sábado, 24 de marzo de 2018

LAS COSAS QUE DIOS LE MUESTRA AL APÓSTOL JUAN (Y A NOSOTROS POR SU EXTENSIÓN), DEBEN SER APRECIADAS EN SU EXACTA DIMENSIÓN. MUY ATENTOS A LA REVELACIÓN DIVINA.

LIMA - PERÚ     SÁBADO 24 DE MARZO DEL 2018       MENSAJE # 2383

APOCALIPSIS 5:1-5.

"Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus siete sellos? Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. Y uno de los ancianos me dijo: No llores, he aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos".

=== Desde el capítulo anterior, Juan se encuentra en el Espíritu, en el plano celestial donde se ubica el trono de Dios, y todo y todos los que lo rodean en el rol protagónico de lo que ha de ser. El que se sienta en el trono tiene ciertas características (jaspe y cornalina, blanco y rojo respectivamente), apuntando a la pureza creacional y al panorama redentivo, y un arco iris completo como un anillo que señala un compromiso, como el pacto de la circuncisión que Dios hiciera con Abraham, y que brillara más con el color de la verde esmeralda, señalando la vida y la esperanza. Los veinticuatro tronos con veinticuatro ancianos ocupándolos (como las costillas alrededor del corazón y de los pulmones que protegen los mismos, y que dan testimonio del fluir espiritual redentivo por el sentir y el fluir de la sangre en el corazón; y por el panorama aéreo que nos hace respirar el ambiente divino en el que se movieran la pareja edénica y Dios mismo allá en el Huerto del Edén, señalándonos el intento divino desde el principio, así como el testimonio filial por los doce hijos de Jacob, y por el apostólico fluir neotestamentario, quienes serán hallados como las puertas de acceso a la Santa Ciudad, y como los cimientos de la misma), siendo sus albas vestiduras testimonio de la santidad de ser y de hacer en que habían de moverse los herederos. Las orgánicas emisiones que del trono brotaran, nos recuerdan el valor trifásico de la profecía: Relámpagos, truenos y voces; luces, estruendos y mensajes; revelación, impartimiento e instrucción; edificación, exhortación y consolación; y delante de todo ello, los siete espíritus de Dios, que nos hablan de la completa revelación que el Espíritu Santo nos imparte para alcanzar la santidad que nos hará herederos. A lo que le sigue el mar de vidrio, y la presencia de los cuatro seres vivientes que nos repite el superlativo hebreo: Santo, santo, santo; no porque Dios sea tres veces santo, sino porque esa es la forma en que el lenguaje hebraico nos hace entender al Padre como Santísimo, invitándonos a reverenciarlo en ese mismo sentido, convergiendo todo en una sublime adoración al estilo celeste que debemos aprender para ser aceptos en el Amado mediante nuestra consciente adoración al Dios vivo.

=== El enfoque ahora es al que está sentado en el trono, y a lo que tiene en su mano derecha, lo cual era imprescindible para que la historia humana continuara bajo los términos redentivos que harían factible el cumplimiento del propósito divino SEGÚN SU VOLUNTAD. Cuando los gobernantes escribían su testamento, solían usar los opistógrafos (rollo escrito por delante y por detrás, de modo que nada más pudiera ser añadido a su expresa voluntad, teniendo siete sellos en un sentido de cabalidad  de valor absoluto e inalterable). Los césares solían usarlo, y es por eso que el Señor ilustra la realidad histórico-profética en el mismo sentido. La cresta divisoria de la historia nos hace ver la importancia del sacrificio vicario en la cruz del Calvario, y será por eso que el Cordero de Dios se presentará como inmolado para hacer uso del derecho que le asiste para hacer lo que nadie más podría, llevando todo a la excelsitud, sin exagerarla u oscurecerla. La Tora no sería ampliada; sino explicada, aplicada, y cumplida en sus valores proféticos, traduciéndose en herencia lo que antes fueran preciosas y grandísimas promesas, porque fue la voluntad de Dios que así fuera. El pregón angelical hace patente el panorama de la dignidad, porque Dios no dispensa honores o galardones a quien no los merece; sino a aquellos que han alcanzado la victoria y el triunfo; y es por eso que Juan entrará en un estado agónico de tristeza y desolación, llorando sin remedio ante la desgracia de ver que ningún ser humano, ni las criaturas celestes creadas por el Padre, en ninguna de las esferas, se atrevía a acercarse al trono para poder revelar el testimonio sobre lo que habría de ser.


 === Y es aquí donde uno de los ancianos que se hallara presente, se llega hasta donde Juan está para consolarlo y decirle que dejara de llorar, haciendo notoria ante él la realidad de que había alguien allí: EL LEÓN DE LA TRIBU DE JUDÁ, que alcanzara la victoria sobre el poder del enemigo, y que podía esgrimir la dignidad de tomar el rollo, y revelar lo que el Padre tenía para la humanidad, no ocultando nada de lo que todo ello incluyera, sello tras sello, hasta que todo se hubiera completado, mostrándonos el Alfa y la Omega, y con ello, llenándonos de esperanza sobre nuestra dicha con él.


EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA        24/03/2018      MENSAJE # 2383.

1 comentario:

  1. LA DIVINA INSTRUCCIÓN PARA LOS HIJOS DE DIOS DEBE HACERLES CONOCER SUS ORÍGENES, SU PARTICIPACIÓN EN EL CONTEXTO DE LA VOLUNTAD DE YAHWEH, SU VIDA EN CRISTO, Y SU PRESENCIA COMO ALGO REAL QUE NOS LLEVA A ESTAR ATENTOS PERMANENTEMENTE SOBRE LO QUE SERÁ.

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