LIMA - PERÚ MARTES 06 DE MARZO DEL 2018 MENSAJE # 2347
FILEMÓN 8-12.
"Por lo tanto, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, mas bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo. te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo".
=== La salutación paulina había comprendido a toda la familia de Filemón, así como el recordar a Filemón y su casa, donde se reunía la iglesia allá en Colosas, siendo esta la locación en la que todos fluían para la gloria de Dios. La participación familiar era un ejemplo para todos los que, teniendo un núcleo familiar, veían participar a cada integrante de la misma como parte de una grey que fuera expuesta como una gema de la cual Pablo se sentía orgulloso. Pero todo este cuadro maravilloso se resquebrajó por la mala actitud y la deserción de uno de los esclavos de Filemón, que por los azares de la vida llegó a caer en la misma prisión en la que Pablo purgara una condena injusta por causa de su fe en el Señor. Y aquel esclavo fugado y buscado por la ley se encontró con el apóstol de los gentiles, y colega itinerante de Filemón quien recibiera el testimonio de Onésimo, su huida, convirtiéndose en un fugitivo de la justicia romana, quien buscara alguien que lo oyera sin interrupciones, le tuviera paciencia, y le diera un valioso consejo inherente a su crisis. Y Pablo fue paciente, oyéndole largamente, discerniendo su crisis particular, y trayéndolo a la realidad de su falta en el fuero legal, y también su crisis espiritual, derrumbando todas sus excusas, y poniéndolo en el llano delante de Dios, habiendo de reconocer sus faltas, y arrepintiéndose de las mismas, para recibir el divino perdón, y buscar la posibilidad de su restauración como ser humano, y como siervo de Dios; dos roles que no son vistos por la carne prejuiciada con sus lineales pareceres de eros y thanatos no habiendo términos medios más allá de este escueto pensar.
=== La gracia divina nos saca del plano natural, en que la naturaleza bipartita (caída, con las funciones animicas y las biológicas como su total realidad), no hallan otra solución que la condenación, el castigo y la muerte como temas de autosatisfacción, y no necesariamente de solución, no siendo esto último lo que se busca, sino una fatal reivindicación que mayormente se tradujera en venganza. Así, un muy conciliador Pablo, tuvo que dirigirse al amo deshonrado y despojado, solicitando su favor, y poniéndose en las sandalias de Onésimo, y en las de Filemón también, hubo de ocupar ambos lugares, cada uno a su sazón; entendiendo la ira de Filemón como patrón defraudado; y los reclamos enrevesados de Onésimo, tratando de justificar sus actitudes, las cuales estaban reñidas con su accionar de faltas continuas y de ilícitas apropiaciones. Estos ánimos colosales estaban buscando satisfacción; el uno con ira vindicativa, el otro con temor al castigo y a la muerte en última isntancia. Veamos a Pablo "Filemonearse", y "Onesimarse"; es decir, asumir el rol de Filemón con su justo reclamo dada su condición de patrón hurtado y decepcionado, que reclama lo que por derecho le corresponde, y a quien Pablo se acerca humildemente, vestido de culpa y vergüenza asumiendo el rol de Onésimo, haciendo su rogativa después de argüir el plano de su autoridad espiritual, la misma que subordina luego para hacer una súplica o rogativa a Filemón, dada su condición, haciéndole saber a éste que Onésimo ya era tan hijo de Dios como él, y que su línea conductual para con él habría de sufrir una variable en la forma de hacer juicio: 'Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones'. Pablo no está "pateando el tablero"; sino cambiando el panorama para juzgar por parte del que estaba vestido de toga y de peluca con birrete...Esto lo cambiaba todo.
=== Las prisiones de Pablo no habían cambiado su amistad, fraternidad y filiación; pero ahora entraba en escena aquel esclavo que hace tiempo Filemón buscara, y contra el cual había una denuncia; sí, aquel que en otro tiempo fuera inútil (posiblemente por su renuencia y rebeldía), pero que ahora podía constituirse por la obra de Dios en alguien útil en calidad de nueva criatura, pasando a ser una ventaja para la obra, y un ejemplo para otros esclavos rebeldes que podían procurar su liberación por otros medios; ¡leyes habían! Y aquí llegamos al meollo del asunto: "El cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo". El reenvío hecho por manos de Pablo, equivalía a una manumisión para Filemón, quien no dudara de la promesa apostólica, esperando hallar misericordia y perdón por parte de Filemón, recibiéndole tan obsequiosamente como si estuviera recibiendo al apóstol Pablo y su equipo ministerial. ¡Pablo, que difícil me la pones! Y podemos ver la confianza paulina en la naturaleza fraterna del amor en Filemón cuando arguye: "Te he escrito confiando en tu obediendia, SABIENDO QUE HARÁS AUN MÁS DE LO QUE TE DIGO" (Flm.21). La grandeza de alma, la disposición de corazones, y los hechos que lo corroboraran, son una lección para nosotros en el área de la fraternidad y la hospitalidad.
"Por lo tanto, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, mas bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo. te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo".
