LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 16 DE ABRIL DEL 2018 MENSAJE # 2489
ÉXODO 7:14-18, 19b.
"Entonces Yahweh dijo a Moisés: El corazón de Faraón está endurecido, y no quiere dejar ir al pueblo. Ve por la mañana a Faraón, he aquí que él sale al río; y tú ponte a la ribera delante de él, y toma en tu mano la vara que se convirtió en culebra, y dile: Yahweh el Dios de los hebreos me ha enviado a ti, diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el desierto; y he aquí hasta ahora no has querido oír. Así ha dicho Yahweh: En esto conocerás que yo soy Yahweh: he aquí yo golpearé con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se convertirá en sangre. Y los peces que hay en el río morirán, y hederá el río, y los egipcios tendrán asco de beber las aguas del río... Y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra".
=== En la confrontación que hubo entre Moisés y Aarón, y los hechiceros egipcios, el Padre se movió en actos relativamente sencillos que pudieran ser emulados por los magos del Faraón, mas desde la primera ocasión el Señor nos permite ver cómo el reino demoníaco puede confrontar los poderes superiores de la Deidad; pero no puede anularlos ni cambiarlos, ni vencerlos. Con la vara que se convirtió en culebra, dice el autor que los magos hicieron lo mismo, pero la culebra que se forjara por el poder divino devoró a las de sus opositores, mostrando de esa manera que el poder divino era mucho mayor, y suprimía toda autoridad o fuerza que se opusiera a él y a su propósito ¿Recordamos la mención que Cristo hiciera cuando refirió que el hombre fuerte (Satán), habría de ser humillado y vencido por el Hombre más fuerte (Jesús, el Verbo divino, Rey de reyes y Señor de señores)? Las serpientes y las culebras eran figuras con las que el pueblo egipcio en general estaba muy familiarizado, siendo para ellos muy emocionante ese duelo en el que Egipto quedara avergonzado. El Faraón representaba la autoridad; pero sus hechiceros eran los que representaban el poder; ambos fueron derrotados en esta ordalía. Frente a aquel bochorno, respondió con altanería y grosería; pero el Faraón sintió que la noche se le venía.
=== El Nilo era considerado un dios egipcio, siendo la fuente que los sustentara. alimentara y bendijera; y el Señor decidió corromperlo, convirtiendo sus aguas en sangre, destruyendo su riqueza ictiológica, y haciéndolo imbebible. De él comenzó a salir una pestilencia que hería aun el olfato menos sensible, y el vanidoso pueblo egipcio sintió asco de sus 'divinas aguas', alejando a los diarios usuarios, y llevándolos al extremo de tener que cavar pozos a trabajos forzados para no morir de sed ante semejante espectáculo. El par de imberbes: Janes y Jambres, también hicieron convertir el agua en sangre; PERO NO PUDIERON EVITAR QUE LA DIVINA MALDICIÓN SOBRE EL NILO SE REDUJERA O DESAPARECIERA, arguyendo el Señor con ello, una vez más, que el diablo no puede revocar la divina ordenación. ¿Para qué quería el Faraón más sangre en aquel lugar? Probablemente fue una débil réplica de los ya 'desvarados' brujildos de medio pelo, queriendo decirle que ellos también podían hacer ese 'truco mágico'; pero no podían cambiar la autoridad y el poder del mandato divinal. ¡A beber sangre Dráculas egipcios, y a decir que es vino de buena calidad!
=== Para que no se pensara que el poder divino estaba reducido a una dimensión minúscula y limitada, el Señor hizo aparecer sangre en los vasos de beber, y en otros utensilios. Me parece ver a Aarón moviendo su vara en giros concéntricos para hacer que todo alrededor hediera, y donde hubiera algún recurso hídrico, la viscosa sangre hiciera su aparición. Egipto jamás había visto una cosa como esa, asombrando a todos los habitantes, quienes tuvieron que soportar durante una semana ese hedor que llegó a convertirse en algo familiar para los egipcios que iban viendo que sus dioses no valían un centavo partido por la mitad. La sangre en el Propiciatorio es la respuesta al problema del pecado, implicando que la justicia divina ha sido satisfecha, y que Dios le otorga el perdón y la redención al pecador arrepentido. Pero la sangre en el río Nilo evidenciaba la culpa del Faraón, y su torpe obstinación al mandamiento divino que una y otra vez le fuera recordado: "DEJA IR A MI PUEBLO PARA QUE ME SIRVA". Y eso es lo que hay que recordarle al enemigo de nuestras almas para que nuestra comunión con el Padre sea perfecta. ¡El Padre tiene una forma de ser que me encanta!
