que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza; y den el vestido y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de eé: Así se hará al varón cuya honra desea el rey. Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real; no omitas nada de lo que has dicho".
=== El autor nos ha permitido, en los capítulos anteriores, ver cómo se tejía esta historia, y aunque ya se había firmado un edicto real para la destrucción y eliminación de la casta judía en todo el reino medo-persa, inducida por el perverso y rico Amán, en el cual el rey confiaba totalmente, el Padre tenía sus planes también. Convencionalmente, el perverso hace sus planes como si Dios no existiera, descartando su intervención, sintiéndose por ello a sus anchas, y considera sus planes como algo inalterable, no temiendo verse frustrado. La monstruosidad de toneladas de plata que Amán daría por el cumplimiento de su deseo, nos hace ver el valor que le atribuía a la nación hebraica en su totalidad. El número diez mil equivale a las miríadas de los santos hijos de Dios que él preserva para sí (Jud.14); y la plata, es un símbolo escritural de la redención divina, y del pago que se hacía al comprar o rescatar personas (20 por José, treinta por Jesús) cuando estas fueron traicionadas, y otras cosas que seria ocioso citar. El perverso Amán no los compraba para esclavizarlos, sino para matarlos. En su sueño de opio, aconsejado por su mujer y sus amigos, hizo una horca de cincuenta codos (veintidós metros y medio) para que el cadáver de su odiado contendor pudiera ser visto desde lejos y por muchos, y así ingresar al banquete preparado por Ester lleno de sí mismo y de una profunda alegría.
=== Pero ya Dios había demostrado cómo hablaba con los gentiles por medio de sus sueños, conforme se ve con el faraón, el copero y el panadero, y con los reyes Asuero y Darío, privándolos del sueño, y aparejándolos para lo que habría de venir. Esa noche en vela, Asuero pidió que le trajeran las crónicas y las memorias para ser leídas en su presencia, y cuando se vio la solemne advertencia hecha por Mardoqueo sobre los siniestros planes de Bigtán y Teres para asesinar al rey, preguntó qué se había hecho a favor de Mardoqueo por su acto de fidelidad a la corona, y el rey descubrió que tenía una deuda con el judío que se sentara a las puertas reales. Y el segundo en importancia en todo el imperio, estaba allá afuera, sobándose las manos de gusto al pensar en el deceso violento e infame para el Judío Mardoqueo, el primo de la reina. Al brindársele el acceso a la presencia regia, el rey preguntó sobre los honores que mereciera la persona que él ansiaba honrar de todo corazón. El soberbio Amán, suponiendo que se trataba de él, le pidió al rey todo lo que no tenía: Su ropa, su caballo y su corona, y el anunciar públicamente ante todos los congregados en la plaza de armas de Susa, que el mayor deseo de su corazón le había sido concedido, estando a un paso de constituirse en el dueño de aquel imperio, no pudiendo ver una gloria mayor; pero Dios ya estaba guardando esa gloria para el judío Mardoqueo, a quien él deseaba ultimar esa mañana, Él pensó que valía la pena esperar hasta después de darse un baño de gloria y popularidad ante los cortesanos y ante el pueblo allí congregado, desplazando su odio racial para "más lueguito"...¡Si supieras!
=== Y la doble bofetada, de derecho y de revés, le haría saber que su suerte se había volteado, y que después de su "último banquete" con la pareja regia, toda su estirpe habría de perecer juntamente con él, como mueren los malditos de Yahweh: LOS AHORCADOS (Gá.3:13); tal como pasara con Absalón, con Ahitofel y con Judas. Y fue así, que cuando Asuero le otorgó los dos tercios de su petición: La ropa, el caballo; pero NO LA CORONA, que le ordenó que lo hiciera así con el judío Mardoqueo, surgiendo un colapso en su cerebro, en su corazón y en sus entrañas, que sólo su gran cinismo y su sangre fría pudieron llegar a controlar. Al pedir la ropa del rey, y el caballo en que él cabalgara se sintió morir de vergüenza y deshonor; y todos los que criticaran y condenaran a Mardoqueo por no arrodillarse ante el amalecita, lo vieron en ese día sirviendo de paje al insigne personaje de la descendencia de Abraham. El rubor ligero de su rostro se fue haciendo púrpura mientras desfilaba el perverso Amán llevando a su patrón del momento como lo haría un sirviente (¡Así humille Dios a nuestros enemigos delante de los ojos de todos!). Esa tarde fue su ejecución, ordenada por el rey; y donde debía pender el cadáver de un judío, colgaba un amalecita. Ya no le tocó ver cómo su casa y sus propiedades pasaron a manos de Mardoqueo, a quien el rey coronara después por el lugar de honor que le hacía ocupar su paternidad política al ser primo de la reina, haber salvado la vida del rey, y promover la dicha y bienestar de su nación en el imperio medo-persa. ¡ME ENCANTA VER AL ENEMIGO VENCIDO Y HUMILLADO PÚBLICAMENTE!
"Entró, pues, Amán, y el rey le dijo: ¿Qué se hará al hombre cuya honra desea el rey? Y dijo Amán en su corazón: ¿A quién deseará el rey honrar más que a mí? Y respondió Amán al rey: Para el varón cuya honra desea el rey, traigan el vestido real del que el rey se viste, y el caballo en que el rey cabalga, y la corona real que está puesta en su cabeza; y den el vestido y el caballo en mano de alguno de los príncipes más nobles del rey, y llévenlo en el caballo por la plaza de la ciudad, y pregonen delante de eé: Así se hará al varón cuya honra desea el rey. Entonces el rey dijo a Amán: Date prisa, toma el vestido y el caballo, como tú has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que se sienta a la puerta real; no omitas nada de lo que has dicho".
