LIMA - PERÚ JUEVES 15 DE MARZO DEL 2018 MENSAJE # 2365
SEGUNDA DE SAMUEL 21:15-17.
"Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos, y David se cansó. E Isbi benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel".
=== La raza filistea era muy belicosa, y odiaban a Israel con todas sus fuerzas, y aprovechaban cada ocasión para invadir el territorio judío y pelear con ellos. ¿Afán expansionista? ¿Odio ancestral por la raza hebrea? ¿Haraganería para comerse la producción de otros? ¿Simple pasatiempo? ¿O era su increíble soberbia para evidenciar su poderío guerrero y la presencia de sus gigantes como sus máximos paladines? Como quiera que fuera, este pueblo belicoso no dejaba de invadir a Israel y a otras naciones, echando tras sus espaldas la victoria de David contra Goliat, y su profunda vergüenza al verse masacrados por sus perseguidores judíos, conservando para con Israel un rencor que nada ni nadie supo apagar. Aquel jovenzuelo de diecisiete abriles que venciera al gigante filisteo en Ela, es ahora un hombre entrado en años que no está midiendo prudentemente que sus fuerzas para batallar no son las mismas de hace tres o cuatro décadas; y que los cuarteles de invierno le estaban mandando señales audibles y sensibles que él desoía y desestimaba; asumiéndose una especie de moderno Caleb para su época (Jos.14:10-12). Aquellos que ya tenemos llenos los bolsillos de guerras ganadas, debemos saber abandonar aquellas duras y penosas tareas que corresponden a los que ahora nos han llegado a reemplazar, entendiendo que somos más valiosos como estrategas, y como un precioso elemento que es usado como una insignia y un estandarte que hace notoria una gloria que todos los componentes del nuevo ejército respetan y asumen como un arma que intimida y sobrecoge al enemigo, sabiendo que los conductores pueden estar delante de sus tropas, o en la retaguardia, sin que ello merme la disposición de sus soldados o guerreros, sintiéndose motivados a vencer porque son descendientes de un vencedor sin igual, quien es su orgullo y la lámpara que los alumbra como gente que sabe luchar y que nunca se rinde.
=== El colapso de David en el trámite de la batalla fue para él algo inesperado, y de no tener consigo a su guardia y protección personal, aquel gigantesco filisteo se hubiera arrogado el derecho de decir que había vencido al singularísimo rey de Israel. Una lanza de treinta kilogramos no la carga cualquiera, y el daño que hubiera podido causar en el pecho del pelirrojo israelita hubiera sido demasiado para cualquier memoria. De allí que la intervención de Abisai tuviera como legado la mayor admiración por parte de sus compañeros de milicia. Aquel círculo que se forjara alrededor del agotado rey, no lo pensaron dos veces, y llevaron a David a buen recaudo, rogándole que no interviniera directamente en la batalla nunca más, porque él era la estrella y la lámpara que iluminaban al pueblo hebreo, siendo él, con vida, su mayor blasón. Los cánticos de victoria que alegres cantaran al volver de las batallas, tenían el rostro y el nombre de David como su más glorioso galardón, bastando el hecho de que él era el ungido de Yahweh, y el hombre escogido por la Deidad para ser su brazo justiciero extendido, dándole la victoria por dondequiera que fuera. Así, pues, la preocupación de sus comandantes, era que David estuviera debidamente custodiado, haciendo que la espada que él le quitara a Goliat tomara el descanso correspondiente, pasando a ser recordada como la Excalibur de un rey real. y no la de un Arturo mítico. A mis amados consiervos, Dios no nos está mandando al asilo, o a ser un observador de las batallas que acontecen debajo de nuestro cómodo mirador; sino a ser la mente detrás de todo lo que realizan las huestes israelitas, siguiendo las órdenes y la visión guerrera de quien conoce lo necesario para ganar esta y muchas otras guerras.
"Volvieron los filisteos a hacer la guerra a Israel, y descendió David y sus siervos con él, y pelearon con los filisteos, y David se cansó. E Isbi benob, uno de los descendientes de los gigantes, cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y quien estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; mas Abisai hijo de Sarvia llegó en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más de aquí en adelante saldrás con nosotros a la batalla, no sea que apagues la lámpara de Israel".