=== La salutación paulina había comprendido a toda la familia de Filemón, así como el recordar a Filemón y su casa, donde se reunía la iglesia allá en Colosas, siendo esta la locación en la que todos fluían para la gloria de Dios. La participación familiar era un ejemplo para todos los que, teniendo un núcleo familiar, veían participar a cada integrante de la misma como parte de una grey que fuera expuesta como una gema de la cual Pablo se sentía orgulloso. Pero todo este cuadro maravilloso se resquebrajó por la mala actitud y la deserción de uno de los esclavos de Filemón, que por los azares de la vida llegó a caer en la misma prisión en la que Pablo purgara una condena injusta por causa de su fe en el Señor. Y aquel esclavo fugado y buscado por la ley se encontró con el apóstol de los gentiles, y colega itinerante de Filemón quien recibiera el testimonio de Onésimo, su huida, convirtiéndose en un fugitivo de la justicia romana, quien buscara alguien que lo oyera sin interrupciones, le tuviera paciencia, y le diera un valioso consejo inherente a su crisis. Y Pablo fue paciente, oyéndole largamente, discerniendo su crisis particular, y trayéndolo a la realidad de su falta en el fuero legal, y también su crisis espiritual, derrumbando todas sus excusas, y poniéndolo en el llano delante de Dios, habiendo de reconocer sus faltas, y arrepintiéndose de las mismas, para recibir el divino perdón, y buscar la posibilidad de su restauración como ser humano, y como siervo de Dios; dos roles que no son vistos por la carne prejuiciada con sus lineales pareceres de eros y thanatos no habiendo términos medios más allá de este escueto pensar.
=== La gracia divina nos saca del plano natural, en que la naturaleza bipartita (caída, con las funciones animicas y las biológicas como su total realidad), no hallan otra solución que la condenación, el castigo y la muerte como temas de autosatisfacción, y no necesariamente de solución, no siendo esto último lo que se busca, sino una fatal reivindicación que mayormente se tradujera en venganza. Así, un muy conciliador Pablo, tuvo que dirigirse al amo deshonrado y despojado, solicitando su favor, y poniéndose en las sandalias de Onésimo, y en las de Filemón también, hubo de ocupar ambos lugares, cada uno a su sazón; entendiendo la ira de Filemón como patrón defraudado; y los reclamos enrevesados de Onésimo, tratando de justificar sus actitudes, las cuales estaban reñidas con su accionar de faltas continuas y de ilícitas apropiaciones. Estos ánimos colosales estaban buscando satisfacción; el uno con ira vindicativa, el otro con temor al castigo y a la muerte en última isntancia. Veamos a Pablo "Filemonearse", y "Onesimarse"; es decir, asumir el rol de Filemón con su justo reclamo dada su condición de patrón hurtado y decepcionado, que reclama lo que por derecho le corresponde, y a quien Pablo se acerca humildemente, vestido de culpa y vergüenza asumiendo el rol de Onésimo, haciendo su rogativa después de argüir el plano de su autoridad espiritual, la misma que subordina luego para hacer una súplica o rogativa a Filemón, dada su condición, haciéndole saber a éste que Onésimo ya era tan hijo de Dios como él, y que su línea conductual para con él habría de sufrir una variable en la forma de hacer juicio: 'Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones'. Pablo no está "pateando el tablero"; sino cambiando el panorama para juzgar por parte del que estaba vestido de toga y de peluca con birrete...Esto lo cambiaba todo.
=== Las prisiones de Pablo no habían cambiado su amistad, fraternidad y filiación; pero ahora entraba en escena aquel esclavo que hace tiempo Filemón buscara, y contra el cual había una denuncia; sí, aquel que en otro tiempo fuera inútil (posiblemente por su renuencia y rebeldía), pero que ahora podía constituirse por la obra de Dios en alguien útil en calidad de nueva criatura, pasando a ser una ventaja para la obra, y un ejemplo para otros esclavos rebeldes que podían procurar su liberación por otros medios; ¡leyes habían! Y aquí llegamos al meollo del asunto: "El cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo". El reenvío hecho por manos de Pablo, equivalía a una manumisión para Filemón, quien no dudara de la promesa apostólica, esperando hallar misericordia y perdón por parte de Filemón, recibiéndole tan obsequiosamente como si estuviera recibiendo al apóstol Pablo y su equipo ministerial. ¡Pablo, que difícil me la pones! Y podemos ver la confianza paulina en la naturaleza fraterna del amor en Filemón cuando arguye: "Te he escrito confiando en tu obediendia, SABIENDO QUE HARÁS AUN MÁS DE LO QUE TE DIGO" (Flm.21). La grandeza de alma, la disposición de corazones, y los hechos que lo corroboraran, son una lección para nosotros en el área de la fraternidad y la hospitalidad.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 06/03/2018 MENSAJE # 2347.
EL MINISTERIO ITINERANTE (EN ESPECIAL) VA A TENER QUE HACERSE CARGO DE CIERTAS CRISIS UE LOS MINISTROS LOCALES NO QUISIÉRAMOS AFRONTAR, Y ELLOS HAN DE MOSTRAR EL TINO Y EL TACTO PARA HACER QUE TODO VUELVA A LA NORMALIDAD SIN AFECTAR O TORCER EL FIEL DE LA BALANZA.
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