=== El autor nos ha permitido, en los capítulos anteriores, ver cómo se tejía esta historia, y aunque ya se había firmado un edicto real para la destrucción y eliminación de la casta judía en todo el reino medo-persa, inducida por el perverso y rico Amán, en el cual el rey confiaba totalmente, el Padre tenía sus planes también. Convencionalmente, el perverso hace sus planes como si Dios no existiera, descartando su intervención, sintiéndose por ello a sus anchas, y considera sus planes como algo inalterable, no temiendo verse frustrado. La monstruosidad de toneladas de plata que Amán daría por el cumplimiento de su deseo, nos hace ver el valor que le atribuía a la nación hebraica en su totalidad. El número diez mil equivale a las miríadas de los santos hijos de Dios que él preserva para sí (Jud.14); y la plata, es un símbolo escritural de la redención divina, y del pago que se hacía al comprar o rescatar personas (20 por José, treinta por Jesús) cuando estas fueron traicionadas, y otras cosas que seria ocioso citar. El perverso Amán no los compraba para esclavizarlos, sino para matarlos. En su sueño de opio, aconsejado por su mujer y sus amigos, hizo una horca de cincuenta codos (veintidós metros y medio) para que el cadáver de su odiado contendor pudiera ser visto desde lejos y por muchos, y así ingresar al banquete preparado por Ester lleno de sí mismo y de una profunda alegría.
=== Pero ya Dios había demostrado cómo hablaba con los gentiles por medio de sus sueños, conforme se ve con el faraón, el copero y el panadero, y con los reyes Asuero y Darío, privándolos del sueño, y aparejándolos para lo que habría de venir. Esa noche en vela, Asuero pidió que le trajeran las crónicas y las memorias para ser leídas en su presencia, y cuando se vio la solemne advertencia hecha por Mardoqueo sobre los siniestros planes de Bigtán y Teres para asesinar al rey, preguntó qué se había hecho a favor de Mardoqueo por su acto de fidelidad a la corona, y el rey descubrió que tenía una deuda con el judío que se sentara a las puertas reales. Y el segundo en importancia en todo el imperio, estaba allá afuera, sobándose las manos de gusto al pensar en el deceso violento e infame para el Judío Mardoqueo, el primo de la reina. Al brindársele el acceso a la presencia regia, el rey preguntó sobre los honores que mereciera la persona que él ansiaba honrar de todo corazón. El soberbio Amán, suponiendo que se trataba de él, le pidió al rey todo lo que no tenía: Su ropa, su caballo y su corona, y el anunciar públicamente ante todos los congregados en la plaza de armas de Susa, que el mayor deseo de su corazón le había sido concedido, estando a un paso de constituirse en el dueño de aquel imperio, no pudiendo ver una gloria mayor; pero Dios ya estaba guardando esa gloria para el judío Mardoqueo, a quien él deseaba ultimar esa mañana, Él pensó que valía la pena esperar hasta después de darse un baño de gloria y popularidad ante los cortesanos y ante el pueblo allí congregado, desplazando su odio racial para "más lueguito"...¡Si supieras!
=== Y la doble bofetada, de derecho y de revés, le haría saber que su suerte se había volteado, y que después de su "último banquete" con la pareja regia, toda su estirpe habría de perecer juntamente con él, como mueren los malditos de Yahweh: LOS AHORCADOS (Gá.3:13); tal como pasara con Absalón, con Ahitofel y con Judas. Y fue así, que cuando Asuero le otorgó los dos tercios de su petición: La ropa, el caballo; pero NO LA CORONA, que le ordenó que lo hiciera así con el judío Mardoqueo, surgiendo un colapso en su cerebro, en su corazón y en sus entrañas, que sólo su gran cinismo y su sangre fría pudieron llegar a controlar. Al pedir la ropa del rey, y el caballo en que él cabalgara se sintió morir de vergüenza y deshonor; y todos los que criticaran y condenaran a Mardoqueo por no arrodillarse ante el amalecita, lo vieron en ese día sirviendo de paje al insigne personaje de la descendencia de Abraham. El rubor ligero de su rostro se fue haciendo púrpura mientras desfilaba el perverso Amán llevando a su patrón del momento como lo haría un sirviente (¡Así humille Dios a nuestros enemigos delante de los ojos de todos!). Esa tarde fue su ejecución, ordenada por el rey; y donde debía pender el cadáver de un judío, colgaba un amalecita. Ya no le tocó ver cómo su casa y sus propiedades pasaron a manos de Mardoqueo, a quien el rey coronara después por el lugar de honor que le hacía ocupar su paternidad política al ser primo de la reina, haber salvado la vida del rey, y promover la dicha y bienestar de su nación en el imperio medo-persa. ¡ME ENCANTA VER AL ENEMIGO VENCIDO Y HUMILLADO PÚBLICAMENTE!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 29/03/2018 MENSAJE # 2393
LA FORMA DE OBRAR DE NUESTRO SEÑOR Y DIOS PUEDE SER SIMPLE Y LLANA, O MUY PECULIAR Y COMPLICADA. DEJA QUE ELLA SE MUESTRE A CABALIDAD, PARA NO CAER EN EL ERROR O EN OPINIONES QUE OSCUREZCAN EL SIGNIFICADO Y LA INTENCIÓN DE LA DEIDAD
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