LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 23 DE MAYO DEL 2018 MENSAJE # 2503
JUAN 1:1-5. (VERSIÓN REINA-VALERA CONTEMPORÁNEA).
"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Por él fueron hechas todas las cosas. Sin él nada fue hecho de lo que ha sido hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
=== Los evangelistas sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), según sus enfoques, presentaron a Jesús como Rey, como Siervo y como Hombre. Para Juan, ya en las postrimerías del siglo I, el enfoque sería distinto, presentándolo como Dios manifestado en carne, en aquella forma antropomórfica que conocemos como Jesús, el Hijo de Dios. Las palabras VERBO=PALABRA; SKEMATIZÓ=TABERNACULIZÓ, son típicas de Juan, quien retrocediera al principio de todas las cosas, para revelarnos el plano eternal que creara la cronología humana y determinara todo lo que el propósito de Dios operaría por las edades. Volvamos con él hacia la eternidad pasada, antes de que al reloj del tiempo le dieran cuerda, y comprendiéramos el génesis u origen de todas las cosas, es decir el punto de partida de la energía seminal que es revelada como EL VERBO o LA PALABRA que el Padre utilizara para darle a todo un inicio y sazón, siendo por eso que el espíritu del escritor de este evangelio fuera llevado a la bendita realidad que todo lo comienza e imparte, a la prima esencia divina, a Jesús como el Verbo, como aquello que llena el corazón de Dios y que está a punto de brotar en aquel sonido que producirá en el espacio y el tiempo lo que conocemos como la cronología humana. Los tres aspectos señalados por Juan, son muy semejantes a la forma en la que él suele compartirnos las cosas divinas: Lo que es, lo que ha sido y lo que será, buscando conjugar la realidad en los tiempos verbales: Pasado, presente y futuro, abarcando el infinitivo en un panorama trinitario y tripartito.
=== El principio (el origen o inicio de todo y de todas las cosas) reconoce al Verbo como coigual, coesencial y coeternal con el Padre, no habiendo superioridades ni inferioridades, siendo la única diferencia la función que cada uno toma para el panorama creacional, operacional y redentivo (después de la caída) abarcándolo todo en su razón e intento. El Verbo era o existía desde el principio, siendo parte del Padre y de la Deidad trina. La expresión del Padre tomó la forma de un ser antropomórfico, evidenciándose a sí mismo en una forma que fuera entendida o comprendida por sus seres creados, en la individualidad del Señor Jesucristo como Dios manifestado en carne. La cuidadosa planificación trina era para cubrir el plan y propósito del Padre en el período comprendido por las edades: El Padre sería la fuente de todo lo creado; el Hijo, como la Palabra, describiría y graficaría cada cosa que el Padre quisiera traer a existencia; y el Espíritu Santo se encargaría de plasmar todo ello en el espacio y el tiempo, dándole a la creación fondo, forma y sentido, implicando que todo ello obedecería a un plan específico que se ejecutaría en la corriente del tiempo, para luego constituirse en algo trascendente. El corazón del Padre era la fuente de la que todo procedía; y así como la lengua articula las palabras, focalizando el sentido de lo que Dios padre quería hacer; el Espíritu tomaría dichas expresiones para que se constituyeran en algo visible, inteligible y tangible, forjando figuras tridimensionales que tuvieran su origen en la cuarta dimensión, las que al fusionarse compondrían nuestra realidad, en la que vivimos, nos movemos y somos.
=== Y ahora, Juan pasa a referir el cómo estas cosas llegaron a ser y tuvieron una física representación (He.11:3; 1:3). Al decir: ÉSTE, define una individualidad, una personalidad, una entidad, esto ya en el contexto real, y no meramente en el virtual. Juan nos está comunicando lo tangible, lo que ha ingresado en el contexto de las edades con una figura antropomórfica. Y añade que todo y todas las cosas fueron hechos por éste, y que es la sustancia o esencia de todo lo existente, sin lo cual dejaría de ser. Juan no se detiene allí, sino que prosigue arguyendo que en éL estaba la VIDA (Nótense los tiempos verbales usados por Juan, refiriéndose a hechos pasados, mirando todavía hacia atrás). y la VIDA ZOE, la que todo lo genera se constituiría en LA LUZ DE LA HUMANIDAD, implicando un revestimiento glorioso para los seres creados por la Deidad. El día que el Espíritu iluminara con la luz divinal lo existente, nos impartió esa naturaleza luminosa (Stg.1:18-19), la misma que al ser recobrada en la vida de resurrección nos hará alumbrar para perpetua eternidad (Mt.13:43). La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella (v.5).