=== La raza filistea era muy belicosa, y odiaban a Israel con todas sus fuerzas, y aprovechaban cada ocasión para invadir el territorio judío y pelear con ellos. ¿Afán expansionista? ¿Odio ancestral por la raza hebrea? ¿Haraganería para comerse la producción de otros? ¿Simple pasatiempo? ¿O era su increíble soberbia para evidenciar su poderío guerrero y la presencia de sus gigantes como sus máximos paladines? Como quiera que fuera, este pueblo belicoso no dejaba de invadir a Israel y a otras naciones, echando tras sus espaldas la victoria de David contra Goliat, y su profunda vergüenza al verse masacrados por sus perseguidores judíos, conservando para con Israel un rencor que nada ni nadie supo apagar. Aquel jovenzuelo de diecisiete abriles que venciera al gigante filisteo en Ela, es ahora un hombre entrado en años que no está midiendo prudentemente que sus fuerzas para batallar no son las mismas de hace tres o cuatro décadas; y que los cuarteles de invierno le estaban mandando señales audibles y sensibles que él desoía y desestimaba; asumiéndose una especie de moderno Caleb para su época (Jos.14:10-12). Aquellos que ya tenemos llenos los bolsillos de guerras ganadas, debemos saber abandonar aquellas duras y penosas tareas que corresponden a los que ahora nos han llegado a reemplazar, entendiendo que somos más valiosos como estrategas, y como un precioso elemento que es usado como una insignia y un estandarte que hace notoria una gloria que todos los componentes del nuevo ejército respetan y asumen como un arma que intimida y sobrecoge al enemigo, sabiendo que los conductores pueden estar delante de sus tropas, o en la retaguardia, sin que ello merme la disposición de sus soldados o guerreros, sintiéndose motivados a vencer porque son descendientes de un vencedor sin igual, quien es su orgullo y la lámpara que los alumbra como gente que sabe luchar y que nunca se rinde.
=== El colapso de David en el trámite de la batalla fue para él algo inesperado, y de no tener consigo a su guardia y protección personal, aquel gigantesco filisteo se hubiera arrogado el derecho de decir que había vencido al singularísimo rey de Israel. Una lanza de treinta kilogramos no la carga cualquiera, y el daño que hubiera podido causar en el pecho del pelirrojo israelita hubiera sido demasiado para cualquier memoria. De allí que la intervención de Abisai tuviera como legado la mayor admiración por parte de sus compañeros de milicia. Aquel círculo que se forjara alrededor del agotado rey, no lo pensaron dos veces, y llevaron a David a buen recaudo, rogándole que no interviniera directamente en la batalla nunca más, porque él era la estrella y la lámpara que iluminaban al pueblo hebreo, siendo él, con vida, su mayor blasón. Los cánticos de victoria que alegres cantaran al volver de las batallas, tenían el rostro y el nombre de David como su más glorioso galardón, bastando el hecho de que él era el ungido de Yahweh, y el hombre escogido por la Deidad para ser su brazo justiciero extendido, dándole la victoria por dondequiera que fuera. Así, pues, la preocupación de sus comandantes, era que David estuviera debidamente custodiado, haciendo que la espada que él le quitara a Goliat tomara el descanso correspondiente, pasando a ser recordada como la Excalibur de un rey real. y no la de un Arturo mítico. A mis amados consiervos, Dios no nos está mandando al asilo, o a ser un observador de las batallas que acontecen debajo de nuestro cómodo mirador; sino a ser la mente detrás de todo lo que realizan las huestes israelitas, siguiendo las órdenes y la visión guerrera de quien conoce lo necesario para ganar esta y muchas otras guerras.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 15/03/2018 MENSAJE #2365.
CUANDO NUESTRA LABOR SE HAYA CUMPLIDO, Y NUESTRA PRESENCIA SEA LA DE UN MAESTRO O MENTOR DEL DISCIPULADO, NO TE SIENTAS MAL. ESE ES UN HONOR QUE DIOS HA GUARDADO PARA LOS FIELES EN SU EJÉRCITO, PONIENDO ESTRELLAS EN SUS GALONERAS. ASÚMELO COMO LO QUE ES: UN ASCENSO O PROMOCIÓN.
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