LIMA - PERÚ SÁBADO 12 DE MAYO DEL 2018 MENSAJE # 2481
MALAQUIAS 1:1-5.
"Profecía de la palabra de Yahweh contra Israel, por medio de Malaquías. Yo os he amado, dice Yahweh; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Yahweh. Y amé a Jacob. Y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto. Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo arruinado; así ha dicho Yahweh de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré; y les llamarán territorio de impiedad, y pueblo contra el cual Yahweh está indignado para siempre. Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Yahweh engrandecido más allá de los límites de Israel".
=== El panorama profético que aquí se registra posee la peculiaridad de un diálogo entre Yahweh y la nación israelita; lo decimos porque el profeta, de parte de Yahweh, habla clara y muy fuertemente contra la nación por una serie de actitudes profanas, insolentes e infames contra la Deidad. El trasfondo de la profecía de Malaquías puede ser observado al leer los textos de Esdras (Sacerdote levítico), y Nehemías (Nombrado gobernante por el rey de turno en Persia). El retorno del pueblo desde donde estuvieran cautivos, los trajo a Jerusalén con la intención de restaurar la ciudad y el templo, y la nación misma. La oposición y la desidia, 'hicieron química', y la frialdad, el desdén y la profanidad que pudieran sintetizarse en el olvido de la Deidad y sus derechos, perdiéndose el panorama relacional hasta llegar a una total neutralidad; el sacerdocio, se corrompió, y se prestó para guardar las formas sin el fondo, es decir, estando exentos del temor a Dios, y permitiendo el divorcio de judíos para establecer matrimonios con mujeres impías, siendo infieles al pacto celebrado con Dios y sus cónyuges; y dejando de diezmar y ofrendar, para quitar de en medio la adoración que al Padre se debía con las primicias de todos sus frutos, y otras cosas que sería ocioso citar. Esta era la mayor ofensa que podía hacérsele al Dios de Pactos, quien los hubiera devuelto a la tierra de promisión con los mejores auspicios.
=== Cuando Dios reclama en lo tocante al amor que él les había brindado, y que ellos debieran agradecer por todas las bondades que recibieran, que recibían y recibirían; contestaron a Dios irreverentemente, aduciendo que en qué consistía el amor del que hablaba, desdeñando su elección y la multitud de bendiciones recibidas durante siglos. Este pueblo endurecido va a contestar a Dios del mismo modo en cada pregunta que el Padre les hiciera, y cada protesta sería respondida con total acritud y menosprecio; hay, pues, un pueblo endurecido en extremo y una Deidad dolida y ofendida. Somos testigos, contra nosotros mismos, que el amor humano es mudable y caprichoso; mas el del Señor permanece invariable, no cambiando aunque las cosas cambiaran para los ingratos, los cuales disfrutan del dolor que le causan al Padre, viéndolo como un 'viejo sensiblero y ridículo' asumiéndolo como un perdedor. Un escueto análisis nos permite hallar en los corazones israelitas profanas injurias, sacrilegios, una gran codicia, una total indiferencia, una gran perversidad que niega los valores espirituales y morales, hurtos y blasfemias, sin que ello sea estimado como impiedad por aquellos corazones réprobos que miraran su actitud como algo natural. El proceso pecaminoso que los hiciera tan duros y refractarios al Señor, es expuesto por el Padre a lo largo del libro. Pero tenemos que volver al punto en que el amor divino toca el aspecto de la elección.
=== El que debió recibir la herencia era Esaú; pero él la perdió por su actitud indiferente y menospreciadora en lo concerniente a la herencia, y eso lo marcó definitivamente. El interesado Jacob la supo comprar por un plato de lentejas y un poquito de insistencia. Lo que vino después fue una directa consecuencia del juicio divino, y los herederos no habían traído a su memoria que la actitud divina mostró su amor para con ellos, sacándolos de Egipto, y haciéndoles heredar el territorio que poseían. Sus pecados los erradicaron, y Yahweh fue a su rescate; y en ello es verdadero el dicho: Nada se recuerda más que una ofensa; nada se olvida más rápido que el divino favor. El desechamiento de Edom implica que la elección divina es real, y válida por todas las edades, haciendo trascendente su amor y sus promesas, constituyéndola en herencia para el pueblo elegido. No seamos desleales.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 12/05/2018 MENSAJE # 2481
"Profecía de la palabra de Yahweh contra Israel, por medio de Malaquías. Yo os he amado, dice Yahweh; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Yahweh. Y amé a Jacob. Y a Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los chacales del desierto. Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo arruinado; así ha dicho Yahweh de los ejércitos: Ellos edificarán, y yo destruiré; y les llamarán territorio de impiedad, y pueblo contra el cual Yahweh está indignado para siempre. Y vuestros ojos lo verán, y diréis: Sea Yahweh engrandecido más allá de los límites de Israel".
