viernes, 23 de marzo de 2018

SERÁ POSITIVO QUE HAGAMOS UN CUIDADOSO ANÁLISIS DE TODO LO QUE SALOMÓN REFIERE AQUÍ, DE MODO QUE REFLEXIONEMOS ACERCA DE NUESTRA FORMA DE SER, Y NUESTRA REACCIÓN CUANDO SOMOS CONMINADOS AL ARREPENTIMIENTO.

LIMA - PERÚ      VIERNES 23 DE MARZO DEL 2018      MENSAJE # 2381

SEGUNDA DE CRÓNICAS 6:36-40.

"Si pecaren contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos a tierras de enemigos, lejos o cerca, y ellos volvieren en sí en la tierra donde fueren llevados cautivos, si se convirtieren, y oraren a ti en la tierra de su cautividad, y dijeren: Pecamos, hemos hecho inicuamente, impíamente hemos hecho; si se convirtieren a ti de todo su corazón y de toda su alma en la tierra de su cautividad, donde los hubieren llevado cautivos, y si oraren hacia la tierra que tú diste a sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste, y hacia la casa que he edificado a tu nombre; tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada, su oración y su ruego, y ampararás su causa, y perdonarás a tu pueblo que pecó contra ti. Ahora, pues, oh Dios mío te ruego que estén abiertos tus ojos y atentos tus oídos a la oración en este lugar".

=== La dedicación del templo es un capítulo bastante extenso, pero mi interés básico es referirme al punto de contacto que había de establecerse, ya que la petición era que en tal lugar estuviera el nombre del Dios vivo, haciendo notoria su presencia, y estableciendo que el mismo poseería ciertos cánones que el rey Salomón propusiera a la Deidad, de manera que la comunión con el Padre fuera algo constante, y que si la misma se interrumpía por motivos disímiles podía restaurarse a través del arrepentimiento, confesando sus errores, y rogando al Padre por la restauración de la comunión célico-pedestre que exige la obediencia a los cánones divinos. El pecado no es una ligereza, sino una falla garrafal que nos aleja del Dios vivo, una falta trágica que nos separa de Dios, de su voluntad y de su propósito, extrañándonos de su presencia por un acto de rebeldía al orden divinal en el que fuimos conminados a caminar. El temor de Dios no es el miedo hacia él, sino el hecho de que él ya no nos acompañe, recordemos lo que Yahweh le dijo a Moisés: "... Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿Y en qué conoceré aquí que he hallado gracia en tus ojos, yo y tu pueblo, SINO EN QUE TÚ ANDES CON NOSOTROS, y que yo y tu pueblo seamos apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?" (Éx.33:14-16). La realidad templaria tiene como su premisa básica la comunión entre la Deidad y su pueblo. La pauta básica para un creyente verdadero es el mantenerse en comunión durante todo el trámite de su peregrinación a la gloria.

=== Nótese la referencia en lo concerniente al pecado como una odiosa constante en el plano de la naturaleza adámica; no viéndolo como una cosa venial, sino como aquello que causa la ira divina; clasificándola aquí como un gran enojo que los llevaría hasta el cautiverio, el último de los castigos, arrancándolos de la tierra de promisión (Dt.28:63-68). Tal desolación los llevaría a volverse a la realidad de su relación bicampamentaria (cielo-tierra), no sólo para dolerse de su condición ante Dios (el remordimiento, porque te agarraran con las manos en la masa), sino para CONVERTIRSE, esto es el salir de tu antigua naturaleza, y entender que eres una nueva creación que ya no debe regocijarse con los excesos de la carne, o con prestarse a la maldad como si no conocieras a Dios. Sólo la conversión nos trae a la etapa del arrepentimiento que busca nuevamente a Dios a través de la súplica en el trance de tu cautiverio, y observa la expresión que usa Salomón: "Y dijesen: 
(1) PECAMOS. Esta es la exhalación de un individuo o un pueblo que se sabe culpable ante Dios, y que no disimula su estado de separación y de rechazo por parte de un Dios Santo, al cual se ha ofendido gravemente.
(2) HEMOS HECHO INICUAMENTE. La iniquidad marca lo repetitivo de la maldad, y el no haber abandonado las prácticas perversas que ya no debieran ser parte de nuestro bagaje moral o religioso.
(3) IMPÍAMENTE HEMOS HECHO. Esto es el desconocerse plenamente dada su terrible condición. No estamos hablando de creyentes que fallan; sino de gente que no conoce a Dios por sus principios y prácticas, siendo profanos e irreverentes, sintiendo que no merecen alcanzar el perdón, aunque lo soliciten en medio de grandes incertidumbres, desconociendo los beneficios de la gracia.

=== Estas tres etapas indican el desmoronamiento del orgullo y la soberbia que los atara a la maldad del pecado como un hecho repetitivo, habiendo perdido la sensibilidad, y ganado en el cinismo abierto de quien se mueve en el principio de rebelión, y parece gozarse en ello o disfrutarlo en una extrema ofensa al Padre, mientras se medita en el mismo chiquero en el que el "hijo pródigo" (derrochador, mejor), comenzara a VOLVER EN SÍ. A esto llama Salomón el "CONVERTIRSE DE TODO SU CORAZÓN Y DE TODA SU ALMA", dentro del territorio de tu cautividad, mas dirigiendo tu mirada hacia tu tierra, tu casa, tu hogar, donde está esa casa de oración que fuera preparada para volver arrepentidos a Dios, rogándole por su perdón, por su recobro y su readmisión, en aquel lugar donde mora el NOMBRE DEL PADRE, que no deja de esperarnos mirándonos desde la torre del vigía, esperando nuestra vuelta desde el día en que partimos infaustamente del seno de nuestro hogar que componía nuestra IDENTIDAD CON NUESTRO PADRE CELESTIAL. La oración de Salomón, a renglón seguido, se convierte en una puerta de esperanza para todos los que estamos lejos. ¡Vamos, Dios aguarda por nosotros!

EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA          23/03/2018       MENSAJE # 2381.

1 comentario:

  1. NUESTRA VIDA ESPIRITUAL ESTÁ REGIDA POR PRINCIPIOS QUE DEBEN SER PRIORIDADES EN TODA NUESTRA MANERA DE VIVIR, HACIENDO DE NOSOTROS GENTE QUE LE AGRADE AL DIOS Y PADRE DE LOS ESPÍRITUS.

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