"En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Éste era en el principio con Dios. Por él fueron hechas todas las cosas. Sin él nada fue hecho de lo que ha sido hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de la humanidad. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
=== Los evangelistas sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), según sus enfoques, presentaron a Jesús como Rey, como Siervo y como Hombre. Para Juan, ya en las postrimerías del siglo I, el enfoque sería distinto, presentándolo como Dios manifestado en carne, en aquella forma antropomórfica que conocemos como Jesús, el Hijo de Dios. Las palabras VERBO=PALABRA; SKEMATIZÓ=TABERNACULIZÓ, son típicas de Juan, quien retrocediera al principio de todas las cosas, para revelarnos el plano eternal que creara la cronología humana y determinara todo lo que el propósito de Dios operaría por las edades. Volvamos con él hacia la eternidad pasada, antes de que al reloj del tiempo le dieran cuerda, y comprendiéramos el génesis u origen de todas las cosas, es decir el punto de partida de la energía seminal que es revelada como EL VERBO o LA PALABRA que el Padre utilizara para darle a todo un inicio y sazón, siendo por eso que el espíritu del escritor de este evangelio fuera llevado a la bendita realidad que todo lo comienza e imparte, a la prima esencia divina, a Jesús como el Verbo, como aquello que llena el corazón de Dios y que está a punto de brotar en aquel sonido que producirá en el espacio y el tiempo lo que conocemos como la cronología humana. Los tres aspectos señalados por Juan, son muy semejantes a la forma en la que él suele compartirnos las cosas divinas: Lo que es, lo que ha sido y lo que será, buscando conjugar la realidad en los tiempos verbales: Pasado, presente y futuro, abarcando el infinitivo en un panorama trinitario y tripartito.
=== El principio (el origen o inicio de todo y de todas las cosas) reconoce al Verbo como coigual, coesencial y coeternal con el Padre, no habiendo superioridades ni inferioridades, siendo la única diferencia la función que cada uno toma para el panorama creacional, operacional y redentivo (después de la caída) abarcándolo todo en su razón e intento. El Verbo era o existía desde el principio, siendo parte del Padre y de la Deidad trina. La expresión del Padre tomó la forma de un ser antropomórfico, evidenciándose a sí mismo en una forma que fuera entendida o comprendida por sus seres creados, en la individualidad del Señor Jesucristo como Dios manifestado en carne. La cuidadosa planificación trina era para cubrir el plan y propósito del Padre en el período comprendido por las edades: El Padre sería la fuente de todo lo creado; el Hijo, como la Palabra, describiría y graficaría cada cosa que el Padre quisiera traer a existencia; y el Espíritu Santo se encargaría de plasmar todo ello en el espacio y el tiempo, dándole a la creación fondo, forma y sentido, implicando que todo ello obedecería a un plan específico que se ejecutaría en la corriente del tiempo, para luego constituirse en algo trascendente. El corazón del Padre era la fuente de la que todo procedía; y así como la lengua articula las palabras, focalizando el sentido de lo que Dios padre quería hacer; el Espíritu tomaría dichas expresiones para que se constituyeran en algo visible, inteligible y tangible, forjando figuras tridimensionales que tuvieran su origen en la cuarta dimensión, las que al fusionarse compondrían nuestra realidad, en la que vivimos, nos movemos y somos.
=== Y ahora, Juan pasa a referir el cómo estas cosas llegaron a ser y tuvieron una física representación (He.11:3; 1:3). Al decir: ÉSTE, define una individualidad, una personalidad, una entidad, esto ya en el contexto real, y no meramente en el virtual. Juan nos está comunicando lo tangible, lo que ha ingresado en el contexto de las edades con una figura antropomórfica. Y añade que todo y todas las cosas fueron hechos por éste, y que es la sustancia o esencia de todo lo existente, sin lo cual dejaría de ser. Juan no se detiene allí, sino que prosigue arguyendo que en éL estaba la VIDA (Nótense los tiempos verbales usados por Juan, refiriéndose a hechos pasados, mirando todavía hacia atrás). y la VIDA ZOE, la que todo lo genera se constituiría en LA LUZ DE LA HUMANIDAD, implicando un revestimiento glorioso para los seres creados por la Deidad. El día que el Espíritu iluminara con la luz divinal lo existente, nos impartió esa naturaleza luminosa (Stg.1:18-19), la misma que al ser recobrada en la vida de resurrección nos hará alumbrar para perpetua eternidad (Mt.13:43). La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no prevalecieron contra ella (v.5).
EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 23/05/2018 MENSAJE # 2503.
JUAN DESTACA SIEMPRE EL ASPECTO ORIGINAL DE LAS COSAS, BUSCANDO SUSTANCIAR NUESTRO ENTENDIMIENTO, PARA QUE NO ACEPTEMOS NINGUNA FANTASÍA O HIPÓTESIS QUE PRETENDA TENER DIVINOS FUNDAMENTOS.
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