=== El panorama profético que aquí se registra posee la peculiaridad de un diálogo entre Yahweh y la nación israelita; lo decimos porque el profeta, de parte de Yahweh, habla clara y muy fuertemente contra la nación por una serie de actitudes profanas, insolentes e infames contra la Deidad. El trasfondo de la profecía de Malaquías puede ser observado al leer los textos de Esdras (Sacerdote levítico), y Nehemías (Nombrado gobernante por el rey de turno en Persia). El retorno del pueblo desde donde estuvieran cautivos, los trajo a Jerusalén con la intención de restaurar la ciudad y el templo, y la nación misma. La oposición y la desidia, 'hicieron química', y la frialdad, el desdén y la profanidad que pudieran sintetizarse en el olvido de la Deidad y sus derechos, perdiéndose el panorama relacional hasta llegar a una total neutralidad; el sacerdocio, se corrompió, y se prestó para guardar las formas sin el fondo, es decir, estando exentos del temor a Dios, y permitiendo el divorcio de judíos para establecer matrimonios con mujeres impías, siendo infieles al pacto celebrado con Dios y sus cónyuges; y dejando de diezmar y ofrendar, para quitar de en medio la adoración que al Padre se debía con las primicias de todos sus frutos, y otras cosas que sería ocioso citar. Esta era la mayor ofensa que podía hacérsele al Dios de Pactos, quien los hubiera devuelto a la tierra de promisión con los mejores auspicios.
=== Cuando Dios reclama en lo tocante al amor que él les había brindado, y que ellos debieran agradecer por todas las bondades que recibieran, que recibían y recibirían; contestaron a Dios irreverentemente, aduciendo que en qué consistía el amor del que hablaba, desdeñando su elección y la multitud de bendiciones recibidas durante siglos. Este pueblo endurecido va a contestar a Dios del mismo modo en cada pregunta que el Padre les hiciera, y cada protesta sería respondida con total acritud y menosprecio; hay, pues, un pueblo endurecido en extremo y una Deidad dolida y ofendida. Somos testigos, contra nosotros mismos, que el amor humano es mudable y caprichoso; mas el del Señor permanece invariable, no cambiando aunque las cosas cambiaran para los ingratos, los cuales disfrutan del dolor que le causan al Padre, viéndolo como un 'viejo sensiblero y ridículo' asumiéndolo como un perdedor. Un escueto análisis nos permite hallar en los corazones israelitas profanas injurias, sacrilegios, una gran codicia, una total indiferencia, una gran perversidad que niega los valores espirituales y morales, hurtos y blasfemias, sin que ello sea estimado como impiedad por aquellos corazones réprobos que miraran su actitud como algo natural. El proceso pecaminoso que los hiciera tan duros y refractarios al Señor, es expuesto por el Padre a lo largo del libro. Pero tenemos que volver al punto en que el amor divino toca el aspecto de la elección.
=== El que debió recibir la herencia era Esaú; pero él la perdió por su actitud indiferente y menospreciadora en lo concerniente a la herencia, y eso lo marcó definitivamente. El interesado Jacob la supo comprar por un plato de lentejas y un poquito de insistencia. Lo que vino después fue una directa consecuencia del juicio divino, y los herederos no habían traído a su memoria que la actitud divina mostró su amor para con ellos, sacándolos de Egipto, y haciéndoles heredar el territorio que poseían. Sus pecados los erradicaron, y Yahweh fue a su rescate; y en ello es verdadero el dicho: Nada se recuerda más que una ofensa; nada se olvida más rápido que el divino favor. El desechamiento de Edom implica que la elección divina es real, y válida por todas las edades, haciendo trascendente su amor y sus promesas, constituyéndola en herencia para el pueblo elegido. No seamos desleales.
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 12/05/2018 MENSAJE # 2481
LAS BONDADES DIVINAS DEBEN SER RECONOCIDAS COMO TALES, TODAS ELLAS LLEGAN A NOSOTROS COMO DÁDIVAS DIVNAS. ESTO DEBE COLOCAR EN NOSOTROS UN IMPULSO PARA SER AGRADECIDOS SIEMPRE, RECONOCIENDO CONSTANTEMENTE LA BUENA MANO DE DIOS SOBRE NOSOTROS. ¡SEAMOS AGRADECIDOS!
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