"Entonces Yahweh dijo a Moisés: El corazón de Faraón está endurecido, y no quiere dejar ir al pueblo. Ve por la mañana a Faraón, he aquí que él sale al río; y tú ponte a la ribera delante de él, y toma en tu mano la vara que se convirtió en culebra, y dile: Yahweh el Dios de los hebreos me ha enviado a ti, diciendo: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva en el desierto; y he aquí hasta ahora no has querido oír. Así ha dicho Yahweh: En esto conocerás que yo soy Yahweh: he aquí yo golpearé con la vara que tengo en mi mano el agua que está en el río, y se convertirá en sangre. Y los peces que hay en el río morirán, y hederá el río, y los egipcios tendrán asco de beber las aguas del río... Y haya sangre por toda la región de Egipto, así en los vasos de madera como en los de piedra".
=== En la confrontación que hubo entre Moisés y Aarón, y los hechiceros egipcios, el Padre se movió en actos relativamente sencillos que pudieran ser emulados por los magos del Faraón, mas desde la primera ocasión el Señor nos permite ver cómo el reino demoníaco puede confrontar los poderes superiores de la Deidad; pero no puede anularlos ni cambiarlos, ni vencerlos. Con la vara que se convirtió en culebra, dice el autor que los magos hicieron lo mismo, pero la culebra que se forjara por el poder divino devoró a las de sus opositores, mostrando de esa manera que el poder divino era mucho mayor, y suprimía toda autoridad o fuerza que se opusiera a él y a su propósito ¿Recordamos la mención que Cristo hiciera cuando refirió que el hombre fuerte (Satán), habría de ser humillado y vencido por el Hombre más fuerte (Jesús, el Verbo divino, Rey de reyes y Señor de señores)? Las serpientes y las culebras eran figuras con las que el pueblo egipcio en general estaba muy familiarizado, siendo para ellos muy emocionante ese duelo en el que Egipto quedara avergonzado. El Faraón representaba la autoridad; pero sus hechiceros eran los que representaban el poder; ambos fueron derrotados en esta ordalía. Frente a aquel bochorno, respondió con altanería y grosería; pero el Faraón sintió que la noche se le venía.
=== El Nilo era considerado un dios egipcio, siendo la fuente que los sustentara. alimentara y bendijera; y el Señor decidió corromperlo, convirtiendo sus aguas en sangre, destruyendo su riqueza ictiológica, y haciéndolo imbebible. De él comenzó a salir una pestilencia que hería aun el olfato menos sensible, y el vanidoso pueblo egipcio sintió asco de sus 'divinas aguas', alejando a los diarios usuarios, y llevándolos al extremo de tener que cavar pozos a trabajos forzados para no morir de sed ante semejante espectáculo. El par de imberbes: Janes y Jambres, también hicieron convertir el agua en sangre; PERO NO PUDIERON EVITAR QUE LA DIVINA MALDICIÓN SOBRE EL NILO SE REDUJERA O DESAPARECIERA, arguyendo el Señor con ello, una vez más, que el diablo no puede revocar la divina ordenación. ¿Para qué quería el Faraón más sangre en aquel lugar? Probablemente fue una débil réplica de los ya 'desvarados' brujildos de medio pelo, queriendo decirle que ellos también podían hacer ese 'truco mágico'; pero no podían cambiar la autoridad y el poder del mandato divinal. ¡A beber sangre Dráculas egipcios, y a decir que es vino de buena calidad!
=== Para que no se pensara que el poder divino estaba reducido a una dimensión minúscula y limitada, el Señor hizo aparecer sangre en los vasos de beber, y en otros utensilios. Me parece ver a Aarón moviendo su vara en giros concéntricos para hacer que todo alrededor hediera, y donde hubiera algún recurso hídrico, la viscosa sangre hiciera su aparición. Egipto jamás había visto una cosa como esa, asombrando a todos los habitantes, quienes tuvieron que soportar durante una semana ese hedor que llegó a convertirse en algo familiar para los egipcios que iban viendo que sus dioses no valían un centavo partido por la mitad. La sangre en el Propiciatorio es la respuesta al problema del pecado, implicando que la justicia divina ha sido satisfecha, y que Dios le otorga el perdón y la redención al pecador arrepentido. Pero la sangre en el río Nilo evidenciaba la culpa del Faraón, y su torpe obstinación al mandamiento divino que una y otra vez le fuera recordado: "DEJA IR A MI PUEBLO PARA QUE ME SIRVA". Y eso es lo que hay que recordarle al enemigo de nuestras almas para que nuestra comunión con el Padre sea perfecta. ¡El Padre tiene una forma de ser que me encanta!
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 16/05/2018 MENSAJE # 2489
EL ACCIONAR DIVINO NO HA DE SER ENTENDIDO MIENTRAS SE ESTÁ EJECUTANDO, SINO QUE HA DE SER JUZGADO POR SUS RESULTADOS, PARA QUE ENTONCES SURJA DESDE LO PROFUNDO DE NUESTROS CORAZONES EL AMÉN QUE REFRENDA EL DIVINAL FLUIR.
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